¿Qué libro tiene entre manos?
Acabo de terminar Simón, de Miqui Otero, pero también estoy con un par de biografías: una de Pauline Viardot y otra de Maruja Mallo. Y algo de poesía, siempre.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
Suelo ser tenaz: sólo abandono un libro por el siguiente.
¿Con qué personaje le gustaría tomar un café mañana?
Con cualquier filósofo. Javier Gomá, por ejemplo.
¿Recuerda el primer libro que leyó?
Creo que fue uno de cuentos en el que existían varios finales posibles y tú ibas eligiendo el recorrido.
¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?
Desgraciadamente dispongo de muy poco tiempo libre, así que leo casi siempre antes de ir a dormir, generalmente las biografías y la poesía. Todo lo que tenga que ver con ficción, en el AVE y los aviones.
Cuéntenos la experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
El descubrimiento de la danza contemporánea, cuando entré en el Institut del Teatre de Barcelona. Digamos que hasta entonces mi visión de la danza, y por ende de las artes, era clásica.
Dice que a Tosca había que quitarle algo de polvo. ¿Cómo ha ‘actualizado’ este título icónico?
Las artes escénicas son actuales por definición, hechas aquí y ahora para el espectador de hoy. Se trataría, por el contrario, de eliminar todo aquello accesorio que se interpone entre el artista y el público. Creo que la sencillez, la simplicidad y la dimensión humana son tres componentes necesarios para entender hoy la ópera. Esta Tosca es muy humana, con personajes que sufren, que se contradicen, llenos de aristas y contrastes.
¿Qué es lo que más le gusta de dirigir ópera?
Sin dudarlo, la conjunción de la música con la palabra y el silencio.
Su actividad, como director y escenógrafo, es frenética. ¿Se toma vacaciones este verano?
Este verano tendré algo más de una semana de vacaciones y la pienso disfrutar a tope. Es cierto que mi actividad es importante, no sé si frenética. Eso sí, es mi particular forma de luchar contra la muerte: hacer tantas cosas como si hubiera tenido ya tres vidas y dos carreras.
¿Le importa la crítica, le sirve de algo?
Sólo me importan (y sirven) las opiniones de personas que para mí tienen autoridad ética y artística. Al resto, le dedico una frase muy divertida que leí hace poco: “No me importa ni mi opinión, así que imagínate la de los demás…”. [Risas]
¿Cuál es la última exposición que ha visitado?
La de Felix Gonzalez-Torres en el MACBA de Barcelona.
¿Qué obra teatral le ha impactado últimamente?
3 anunciaciones, de Pascal Rambert, en el Teatro Central de Sevilla. Teatro poético, místico, de ideas, de altura. Sencillez y potencia: salí conmocionado.
¿Qué película ha visto más veces?
El gatopardo, de Visconti. Su secuencia inicial me parece sublime. De cine más reciente me quedo con el inicio de Melancolía, de Lars Von Trier.
¿Se ha enganchado a alguna serie?
No soy consumidor habitual de series. Me interesa mucho más la literatura y el pensamiento.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Gracias a mi trabajo, he tenido la suerte de conocer muchos países. Si vivo aquí es porque me gusta este país. Nuestro patrimonio artístico y cultural es infinito. Somos una cultura milenaria llena de futuro.
Una idea para mejorar la situación cultural del país.
Cada vez me cuesta más dar consejos o ideas. Pero si tengo que dar una sería fomentar el carácter crítico de los ciudadanos, evitando el pensamiento único uniformizante y descubriendo el universo maravilloso que se esconde tras la confrontación de ideas; la pasión por seducir al otro con las nuestras a base de argumentos. Me resulta hasta sexy, creo. [Risas]