'La gran juventud': éxtasis en la escuela Chéreau
Valeria Bruni Tedeschi cuenta la historia de unos jóvenes que viven el sueño de entrar en Les Amandiers, la escuela de teatro dirigida por Patrice Chéreau
19 mayo, 2023 02:54Patrice Chéreau fue una figura fundamental de los escenarios europeos, alguien capaz de revolucionar la puesta en escena tanto en la ópera –la sombra de su mítico El anillo del nibelungo es alargada– como en el teatro, en donde adaptó a Ibsen, Chéjov, Marguerite Duras o Lope de Vega. También cosechó éxitos importantes como cineasta, logrando un Oso de Oro por Intimidad (2001) y el Premio del Jurado en Cannes por La reina Margot (1994).
Intérprete también él mismo, con trabajos para Andrzej Wajda, Michael Mann, Raoul Ruiz o Michael Haneke, fue el trabajo con los actores uno de los principales intereses de Chéreau, famoso por su exigencia, su precisión y su detallismo. Su ascendente sobre varias generaciones de intérpretes, no solo en el campo artístico sino también en el intelectual y en el político, lo desarrolló desde varias instituciones (el Théâtre de Sartrouville, el Piccolo Teatro de Milán, el Teatro Nacional Popular, la Comedia Francesa…), siendo una de sus etapas más fructíferas al respecto la que desarrolló en la escuela Les Amandiers de Nanterre de 1982 a 1990.
Una de sus más célebres alumnas fue Valeria Bruni Tedeschi (Turín, 1964), quien ahora recupera sus recuerdos de aquella época en La gran juventud. Y no resulta el retrato del legendario regista demasiado complaciente, con una escena en la que le vemos consumir cocaína antes de entrar a un ensayo, y otra en la que acosa a un alumno, al que consigue robarle un beso, aunque la cosa no pase a mayores.
La interpretación que realiza el omnipresente Louis Garrel (es la cuarta película que estrena en España en lo que llevamos de año) de Chéreau no busca ni la caracterización realista ni la mimesis gestual, sino capturar la intensidad de un hombre exigente e implacable que ante todo deseaba que sus colaboradores le ofrecieran verdad.
Una nueva autoficción
En cualquier caso, el papel que juega el Chéreau de Garrel en La gran juventud es secundario, realizando Bruni Tedeschi un nuevo ejercicio de autoficción en el que Nadia Tereszkiewicz, recientemente vista en la divertidísima Mi crimen de François Ozon, da vida a Stella, un trasunto de sí misma. Junto a ella, un grupo de otros 11 aspirantes a estrellas de las tablas viven el sueño de ser seleccionados en Les Amandiers, viajan a Nueva York para recibir clases en el Actor’s Studio y preparan una adaptación del Platonov de Chéjov –escrita por el maestro ruso con 18 años– a las órdenes del célebre director de escena.
Bruni Tedeschi consigue capturar el riesgo, el vértigo, la efusividad, el miedo y los abismos de la juventud apostando por el metraje analógico, con colores saturados que imitan la textura del cine de la época, y con una vibrante banda sonora que combina la música clásica con canciones pop que puntúan los momentos clave (Daydream, de Wallace Collection, Le Chanteur, de Daniel Balavoine, Popcorn, de Jean Michel Jarre…).
El gusto por el histrionismo y el exceso de Bruni Tedeschi evita que el filme caiga en el retrato idealizado y nostálgico, centrándose la directora en las emociones de los personajes. Puede que la relación que establece Stella con Étienne (el fotogénico y polémico Sofiane Bennacer, sobre el que pesa una acusación de violación) sea algo monótona y no demasiado brillante, pero La gran juventud trasciende su premisa al incluir un interesante acercamiento a la epidemia del sida que se llevó a tantos jóvenes y a los estragos que causó la heroína.
Además, la directora, que no oculta sus orígenes pudientes (Stella vive en un palacete con la única compañía de un mayordomo), extrae petróleo fílmico de las escenas de los ensayos de Platonov, en donde se desnudan los conflictos de los personajes.
La vida (ficticia) de Bruni Tedeschi
Nieta del magnate judío italiano de los neumáticos Valerio Bruni Tesdeschi, hija del compositor de ópera Alberto Bruni Tedeschi y de la actriz y pianista Marisa Borini, y hermana de la ex primera dama francesa y cantante Carla Bruni, Valeria Bruni Tedeschi se marchó de Turín con su familia a los 9 años para vivir en París por miedo al terror desplegado por las Brigadas Rojas. Fue en Francia donde se formó como actriz, aunque su carrera se ha desarrollado en ambos países.
Dotada para personajes con un amplio registro de emociones, ganó en 1993 el César a la mejor actriz revelación por Les gens normaux n’ont rien d'exceptionnel (Laurence Ferreira Barbosa, 1993) y a lo largo de su trayectoria ha conquistado cuatro premios David de Donatello y ha trabajado para maestros como Šarunas Bartas, Claude Chabrol, François Ozon, Nobuhiro Suwa, Ridley Scott o el propio Patrice Chéreau.
Además, La gran juventud es el sexto largometraje de ficción que dirige. Con la excepción de Las tres hermanas, adaptación del drama de Chéjov, todos toman como punto de partida la propia vida de la actriz, que no escatima críticas hacia la burguesía en filmes como Es más fácil para un camello… (2003), Un castillo en Italia (2013) o Una casa de verano (2018).