Il turco in Italia que se verá en el Liceo. Foto: Wilfried Hösl.

El 18 de mayo el coliseo barcelonés llevará a escena por primera vez Il turco in Italia. Al frente de un reparto de primera magnitud estará la georgiana Nino Machaidze, una de las mejores líricas-coloratura de la actualidad.

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Es la primera vez que se representa en el Liceo de Barcelona Il turco in Italia. Lo cual es raro por cuanto esta ópera bufa es una de las más celebradas de Rossini, una de sus típicas comedias de enredo, movedizas, rica en travestimenti y en equívocos varios. Una buena pieza para un director escénico con cosas que decir; como sin duda lo es el alemán Christof Loy, uno de los registas más en boga, y más discutidos, que no duda en trastocar épocas, contenidos y significados, bien que, quizá por ello, de sus puestas en escena suela emanar una sorprendente fascinación.



La producción, que estará en cartel del 18 de mayo al 6 de junio, procede de la Bayerische Staatsoper de Múnich y sitúa la acción en nuestros días, dentro de un ambiente popular y a partir de una concepción básicamente minimalista. Pero no deja de tener su gracia en virtud de una bien movida comparsería y una actuación muy estudiada de cada personaje. El de Forilla, la astuta y al final aceptadora protagonista, va a ser cantado por la joven georgiana Nino Machaidze, una de las mejores líricas-coloratura de la actualidad. Timbre fresco y cremoso, extensión, fraseo elegante, ataques impolutos, agilidades resolutivas son algunas de las virtudes que la adornan y que la han llevado ya a los mejores teatros, incluido el Festspielhaus de Salzburgo.



El reparto, con ella a la cabeza, puede estimarse de primera magnitud por cuanto también concurren el bajo cantante lldebrando d'Arcangelo, dueño de un contundente vozarrón en vías de hacerse más flexible (Selim); el barítono Renato Girolami, discípulo nada menos que de Dieskau, Bruscantini y Ernst Haefliger (Don Geronio); el tenor ligero de la tierra David Alegret, fácil y espirituoso (Narciso); el buen caricato que es el barítono Pietro Spagnoli (Prosdocimo); la mezzo lírica Marisa Martins (Zaida) y el tenor Albert Casals (Albazar). En el foso, Víctor Pablo Pérez, director al que usualmente no se le suele conectar con Rossini, pero que tiene ya en su haber una descubierta realizada hace pocos años para Pésaro de Torvaldo e Dorliska, una de las óperas semiserias menos conocidas del autor de El barbero de Sevilla.