El italiano Matteo Garrone (Roma, 1968) consiguió el León de Plata como mejor director en el pasado Festival de Venecia por Yo capitán. El jurado valoró la verosimilitud con la que se acerca a una historia que le es ajena, la de dos primos que abandonan Dakar en pos del sueño de una vida mejor en Europa.
Para no traicionar la realidad de un tema tan sensible, como ya hiciera en Gomorra (2008), donde se rodeó de personas pertenecientes al submundo criminal, un 99 por ciento de los extras de Yo capitán revelan que habían vivido directamente la experiencia de la migración. “Personalmente hice de mero intermediario, me puse al servicio de estas personas con mi experiencia y con mi mirada, pero contando su verdad”, señala Garrone.
Pregunta. Esta es la primera ocasión en su trayectoria que el fondo de apoyo cultural del Consejo de Europa, Eurimages, rechaza subvencionar una de sus películas. ¿A qué responde esta negativa?
Respuesta. Como motivación alegaron que un tema tan dramático no podía tratarse bajo la forma de una aventura. Me sorprendió, porque la trama de Yo capitán casa con el ánimo del fondo, pero también me chocó, en este caso de manera positiva, el apoyo de Rai Cinema y la productora francesa Pathé desde el minuto uno.
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P. ¿Se marcó como premisa confrontar al espectador europeo con la vergüenza de mirar hacia otro lado ante la tumba en la que se ha convertido el Mediterráneo?
R. Es una película que afronta un tema que básicamente atañe a una injusticia: la de la violación de un derecho humano básico como la libertad de movimiento. Estas personas se ven obligadas a poner en riesgo sus propias existencias para emprender un viaje que a menudo es un trance de muerte.
P. Yo capitán aborda un tipo de migración que no ha sido tan explorada, la que está motivada por las redes.
R. Efectivamente, no es una migración por motivos de desesperación absoluta, medioambientales o de conflicto bélico, sino la de unos jóvenes que, como los nuestros, persiguen sus sueños. La globalización ha hecho que a través de sus móviles puedan ver cómo es Europa.
P. ¿Considera que voces autorales como la suya emergen como reacción a la política ultra de sus países?
R. Yo empecé a trabajar en esta película hace tres años, antes de que gobernara en Italia la extrema derecha.
P. ¿Qué importancia tenía plasmar la individualidad de cada uno de los personajes y no reducirlos a una masa amorfa, a un número?
R. Estamos acostumbrados a este ritual de recuento de vivos y muertos, así que mi idea era recordar que son personas que tienen sueños como los nuestros y ganas de realizarse. De ahí que quisiéramos detallar todas esas partes de vida cotidiana que a veces pasamos por alto.
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P. Yo capitán coincide con Gomorra en adscribirse al género coming of age y en contar entre su elenco con protagonistas reales...
R. Elegí contar esta historia con un estilo más realista, lo que nos devuelve un poco a Gomorra, sí, pero sin exceso de documental. Lo que las diferencia es que mi adaptación del libro de Roberto Saviano tenía una estructura de universo con varias pinceladas que se entrelazan, mientras que esta es una historia más lineal. Conectan en su crudo realismo.
Un actor puro, espiritual
P. ¿La fábula es una forma de acercarla al gran público?
R. Es un largometraje quizás accesible a un público más amplio del que yo imaginaba al principio. Pero a eso ha contribuido la intensidad de la interpretación de Seydou Sarr. Gracias a su actuación pura, espiritual, casi tridimensional, hace vivir al espectador la experiencia íntima e introspectiva del viaje.
P. ¿Tiene planes de proyectarla en centros educativos?
R. Sí, es muy útil verla en los colegios para sensibilizar a los jóvenes y que reflexionen sobre el mero hecho de que algunas personas pueden viajar libremente y otras no.
P. ¿Cómo está viviendo la selección de su película como precandidata a los Oscar por Italia? ¿Hará campaña en Estados Unidos?
R. Haré lo mejor para acompañar la película. Creo que su estructura lineal puede ayudar a conquistar a los estadounidenses. Seydou también ayudará a tocarles el corazón. Lo importante es que se siga hablando de la película porque a veces nos podemos topar con personas cargadas de prejuicios. El boca a boca puede ayudar. En Italia, entre la primera semana y la tercera de proyección se dio un vuelco en el número de espectadores. begoña donat