El Brujo, en una imagen de El evangelio según San Juan.
Liz Perales / Marta CaballeroAyer tenía El Brujo la palabra. En la entrevista que concedió a Elcultural.es el actor contó su versión de los hechos. En resumen, la existencia de un contrato a su juicio "leonino y abusivo" que, a pesar de ello, él firmó con Cultura para coproducir su obra El evangelio según San Juan, animado, recuerda, por Juan Carlos Marset, el entonces director del INAEM, que le aseguró que lo miraría. Obra que se estrena con variaciones este jueves en un teatro privado de Madrid, el Infanta Isabel, pasando por encima de ese contrato, de la advertencia del INAEM, que hoy le quita la razón y le exige que incluya el logo del Centro Dramático Nacional (CDN), y tras un poco fructífero encuentro entre los abogados de ambas partes.
En esa entrevista El Brujo planteaba dos cuestiones: la primera, que su contrato debía ser distinto a los del resto de coproducciones, porque, de no serlo, no entendía cómo nadie había protestado ante este modelo de gestión. La segunda, que la gente del teatro "no denuncia este tipo de abusos por miedo" y porque en el mundo de las tablas "cada uno libra la guerra por su cuenta".
Elcultural.es ha consultado hoy a un amplio grupo de directores y autores en torno a esta polémica. Muchos no han querido pronunciarse bien por desconocimiento, bien por no entrar en un asunto que no les compete. Al margen de la denuncia de El Brujo, ¿Qué opinión tienen los profesionales de las coproducciones teatrales? ¿Son para ellos abusivas las condiciones del Ministerio de Cultura?
El director Ernesto Caballero no conoce el asunto de El Brujo, pero señala que su experiencia de coproducción de El Café de Negrín con el CDN ha sido favorable: "Yo suscribo esta fórmula de colaboración. Se trata de romper la brecha entre el falso antagonismo del teatro público y privado y éste es un modelo estimable. Es un sistema que abarata costos, que contribuye a financiarte la producción y te ceden unos locales para ensayar, lo que no es poco. Además, ya es bastante complicado hacer giras por este país, por lo que si vas presentado como coproducción de CDN se te abren las puertas". Y añade: "Lo que es evidente es que si colaboran en producir, tienen que tener unas contrapartidas. Y en mi caso no han sido abusivas, un canon más bien simbólico por cada representación, avisar en Madrid si querías volver. En fin, los protocolos lógicos. Siempre he visto que ha habido buena voluntad por parte de Cultura".
Por su parte, Nadia Corral, productora de La Zona, empresa que montó el espectáculo Días estupendos, recuerda que el Ministerio les financió el 30 por ciento de la producción, como a El Brujo: "Nuestra relación ha sido muy buena. Firmamos una cláusula en la que se establece que si la producción viene a Madrid, hay que ofrecer primero la producción al CDN. Pero si buscamos un escenario diferente el tema se puede hablar con ellos, negociarlo. De hecho, nosotros lo estuvimos haciendo, aunque luego lo dejamos por otras razones. Te piden también un canon simbólico".
El director de Animalario, Andrés Lima, asegura que el caso no le parece relevante. Sin embargo, esta compañía también participó en una coproducción con el María Guerrero tras la que sí encontraron algún inconveniente: "Dimos el dinero que se nos pedía cada vez que se representaba, lo que no era normal es que durante un tiempo determinado nos impidieran representar en un teatro que no fuera nacional", un caso ciertamente parecido al de El Brujo. A pesar de este precedente, Lima no quiere meterse en el asunto del actor cordobés: "Es un tema de abogados. ¿El problema es que tiene que pagar 300 euros por cada día de representación? Pues yo los firmaba. No creo que ese sea el tema. ¿Le pedimos al estado que nos pague todo y luego queremos ser los únicos? Eso no puede ser", resuelve el director.
El veterano Miguel Narros sale por la tangente considerando que los dos tienen razón: "El Brujo por defender su trabajo y el Ministerio por defender su gestión. No sé en qué condiciones lo habrá firmado, pero creo que una institución también tiene que velar por lo suyo. Si él lo firmó, yo no me puedo posicionar". Y cierra: "Queremos lo mejor para El Brujo, pero no es nuestra guerra".