Un viaje por la diversidad es el lema de la V edición del Festival de Teatro Social Con-Vivencias que tiene lugar en Madrid hasta el día 16 de junio y que está organizado por la entidad Órbita Diversa. Dentro de esta cita, entre muchas compañías que luchan diariamente contra una programación que no les deja paso, se encuentra la obra Gandula, ley de vagos y maleantes. Se representa en el madrileño Teatro del Barrio, en el barrio de Lavapiés, este domingo a las 18:00 horas.
Este proyecto escénico documental recrea la situación de personas con diversidad funcional durante el tiempo en el que estuvo en vigor la ley de 1933 sobre vagos y maleantes. La directora, Ainhoa Pérez, confiesa que es una puesta en escena que no nació desde un texto, sino de la idea de hablar de la situación de personas en riesgo de exclusión durante la posguerra. “Gandula busca enfocar juntos el pasado para, desde el presente, poder cambiar el futuro”, sostiene Pérez. La dramaturgia fue creada desde la investigación propia de todo el grupo y de las “historias que me contaba mi abuela”, dice la directora. La iniciativa, que nació hace un año y medio, “ha ido creciendo como si fuera un bebé que se va haciendo mayor”, explica. Ya son muchas las veces que el elenco, formado por personas con y sin diversidad funcional que empastan perfectamente como grupo teatral, desde que lo presentaran en Móstoles.
AMÁS Escena, la compañía, es un brazo directo de Grupo AMÁS, una organización que apoya y defiende los derechos de las personas con diversidad funcional. Pérez, directora de la obra y encargada de la compañía afirma que los valores de la entidad son “el compromiso con las personas y sus familias, la honestidad, la inclusión, la independencia, la universalidad y la innovación”. Todo ello lo realizan a través de esta escuela de formación y orientación al empleo en las artes escénicas, apoyada por Allende López, enclave de inclusión de personas con diversidad funcional en productos culturales. Un ejemplo es la participación de actores de este grupo en la conocida película Campeones. "Este filme nos ha abierto una gran puerta en el mundo, en la sociedad y en que la comunidad vea que estas personas pueden ser totalmente profesionales”, reconoce Pérez.
La directora es clara respecto a la pluralidad dentro del elenco: “Las personas con diversidad funcional añaden un valor a todos los proyectos escénicos en sí mismos. Su presencia ya genera un cambio entre los demás actores profesionales y abre un gran camino a la inclusión en red”.
Diversidad afectivosexual, cultural, funcional, intergeneracional, migraciones o feminismos. Toda esta visibilidad de colectivos minoritarios tiene cabida en el Festival de Teatro Social Con-Vivencias. Otras obras que se podrán disfrutar estos días en Lavapiés serán El soldadito de pluma, de Generación Arte; No puedo más, de Vagaundas Teatro Social; o No es país para negras, un monólogo de Silvia Albert Sopale.