Si la semana pasada la Compañía Nacional de Danza elevaba la temperatura madrileña con su programa América, ahora toca refrescarnos con Europa, justo antes de votar en las elecciones generales y echar el cierre por verano. Para la ocasión, la compañía que dirige Joaquín de Luz ofrece una triada de coreografías que constituye un fino equilibrio de estilos y latitudes, todas europeas.
Con la primera subida de telón del Teatro de la Zarzuela, la CND nos enamora con Bella Figura, una vibrante coreografía de Jirí Kylián estrenada a finales del siglo pasado por el Nederlands Dans Theater y asumida por la CND hace menos de un año.
En palabras del coreógrafo, Bella Figura es como “caer hacia un sueño”, a lo que podríamos agregar: y buscar el equilibrio en lo imposible. Aquí, el gran Kylián de siempre intenta encontrar la hermosura en cada gesto físico y la CND aporta la excelsa calidad de sus bailarines para lograrlo.
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Una vez más, la representación logra captar la majestuosidad de la coreografía original fluyendo sobre la música. Mientras tanto, en un escenario en ocasiones enmarcado con oscuras cortinas, la danza brota sin límites con elegante y sutil sincronía.
Tras el primer descanso: Sad Case —de la cordobesa Sol León y el británico Paul Lightfoot— vuelve a los escenarios madrileños con ese mambo trepidante que otras veces se me ha atragantado.
Reconozco que mi subjetividad con esta coreografía mucho tiene que ver con mi origen caribeño; se me torna difícil la disonancia entre el mambo y los movimientos. En esta segunda lectura de Sad Case, y tratando de alejar el hecho de que es una interpretación demasiado europea de un ritmo caliente, reconozco estar frente a una joya coreográfica con la que la CND hace gala de perfección interpretativa, algo que el público premió brindando sonoros aplausos y vítores.
Y para el final, el estreno absoluto de A tu vera de Joaquín de Luz y Sara Calero. Con esta creación ambos coreógrafos y bailarines han querido derribar barreras, eliminar la compartimentación artificial entre estilos y escuelas, buscar la unidad y olvidar la diferencia.
Con música en directo y una atractiva escenografía que nos sorprende hacia el final, A tu vera es un laboratorio de ideas coreográficas riesgosas, una fusión que aún necesita cierto rodaje para cristalizar. Llena de magníficos solos y con algún desacierto desmedidamente clásico, la clasificaría como una pieza que puede convertirse en referencia luego de un razonado proceso de depuración que, seguramente, ya estará en marcha por parte de sus creadores.
Sin dudas, Europa de la CND es una buena elección para hacer más frescas estas noches estivales y más llevaderas las discordias electorales a las que estamos asistiendo por estos días.