Joaquin Phoenix en 'Napoleón'

Joaquin Phoenix en 'Napoleón'

Cine

'Napoleón' por Ridley Scott: el emperador enamorado en el campo de batalla

El director presenta un épico filme que incide en la maestría del corso en el campo de batalla y en su relación con Josefina. Analizamos sus claves.

20 noviembre, 2023 00:13

Wiston Churchill definió a Napoleón Bonaparte como “el mayor hombre de acción nacido en Europa después de Julio César”. El corso, qué duda cabe, se encuentra en el Olimpo de los grandes personajes de la historia, y de los más polémicos.

Joven general que apoyó la Revolución francesa y que ascendió de manera meteórica en el escalafón militar, fue al mismo tiempo quien consolidó los principios igualitarios de la República –de la que fue su primer cónsul– y quien la liquidó poco después para convertirse en emperador; un genio de la estrategia bélica con brillantes victorias en el campo de batalla que dejaron un doloroso rastro de sangre por toda Europa; el inventor del moderno Estado de derecho a costa de consagrar la inferioridad de las mujeres ante la ley y reinstaurar la esclavitud.

La talla y la complejidad del personaje sedujo al cine prácticamente desde sus orígenes. De 1927 data el filme mudo de cinco horas y media que le dedicó Abel Gance, aunque el proyecto más famoso sobre Napoleón nunca vio la luz.

A finales de los 60, y tras un exhaustivo trabajo de documentación, Stanley Kubrick trabajó en un filme en el que Jack Nicholson interpretaría al personaje. No se concretó por el enorme coste que suponía rodar en aquella época sus batallas más importantes (ahora Steven Spielberg prepara una serie a partir del libreto para la HBO). De hecho, la complejidad de afrontar en pantalla la épica peripecia de Napoleón ha dado al traste con innumerables proyectos de Hollywood.

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Pero si alguien podía llevar a cabo esta quimera, ese no era otro que Ridley Scott (South Sields, Inglaterra, 1937), quien ha entrado pasados los 80 en un frenesí laboral: en 2021 estrenó el rashomoniano thriller medieval El último duelo y la satírica La casa de Gucci; ahora presenta esta Napoleón (se estrena en cines el 24 de noviembre una versión de 144 minutos y a principios de 2024 llegará a AppleTV un director’s cut de más de cuatro horas) y se encuentra en un parón –por culpa de la huelga de actores– del rodaje de la segunda parte de su peplum Gladiator (2000).

Si para cualquier otro un filme como Napoleón podría ser el proyecto de su vida, para Scott es tan solo una más de sus épicas superproducciones, en las que ha abordado a Moisés o Cristóbal Colón, ha viajado a las cruzadas o al espacio y ha creado universos distópicos oscuros y lluviosos.

El filme de Scott afronta el ascenso y caída de Napoleón a través de su relación con Josefina, el amor de su vida. Esta perspectiva intimista del guion de David Scarpa pone el foco en los intérpretes elegidos para dar vida a la pareja: el ganador del Oscar por Joker (Todd Phillips, 2019) Joaquin Phoenix y la pujante Vanessa Kirby, nominada a los premios de la Academia de Hollywood por su trabajo en Fragmentos de una mujer (Kornél Mundruczó, 2020), quien sustituyó a Jodie Comer (magnífica en El último duelo) un par de semanas antes del inicio del rodaje.

Ambos parecen de sobra dotados para matizar la compleja y tumultuosa relación que el emperador francés mantuvo con esta enigmática mujer, divorciada, madre de dos hijos y seis años mayor que él.

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Pero es en el terreno de la espectacularidad, una cualidad que Ridley Scoot lleva cultivando toda su carrera –siempre ha destacado en la creación de imágenes, atmósferas y ambientes–, donde Napoleón realmente se la juega. Y el despliegue para trasladar a la pantalla grandes batallas como Toulon, Austerlitz y Waterloo ha sido elefantiásico: hasta 11 cámaras han llegado a rodar al mismo tiempo para capturar todo lo que ocurría en escenarios bélicos de varias hectáreas.

Por ejemplo, para la batalla de Waterloo, el equipo de Scott visitó docenas de campos de Inglaterra –donde se ha rodado la mayor parte de la película– hasta dar con una granja en Berkshire. Posteriormente, se construyó en el centro de operaciones de Brentford una maqueta en tres dimensiones del terreno para planificar el rodaje.

Al mismo tiempo, el asesor militar Paul Biddiss entrenaba a nivel físico y mental a 500 extras para que pudieran dar vida a las tropas francesas, pero también a las austriacas, las rusas o las británicas, ya que tenían distintas maneras de cargar un mosquete o diferentes expresiones de mando. Los 300 mejores ocuparon sus puestos en el set de rodaje (serían convertidos después en miles a través de técnicas digitales), pero no para hacer una coreografía, sino para que actuaran con naturalidad durante todo el tiempo.

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Scott, además, se ha rodeado de expertos para que la película fuera lo más rigurosa posible a la hora de revivir la época. Sin embargo, está lejos de la meticulosidad de Kubrick. Tras la publicación del tráiler del filme, el historiador televisivo Dan Snow detectaba algunos errores, como que Napoleón disparara a las pirámides o que María Antonieta tuviera el pelo largo cuando se dirigía a la guillotina. La respuesta de Ridley Scott fue: “Búscate una vida”.