Escena de Viaje al fin de la noche.
Dice María San Miguel que la década que lleva embarcada en la creación y representación de la trilogía Rescoldos de paz y violencia le ha cambiado la vida. Todo empezó en 2009, cuando cursaba el Máster de Humanidades de la Universidad Carlos III. Decidió que su Trabajo de Fin de Máster indagaría sobre las heridas del País Vasco. La aventura cierra ahora un círculo al programarse completa en el Teatro Abadía a partir de este martes (hasta ahora se habían representado sus tres partes, separadas, en decenas de teatros pero nunca del tirón). "La gran lección de todo este trabajo es triste porque la violencia destruye y genera dolor, pero las personas que hemos conocido a lo largo de estos años nos han enseñado algo importantísimo: el ser humano es capaz de superar situaciones terribles y aprender de ellas para construir una sociedad mejor. Y eso es tremendamente esperanzador. La trilogía tiene mucha luz", explica San Miguel a El Cultural.Licenciada en Periodismo, la impulsora de esta indagación en la raíces del odio quería trasvasar al teatro (su otra gran pasión) todo el material que había acumulado en los cientos de entrevistas que hizo: a víctimas de ETA y del GAL, a políticos, académicos, periodistas... La intención era "potenciar la empatía, tratar de comprender y ponerse en el lugar del otro, porque eso nos hace mejores, siempre". La escena debía ofrecer un relato polifónico de los orígenes de la violencia y sus estragos a fin de desactivarla y cauterizar las infinitas cicatrices que dejó. "Todas las artes, y creo que especialmente el teatro, conectan con el mundo de los afectos y es a partir de esa conexión, de la relación de identificación y del encuentro con los múltiples otros, cuando se puede empezar a construir. Aún así, queda mucho por hacer. Ojalá que los artistas nos sigamos ocupando de ello, lanzando preguntas, provocando la reflexión. Ojalá que en nuestro país no vuelva a pasar lo que aún ocurre con la Guerra Civil. Desde Proyecto 43-2 [compañía que dirige, que toma el nombre de las coordenadas geográficas del árbol de Guernica] trabajamos para eso".
San Miguel no pensaba en un principio configurar una trilogía. Creía que con su primera pieza (titulada igual que la compañía) completaría su incursión en el País Vasco, documentando el cambio experimentado en su sociedad entre el año 2010 y 2011 (este último fue en el que ETA anunció el cese de su actividad armada). La obra, escrita por San Miguel y Julio Provencio, se adentra en el reducto íntimo de las familias golpeadas por el terror. Pero tras su estreno se dio cuenta de que era insuficiente para saciar su deseo de 'filtrar' escénicamente todo el material recogido en sus entrevistas e investigaciones. Cientos de historias pedían espacio. "En un coloquio posterior a una función en la extinta sala Kubik de Madrid, un espectador preguntó '¿y ahora qué?, ¿qué vais a seguir contando?'. Fue en ese momento cuando me percaté de la ingente información que había recogido sólo en el primer proceso documental. 'Una trilogía', respondí. Un par de segundos y mi temperamento me llevaron a tomar esa decisión".
El siguiente paso, La mirada del otro, se centra en los encuentros que algunas víctimas mantuvieron en las cárceles con etarras. Una iniciativa que pudo acometerse gracias a la carta que publicaron reclusos de la banda terrorista en Nanclares de Oca mostrando su disposición a realizar esos 'careos'. Esta segunda parte recrea uno en concreto, desde su preparación hasta que se produce. La tercera, cierre del ciclo, es Viaje al fin de la noche, nominada a los Max al mejor espectáculo revelación y a mejor autoría revelación para María San Miguel, que aquí pone el foco en la huella dejada por la violencia en los hijos de sus víctimas. Intenta sondear hasta qué punto quedan contaminados por su impacto y, a pesar de ello, pueden dar un golpe de timón para sacar a su comunidad del contexto emponzoñado.
San Miguel advierte que su travesía vasca ha terminado. Bueno, de momento... "El ciclo está cerrado. Pero quedan muchísimas cosas que contar. Muchos relatos por construir. Desde la compañía continuaremos trabajando en el teatro documental y en la violencia, las directas y, sobre todo, las invisibles y cotidianas. Quizá podamos volver dentro de diez años para ver cómo están las cosas".
@albertoojeda77