Una obra en la que juntan sus talentos Chevi Muraday (dirección artística y coreografía), su compañía Losdedae, Juan Carlos Rubio (dramaturgia), Marina Seresesky (textos), Aitana Sánchez-Gijón (intérprete junto a Alberto Velasco, Maximiliano Sanford y Carlos Beluga) y Curt Allen Willmer (escenografía) no tiene más remedio que despertar una gran expectación. Tendremos ocasión de comprobarlo este viernes, 25, en el Cervantes de Alcalá de Henares, el 1 y 2 de noviembre en el Calderón de Valladolid y a partir del 4 de diciembre en el Español de Madrid.

Juana, un homenaje “al legado histórico de la mujer” con nombre propio, surge de lo que Rubio califica como el “volcán creativo” de Muraday, que, desde el primer momento, ya tenía el proyecto preparado para que fuera protagonizado por Sánchez-Gijón. La lectura de la escritora brasileña Clarice Lispector (de la que se incluyen textos en el montaje) fue el detonante. “En Losdedae llevamos trabajando la palabra y la danza desde su nacimiento –explica Muraday a El Cultural–. Entendemos que la frontera que las separa es efímera, por lo que podemos jugar orgánicamente entre ellas. Los textos de Lispector, Rubio y Seresesky son imprescindibles para que nuestras juanas bailen entre sus silencios”. Juana de Arco, Juana la Loca, Sor Juana Inés de la Cruz y la Papisa Juana, entre otros nombres, son algunos de los personajes que, a través de la voz y el rostro de Sánchez-Gijón, se preguntarán sobre el papel de la mujer a lo largo de la historia. “Es un espectáculo –explica– que arranca de las profundidades de la tierra los cuerpos de mujeres que lucharon y luchan por defender sus deseos”.

Ausencia de cronología



Según Juan Carlos Rubio, la unión entre palabra y movimiento solo puede realizarse desde la emoción: “Es la única manera posible. Juana es un espectáculo visceral, animal. La palabra está al servicio del movimiento. No hay historia cronológica. Es un viaje creado en torno al eco, al vestigio de esas mujeres, a lo que nos siguen tocando y preocupando en estos momentos. Y aunque haya hechos reconocibles de sus biografías lo importante es reflejar la emoción que recorrió sus existencias”.

“Juana es visceral, animal. La palabra está al servicio del movimiento. Es un viaje creado en torno al eco y al vestigio”

El director de obras como Humo, Arizona, El príncipe de Maquiavelo, Páncreas y Muñeca de porcelana considera que en este espectáculo la palabra ocupa el espacio justo, el instante en el que el movimiento se hace verbo: “Hemos intentado que sume, que multiplique. Creo que funciona muy bien esa simbiosis gracias al fabuloso trabajo de los actores y bailarines”. Esa labor, protagonizada por Aitana Sánchez-Gijón, Rubio la califica de deslumbrante: “Es una actriz de pura raza. Con esta obra va a sorprender. No podía imaginar una mejor Juana que ella”.

El polifacético Juan Carlos Rubio, que prepara en estos momentos Trigo Sucio, de Mamet, junto a Nancho Novo, Eva Isanta, Norma Ruiz y Fernando Ramallo, destaca en estas juanas su incapacidad de ser verdaderamente libres, su angustia ante una época y una sociedad empeñadas en cortar sus alas y domesticarlas: “Desde el primer momento me ha parecido fascinante reunir las figuras de diferentes juanas de la historia en una sola obra”. Muraday, por su parte, considera que el elemento que las une, su fuerza motora, se encuentra en “la necesidad del ser”.

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