Joaquín Notario ante la trama cruda de El castigo sin venganza. Foto: Sergio Parra
Helena Pimenta, Álvaro Tato e Ignacio García firman este montaje de El castigo sin venganza que la CNTC estrena en el Teatro de la Comedia el día 21. Encabezan el reparto Joaquín Notario, Nuria Gallardo, Beatriz Argüello y Rafa Castejón.
Para la directora, esta crepuscular tragedia de honor oculta una profunda reflexión sobre el poder, la justicia, la responsabilidad, el amor y el deseo, ambientada en el contexto político italiano de finales del quattrocento: "Desoladora, hermosa y magistral, El castigo sin venganza nos ofrece un espejo de la condición humana. Es un reflejo del desencanto del Fénix, escrita a los 69 años, por la sociedad y el dolor de sus circunstancias personales y familiares, y a la vez es una audaz superación de un arte destilado y preciso ante la irrupción de poetas y dramaturgos jóvenes que se iban adueñando de la primacía escénica". Resume Pimenta que nos encontramos ante "un lúcido viaje a las sombras de nosotros mismos", ante un canto de cisne que mantiene vivo el implacable arte de la tragedia.
"En el prólogo a la edición de 1634, el propio Lope calificaba la obra de tragedia 'escrita al estilo español', dando fe a la singularidad de un texto dramático que, varias décadas después, un editor subtitularía como 'cuando Lope quiere, quiere', todo un indicio del asombro y admiración que ha provocado a lo largo de los siglos para lectores y espectadores".
Atrapados en la tela de araña de un palacio repleto de susurros, espejos y secretos, los personajes (interpretados por Joaquín Notario, Nuria Gallardo, Rafa Castejón, Beatriz Argüello, Alejandro Pau, Fernando Trujillo, Lola Baldrich, Carlos Chamarro y Javier Collado) se enfrentarán a su conciencia con una intensidad desconocida. "De fondo, está la fama como eje de una trama que desemboca en un desenlace sangriento sin resquicio de esperanza", sentencia Pimenta.Desoladora, hermosa y magistral, esta obra del Lope desencantado es un espejo de la condición humana". Helena Pimenta
Sintética, áspera, sin concesiones
Álvaro Tato, autor de la versión, ha querido mantener la esencia del original: "Hemos recortado varios pasajes y retocado levemente otros para que el espectador contemporáneo pueda comprender cada sentido y a la vez sentir la potencia cruda de una trama sintética, áspera, sin concesiones". Pulsiones profundas, intereses ocultos, pasiones desbocadas, caída en el abismo... Tato entiende esta tragedia como una tormenta perfecta del alma humana: "Hemos querido darle una mirada concisa, casi ritual, desarrollando la potencia poética y los aspectos simbólicos de la historia para enredar al público en una tela de araña compuesta de conflictos irresolubles, cinismo sin barreras, presiones contrapuestas y un sarcasmo aciago".El director del Festival de Almagro, Ignacio García, ha puesto también su sello en el montaje a través de la selección musical: "En esta versión espléndida de Álvaro Tato se hacía fundamental la elección de un código sonoro que tuviera ese sabor italiano y pasional claramente evocador de una geografía emotiva e intensa, aunque era importante que pudiera elevarnos a la dimensión de lo trágico". Para ello, García ha utilizado desde la ópera lírica a las bandas de música religiosa, pasando por retales de clasicismo y de cantos populares del sur de Italia.
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