Los únicos recuerdos que Lee Jung-jae (Seúl, 1972) guarda de su país en los años ochenta son el olor a gas lacrimógeno y cruzarse repetidamente en la calle con protestas universitarias. "No sabía demasiado del escenario político ni de los problemas sociales. Estaba entretenido jugando con mis amigos", reconoce la estrella coreana del cine y la televisión.
El actor no reparó en el contexto de represión en el que creció hasta la edad adulta. Tras meditarlo, ha llegado a la conclusión de que si esos años de dictadura militar estuvo en Babia fue porque el Gobierno de su país "monitorizaba, controlaba y procesaba la información".
Tomar conciencia de aquella manipulación espoleó su deseo de producir y protagonizar un thriller de espías ambientado en aquella época. Pero cada uno de los candidatos a director y guionista fue tirando la toalla, excusándose en la complejidad de la trama, así que terminó tomando las riendas él mismo de la escritura y la realización.
Su ópera prima se titula Hunt. Caza al espía (estreno 4 de enero) y participó fuera de concurso en la Sección Oficial de Cannes. La selección parecía responder a la popularidad planetaria del director debutante. Lee Jung-jae va a liderar la serie Star Wars: The Acolyte, ambientada en la Alta República, y es el protagonista de El juego del calamar, con la que ha hecho historia al convertirse en el primer artista asiático en alzarse con el Emmy al mejor actor.
Sin embargo, el filme, apoyado en interpretaciones estoicas y acción adrenalínica, resulta adictivo y, por momentos, abrumador por sus incontables giros de guion. El punto de partida es la investigación de dos altos responsables de la seguridad surcoreana para descubrir a un topo del vecino del Norte entre sus filas. Las fricciones entre ambos escalan al tiempo que aumenta la tensión y la paranoia en el país, avivadas por un magnicidio, un golpe de Estado, tortura policial y asesinato de civiles durante las protestas en apoyo a la democracia.
Pregunta. ¿Qué posibilidades le ha brindado el género del thriller para recrear el pasado político de su país?
Respuesta. Quiero aclarar que no es una película política, solo es un thriller, pero no quería perder la oportunidad de plantear reflexiones que resonaran en la actualidad. Ha sido difícil combinar los diferentes géneros. A veces, cuando estaba escribiendo el guion, decidía abandonar, pero luego leía algún artículo en la prensa y decidía retomar la escritura.
[Hirokazu Kore-eda estrena 'Broker': "Hay que aceptar que existen muchos tipos de familia"]
P. La película tiene varias escenas de tortura. ¿Cómo cree que las recibirá el espectador?
R. Mucha gente me pidió eliminar esas secuencias, pero tuve que incluirlas porque la razón por la que mi personaje entra en la Agencia Central de Inteligencia de Corea (KCIA) es porque quiere detener la represión que su Gobierno ejerce, pero cuando empieza a trabajar allí presencia la tortura con sus propios ojos y siente una gran indignación. Quise llevar su cabreo al máximo y que estallara a causa de lo que presencia, de forma que el espectador pueda sentir su apremio, su necesidad de parar la violencia. Quería que fueran realmente ultrajantes, de ahí que le haya resultado tan dura verla a la audiencia.
El "doble" de Tom Cruise
P. ¿Por qué piensa que hay tanta crueldad en el cine y las series coreanas? ¿Qué inspira esa violencia que en algunos momento es divertida pero que en otros resalta la agresividad en la naturaleza de las relaciones humanas?
R. En Corea también hay muchos melodramas y comedias románticas. Si dedico una mirada panorámica al cine de mi país, la mitad son dramas humanos, un 25% comedias y el resto cine de acción y otros géneros, pero en el mercado exterior, las películas que han alcanzado el éxito han sido habitualmente de acción, porque agradan al público, por eso la gente piensa que el audiovisual de aquí es muy violento y está lleno de personajes fríos. Personalmente, pienso que no es el caso.
P. Nunca recurre a dobles de acción. ¿También ha asumido ese riesgo en Hunt?
R. Sí. Del mismo modo que Tom Cruise pilota él mismo los aviones en Top Gun: Maverick. La audiencia siente una catarsis cuando sabe que el actor está asumiendo riesgos al interpretar a su personaje. No obstante, no estoy queriendo decir que sea tan bueno como Tom Cruise (risas).
P. Estudió diseño interior y ha aplicado sus conocimientos tanto en sus propiedades inmobiliarias como en la cadena de restaurantes italianos de la que es propietario, ¿en qué medida se ha involucrado también en la dirección de arte de Hunt?
R. Siempre he estado interesado en el interiorismo y me ha resultado de gran ayuda para la dirección de este filme. Muchos realizadores no saben leer siquiera el plan de diseño, pero como yo sí, antes de construir el set, mi visión espacial me permitió imaginarme su aspecto y su tamaño. Procedí del mismo modo con el esquema de color, porque teníamos que ultimar el cromatismo de los fondos, del vestuario y los decorados. A continuación, pasamos a estudiar la iluminación. Después de establecer todas estas premisas con el equipo de dirección de arte, ya pude centrarme en la dirección y la interpretación. La verdad es que fue muy liberador desembarazarme de todos estos aspectos antes de empezar a rodar.
[Cristian Mungiu estrena 'R.M.N.': "La empatía solo llega si hay ciertos niveles de confort"]
P. Sacar adelante una película es duro y usted, a pesar de su buen momento profesional como actor, ha decidido debutar en la dirección con una película en la que ha invertido cuatro años. ¿Lo considera su proyecto más personal?
R. Hace unos años me estuve preguntando por qué nunca había tenido conocimiento de las razones por las que adultos y estudiantes protestaban en las calles de mi ciudad en los años ochenta. Con el tiempo me he dado cuenta de que los gobiernos emplean su influencia sobre la información, nos utilizan para su conveniencia política. No es algo que solo sucediera en Corea, el mismo control de la información se daba incluso en las más avanzadas economías del mundo. En 2022 todo sigue igual que entonces. Por eso decidí elegir este tema como eje de mi película, porque es necesario detener este poder y esta violencia.