Decía Alicia Alonso, quizá la última diva clásica, que un programa variado de danza para una función es mucho más difícil que un único ballet. Muchas son las variables a dominar: el equilibrio en tiempos y diversidad, la apertura y el cierre, el mejor momento para el descanso y ese etcétera que impregna todo espectáculo.
Para cerrar el año y luego de una rutilante gira por suelos cubanos, la Compañía Nacional de Danza ha escogido un difícil programa con tres firmas en los Teatros del Canal. Alejándose de las edulcoradas apuestas de la mayoría agrupaciones de danza por estas fechas, y hablo de los insufribles Cascanueces que ahogan en diciembre a los teatros de medio mundo, Joaquín de Luz ha apostado por coreografías de compleja ejecución y virtuosa puesta en escena.
La noche comienza con el estreno absoluto de Where you are, I feel, del bailarín y coreógrafo Valentino Zucchetti, una creación fluida que requiere sincronía y trabajo coral. Mientras la música de Edvard Grieg se apodera del recinto, los bailarines parecen celebrar el amor en todas sus facetas. Sin embargo, algo desentona en el escenario. El poderoso desafío parece retar, demasiado, las ansias de un destacar propio por encima del grupo. En ocasiones el bailarín debe dejar de ser individuo para formar parte del conjunto. El necesario rodaje de una coreografía que promete será el fármaco para elevarla al nivel que se le exige a una compañía de excelencia como la CND.
Tras un brevísimo intermedio, el telón desaparece para mostrarnos una lectura particular del amor, el miedo y la pérdida a través de tres pas de deux. Love Fear Loss lleva la firma del brasileño Ricardo Amarante y contó con la interpretación, en directo, por parte del pianista cubano Marcos Madrigal de canciones popularizadas por Edith Piaf.
El primer pas de deux a cargo de quien ya se va erigiendo como el Apolo de la CND, Benjamin Poirier, y una segura Yaman Kelemet, recreó el amor de pareja; ese que recordamos e idealizamos. La segunda pareja de esta coreografía buscó transmitir el miedo y destacó, con brillantez, la interpretación de Yanier Gómez Noda quien, junto a Kayoko Everhart, elevó a nivel sublime el desasosiego que este sentimiento nos hace vivir. Para cerrar, la pérdida tuvo como protagonistas a Cristina Casa e Ion Agirretxe quienes, a pesar de varios tropiezos técnicos, lograron redondear su interpretación con el dramatismo requerido.
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Fue entonces cuando llegó el segundo estreno absoluto de la noche, Passengers Within; la última coreografía de Joaquín de Luz con música de Phillip Glass. Una composición coral ágil y vistosa que saca lo mejor de cada bailarín. La obra de De Luz es realmente ambiciosa. Aunque aún necesita de ciertos ajustes se vislumbra con grandes posibilidades. En esta ocasión, una vez más, la interpretación a destacar ha sido la de Yanier Gómez Noda, quien volvió a mostrar una ejecución impecable de cada movimiento.
“Un programa variado es más difícil que un único ballet por función”, decía la Alonso. La CND, fiel en su búsqueda de la perfección, nos ha brindado una noche de elegantes interpretaciones con un programa equilibrado que recomiendo no perderse.