¿Qué libro tiene entre manos?
La pasión de la mente occidental de Richard Tarnas y Más allá del espacio vacío de Peter Brook.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
La lectura de una partitura.
¿Con qué personaje le gustaría tomar un café mañana?
Vaya, hay muchos... Escogería a Beethoven o a Mozart (los dos compositores, ya ve).
¿Recuerda el primer libro que leyó?
No. Recuerdo los de las aventuras de Los cinco de Enid Blyton, La expedición de la Kon-Tiki y parecidos.
¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?
Leo como y cuando puedo: en los viajes en avión y esperas en aeropuertos, en los hoteles cenando y prioritariamente por la noche antes de acostarme.
Cuéntenos la experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
Ingresar a los nueve años en la Escolanía de Montserrat y vivir allí hasta los catorce. El Monasterio de Montserrat, aparte de un gran centro religioso, era un núcleo cultural de primera magnitud, tanto en lo que se refiere a estudios teológicos, históricos, literarios... como musicales y artísticos en general. Allí vi por primera vez ediciones facsímiles de Bach, Haendel...
Desgraciadamente, nos quedamos sin ver el Lohengrin de Katharina Wagner. ¿Qué nos perdimos?
Una lectura musical mucho más cercana a Schubert, con menos peso y más transparencia. Katharina Wagner, por su parte, ofrece una nueva dramaturgia del personaje central y de los tradicionalmente ‘malos’, Ortrud y Friedrich.
¿Como director musical del Liceo, ¿qué balance hace de esta temporada interrumpida?
Muy positivo y esperanzador. El público está muy conectado. Pero lo que más esperanza me da es que en el equipo que tenemos al frente, presidente, dirección general y dirección artística, hay calidad profesional y humana.
¿Cómo está viviendo el confinamiento?
Pues como puedo... Me doy cuenta que por primera vez en muchos años mi vida no va guiada por un foco urgente e inmediato. Espero que esta parada súbita y salvaje sirva para que recapacitemos.
La música está jugando un papel clave. ¿Cómo describiría su importancia?
Siempre ayuda. Además, los músicos, de forma absolutamente altruista, están ofreciendo su saber y su arte.
¿Le importa la crítica, le sirve para algo?
Comparto la idea de Karajan, que decía que la crítica era un juego en el que si te crees las buenas debes creerte también las malas. Y le aseguro que después de un concierto, nadie sabe mejor que yo lo que hemos hecho bien o no tan bien.
¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?
No distingo entre barreras cronológicas, me apasiona por igual el arte rupestre que el románico, el renacimiento o el arte contemporáneo –evidentemente teniendo mis propias preferencias–.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
Tengo y he tenido muy buenos amigos pintores, de manera que en las paredes de casa hay obras de Plensa, Tàpies o Amat. De autores que amo profundamente, como Miró, Picasso y tantos otros, tengo reproducciones en estupendos libros.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Como todo en la vida, hay cosas que me gustan mucho y otras que no tanto. ¿Qué me gusta? La diversidad, la pluralidad, la chispa, el gracejo, la espontaneidad, el clima, la gastronomía... ¿Qué no me gusta? La tendencia a la envidia, a la charlatanería, a hablar mal de los otros, lo que nos llegamos a complicar la vida... ¡Pues eso!
Una idea para mejorar la situación cultural del país.
Invertir en educación. También hay que cuidar a nuestros artistas, escucharlos, son nuestro bien más preciado. Y por favor, que los que deciden sobre nuestro futuro artístico, sepan, conozcan y amen la cultura y el arte.