El cordero de ojos azules, texto del autor porteño Gonzalo Demaria, nos trae a Madrid, al Fernán Gómez, a la actriz argentina Leonor Manso. La intérprete, también directora, es muy célebre en su país tanto por sus papeles en series de televisión como en teatro y cine. Ya estuvo hace dos temporadas por el nuestro con 4.48 Psicosis, monólogo de Sarah Kane con el que ganó varios premios. Ahora vuelve con este texto original de su compatriota Gonzalo Demaría.
El cordero de ojos azules cuenta una historia ambientada en un Buenos Aires del siglo XIX azotado por la peste. A esta ciudad llega un pintor español (interpretado por Carlos Belloso), a quien se le encarga que pinte a Santa Lucía en la Catedral. Todo el mundo ha escapado de la ciudad por miedo a la epidemia, así que el pintor se resguarda en las dependencias de la catedral donde permanece la canonesa, personaje interpretado por Manso. El pintor debe cumplir con su encargo, pero no encuentra modelos que le sirvan para Santa Lucía y la canonesa es de una fealdad hiriente. El castigo del pintor será el del infierno reservado a los estetas.
La pieza tiene un tercer actor, Guillermo Berthold, e incluye a dos intérpretes musicales, el contratenor Matías Rivero y la chelo María Eugenia Castro. El director de la producción, Luciano Cáceres, discípulo de Schumacher y de Javier Daulte, explica que este texto "se acomoda a una historia que tiene mucho de melodrama y de thriller, en un marco bien reconocible: el de civilización y barbarie, esa diatriba tan argentina, menos universal que el enfrentamiento entre belleza y fealdad, de lo que también habla la obra".
El cordero de ojos azules cuenta una historia ambientada en un Buenos Aires del siglo XIX azotado por la peste. A esta ciudad llega un pintor español (interpretado por Carlos Belloso), a quien se le encarga que pinte a Santa Lucía en la Catedral. Todo el mundo ha escapado de la ciudad por miedo a la epidemia, así que el pintor se resguarda en las dependencias de la catedral donde permanece la canonesa, personaje interpretado por Manso. El pintor debe cumplir con su encargo, pero no encuentra modelos que le sirvan para Santa Lucía y la canonesa es de una fealdad hiriente. El castigo del pintor será el del infierno reservado a los estetas.
La pieza tiene un tercer actor, Guillermo Berthold, e incluye a dos intérpretes musicales, el contratenor Matías Rivero y la chelo María Eugenia Castro. El director de la producción, Luciano Cáceres, discípulo de Schumacher y de Javier Daulte, explica que este texto "se acomoda a una historia que tiene mucho de melodrama y de thriller, en un marco bien reconocible: el de civilización y barbarie, esa diatriba tan argentina, menos universal que el enfrentamiento entre belleza y fealdad, de lo que también habla la obra".