Trisha Brown en 1978. Foto: Lois Greenfield
La muerte de Trisha Brown (Aberdeen, 1936 - Texas, 2017) a los 80 años de edad, nos aleja un poco más de la danza postmoderna americana de la que la coreografía actual tanto se ha nutrido. Heredera de la generación que inventó la Modern Dance, Brown tuvo sus primeras influencias en el campo de la creación a través del músico John Cage y del coreógrafo y pedagogo Robert Ellis Dunn, y su trabajo supuso un ir y venir de ideas que provocó un repertorio cambiante y fundamental en la creación coreográfica del último siglo.La forma aleatoria de juntar ingredientes, fraguada por el binomio John Cage-Merce Cunningham, más la sabiduría que previamente había adquirido de Louis Horst, la llevó a desarrollar un trabajo muy intelectual que se alejaba de los estereotipos coreográficos de la generación anterior. Brown evitaba exhibiciones técnicas en sus bailarines y parecía, erróneamente, que cualquiera podía interpretar sus piezas. Prescindió de los habituales cánones de musicalidad y estructura coreográfica y llegó a preparar numerosas piezas empleando el silencio como único acompañamiento, aunque posteriormente volviera a apoyarse en la música y cayera en los brazos de Bach, Monteverdi, Rameau, Schubert... o el jazz. Con o sin música, Brown se concentró en el movimiento per se, manifestando cierta obsesión en estudiar, entender y emplear la gravedad durante toda su vida, y llegó a hacer volar a sus bailarines por las paredes, colgándolos de arneses, como en Walking on The Wall, de 1971.
Aunque no fue ella la única creadora de la release technique, sí se relaciona directamente a Trisha Brown con esta forma de movimiento en la que el fluir de brazos y piernas, el uso del peso del bailarín y la coordinación de todo el cuerpo marcan la esencia de las evoluciones coreográficas; los encadenamientos, la ligazón entre un movimiento y el siguiente, cobran especial importancia en sus coreografías y marcan el sello de maestría en sus ejecuciones. En su continua reflexión, la coreógrafa siguió bailando hasta 2008 y coreografiando hasta 2011, dejando un legado de más de un centenar de obras, algunas de las cuales fue cambiando con los años; ese fue el caso de su célebre Accumulation -un solo con monólogo- de 1971, que convirtió en Accumulation With Talking Plus Water Motor ocho años después, en un alarde de trabajo de simultaneidad y compensaciones estéticas al combinar dos partes bailadas con dos historias habladas a la vez.
Brown fue, junto con Merce Cunningham, el referente intelectual en la coreografía de la época. También, como él, prescindió de espacios convencionales para representar sus piezas, pero a diferencia de éste, Trisha Brown nunca se alejó de sus brillantes colaboradores -Robert Rauschenberg, Nancy Graves o Donald Judd, entre ellos- durante el proceso de creación; si Cunningham alentaba la desconexión, por ejemplo, entre él y John Cage para obtener una coreografía y una partitura que, sin ningún vínculo previo, se presentara ante el público, Brown sí propiciaba un proceso conjunto de creación en el que todos los artistas compartieran un mismo objetivo final.
Asentada en Nueva York desde 1961, tanto su compañía -la Trisha Brown Company- como otras agrupaciones seguirán representando sus piezas, ya que a partir de la década de 1980 numerosas compañías de todo el mundo empezaron incorporar las coreografías de Brown a su repertorio. Los reconocimientos que tuvo su trabajo fueron numerosos: Caballero, Oficial y más tarde Comendador de la Orden de las Artes y las Letras de Francia, miembro del National Council of the Arts y Medalla Nacional de las Artes estadounidense, o el Premio Benois por toda su trayectoria, entre otros.
En 1994 Trisha Brown -quizás la mejor intérprete de sí misma- presentó un solo titulado If you couldn't see me, con música, iluminación y vestuario de Rauschenberg, en el que la bailarina permanecía todo el tiempo dando la espalda al público. Posteriormente lo convirtió en un dúo -You can see us- que bailó con Bill T. Jones primero y con Mikhail Baryshnikov después; ella seguía bailando de espaldas... mientras Baryshnikov lo hacía de frente. Trisha Brown siempre ofreció lo mejor de sí misma.
@ElnaMatamoros