Anne Carrére en Piaf! The Show

A un lado, un acordeonista sentado en un banco callejero, al otro, una mesa camilla rodeada de sillas viste un mantel de terciopelo rojo, entre ambos, una figura femenina permanece de pie, tan recta como el pie del micrófono que tiene delante e iluminada desde arriba por una luz tenue. Antes de que abra la boca, la escenografía grita un nombre: Edith Piaf. Cuando se empieza a escuchar la inconfundible La vie en rose ya no hay duda, la leyenda parisina está en el escenario. No literalmente, pues hace 53 años que permanece enterrada en el cementerio del Père-Lachaise, pero si en esencia, intangible pero irremediablemente reconocible, como su voz. Evocarla es la función de Anne Carrére en este adelanto de Piaf! The Show, un espectáculo que llega el 15 de julio al Teatro Circo Price para homenajear la carrera de la artista.



Han pasado 100 años desde que una mujer embarazada tuviera que dar a luz en plena calle de Belleville, en París, a una niña que acabaría actuando en el Teatro Olympia de la ciudad. Este mismo recorrido es el que hace el espectáculo en dos horas, algo menos que la película en la que se inspira, La vida en rosa (Olivier Dahan, 2007), cuya primera parte recrea las calles de Montmartre donde residió la cantante, mientras que la segunda evoca el interior del mítico teatro parisino en el Circo Price. Un viaje musical que cuenta con 36 de las más de 400 canciones que tiene Piaf en su repertorio. Una cifra que, sumada a su estatus de leyenda, hace de esta actuación todo un reto. "Fue un poco difícil al principio, ahora no tanto, trato de interpretar de la forma en que yo lo siento, aportando mis emociones, mi alma, mis experiencias, sin imitar a Edith Piaf", afirma Carrére.





Este mismo objetivo es el que señala como la primera parte de su preparación, que además ha incluido una investigación: "He recopilado muchos datos y he conocido a Germaine Ricord, que fue confidente de Piaf y que durante muchos años hacía la primera parte de sus espectáculos, y a Bernard Marchois, que también tiene muchas anécdotas sobre la vida de la artista y posee el Museo Piaf de París". Tras la teoría, tocaba pasar a la práctica, y es que la voz de Piaf no es fácil de alcanzar: "Trabajé mucho la forma que tenía de pronunciar las 'erres' y también su fraseo a la hora de cantar". En realidad, su formación comenzó hace muchos años, en su infancia, cuando descubrió a la cantante que hoy homenajea: "La conozco desde que tenía tres años, mi abuela la escuchaba en casa, así que he tenido la suerte de cantar a Piaf desde muy pequeñita".



El espectáculo busca huir del homenaje al uso, evocando a la Piaf menos popular. "Hemos intentado subrayar las facetas que no conoce la gente, porque todo el mundo conoce la vida dramática que tuvo, no es necesario insistir más en ello, hemos recalcado su amor por la vida, por la gente y por la fiesta", afirma Carrére. Esa intención se subraya especialmente en la primera parte del show, la preferida de la cantante: "Para mí es un desafío cantar esas canciones que el público no conoce".



Un reto que realiza acompañada de un pianista, un acordeonista, batería y percusionista y un contrabajista. La música, por cierto, no es lo único novedoso para el espectador, pues se acompaña de la proyección de fotografías e imágenes de Piaf nunca antes vistas junto con sus propias narraciones. Todo para evocar a la cantante y a esa cualidad que Carrére cree que la hace objeto de homenajes como éste: "Era una persona muy fuerte en amores, en amistades, ante las adversidades de la vida, tenía una fuerza que yo encuentro admirable".



@sergi02