Llevan años la pianista Gabriela Montero y el chelista Gautier Capuçon tocando juntos; y grabando algunas de sus actuaciones. Recordemos su ya antiguo CD de 2008 dedicado a sonatas de Rajmáninov y Prokofiev, que, casualmente, reseñamos positivamente en estas páginas y que ahora rememoramos para comentar la actuación que ambos intérpretes van a tener en Madrid, dentro de los ciclos del CNDM, este martes.
Será el momento de volver a enfrentarnos con su apasionada manera de tocar y que da forma, contenido y sentido a la obra del primero, que es justamente la que cerrará este concierto y en la que ambos intérpretes dan lo mejor de sí mismos mostrando bien a las claras su contagiosa manera de cantar, su fraseo vigoroso y su encendido lirismo. El piano de Montero se integra admirablemente con el violonchelo caliente del menor de los hermanos Capuçon.
Recordemos que Gautier (1981) es oriundo de Chambéry (Francia) y que sigue a distancia el credo de uno de sus maestros, el extinto Heinrich Schiff, que lo encauzó por los mejores caminos. Estos lo han conducido hasta ese grado de madurez en el que la sonoridad es muelle, cálida y anchurosa. Emplea habitualmente un muy buen instrumento: un Goffriller de 1701. Frasea con irreprochable musicalidad y sortea con fortuna las peligrosas agilidades, solo con leves motas referidas a episódicas destemplanzas en la zona más aguda. En el concierto que comentamos, la Sonata op. 19 de Rajmáninov, escrita en sol menor, estará acompañada por las Piezas de fantasía op. 73 de Schumann y de la Sonata nº 2 en re menor op. 58 de Mendelssohn.