Alicia Moreno
Alicia Moreno Espert será la nueva gerente del Teatro de La Abadía de Madrid a partir de febrero. Sucede en el cargo a Jordi Tort, vinculado a este teatro desde 2013 y que se incorpora ahora a la gerencia de L'Auditori y l'Orquesta de Barcelona.Moreno (Barcelona, 1957) lleva casi cuarenta años ligada al sector cultural, como gestora y productora de artes escénicas, vinculada tanto al sector público como al privado. Entre 1997 y 1999 dirigió el Festival de Otoño de Madrid y entre 199 y 2003 fue consejera de las Artes de la Comunidad de Madrid, periodo en el que puso en marcha dos grandes proyectos: los Teatros del Canal y el Teatro Auditorio de San Lorenzo del Escorial.
Entre 2003 y 2011, con Alberto Gallardón como alcalde, fue delegada del Área de Gobierno de las Artes del Ayuntamiento de Madrid. En esta etapa impulsó grandes infraestructuras culturales de la ciudad como Matadero Madrid (incluyendo Las Naves del Español, Intermediae y Cineteca), el Centro Cultural Conde Duque, el Centro-Centro Cibeles, Medialab, Teatro Circo Price, la Sala Pequeña del Teatro Español y la Sala 2 del Teatro Fernán Gómez.
En 2015 colabora con Teatro del Invernadero, proyecto creado por Mario Gas, Tristán Ulloa, Gonzalo de Castro y Paco Pena. Junto a este último dirige la producción ejecutiva de Incendios, obra de Wajdi Mouawad, que bajo la dirección de Mario Gas, abrió temporada en La Abadía el pasado mes de septiembre.
En su nuevo puesto, Moreno volverá a trabajar a las órdenes de José Luis Gómez, director de La Abadía desde hace dos décadas, ya que también con él empezó su andadura profesional en el Centro Dramático Nacional en 1979, cuando dirigía la institución un triunvirato formado por Gómez, Ramón Tamayo y la madre de Moreno, Nuria Espert. Después trabajó en el Ballet Nacional, el Teatro de la Zarzuela, el Festival de Almagro y el Teatro María Guerrero, antes de iniciar su etapa política.
Su marcha del Ayuntamiento de Madrid, en 2011, estuvo marcada por la polémica, ya que poco antes de abandonar su cargo como delegada de las Artes, renovó in extremis los contratos de varios altos cargos de instituciones culturales municipales. Su manera de proceder fue puesta en entredicho por miembros del nuevo equipo a cargo de esta área de gobierno, alegando que no correspondía a ella tomar la decisión. Ella se defendió de las acusaciones argumentando que era su deber renovar los contratos para garantizar la continuidad del proyecto cultural del ayuntamiento aprobado para aquella legislatura, que había comenzado aquel mismo año.