Con una ya nutrida filmografía que arrancó con Café solo… o con ellas (2007), Alvaro Díaz Lorenzo (Madrid, 1977) se ha convertido en el rey de la comedia costumbrista gracias a otros filmes como Señor, dame paciencia (2017) o el reciente Los Japón (2019). Regresa pronto con La lista de los deseos, en la que recupera el tono de comedia dramática para contar la historia de tres mujeres unidas por un deseo común de cumplir sus sueños, romper sus barreras y encontrarse a sí mismas en un viaje en caravana por Marruecos. Dos de ellas, Eva (María León) y Carmen (Victoria Abril), pertenecen a generaciones distintas pero afrontan juntas el cáncer. El director nos explica su deseo de volver a una comedia más sentimental con personajes, la forma en que abordó un drama como el cáncer de mama o el papel simbólico de esa “lista de los deseos” de las protagonistas.
Pregunta. ¿Tenía ganas de regresar al terreno de la comedia dramática después de una película más ligera como Los Japón?
Respuesta. Los Japón no era cien por cien mía. Era una comedia pura y dura, para que el público ría, y sí tenía ganas de volver a una historia sentimental con personajes. Este tipo de películas son más interesantes y me gustan más. Me gusta la comedia pero tratarla desde un lugar menos obvio y más inteligente.
P. ¿Cómo surge el filme?
R. El punto de partida era contar la amistad entre dos amigas de generaciones muy distintas, que un estuviera en los treinta y algo y otra en los sesenta. Pensando en algo que pudieran tener en común pensé en el drama del cáncer de mama, que afecta a tantas mujeres. Me gusta la idea de ver cómo personas con diferentes edades se enfrentan al mismo problema. El personaje de Victoria Abril pone la sabiduría y la experiencia y al mismo tiempo me gusta que sea un personaje con un look tan moderno como el suyo. Estoy muy contento porque creo que hay mucha energía en su encuentro con María León.
P. ¿Es inevitable acordarse de Thelma y Louise (Ridley Scott, 1991) cuando vemos una película sobre mujeres que emprenden un viaje catártico?
R. Sin duda fue una referencia, la volví a ver varias veces. También me inspiré en la película Planta 4ª (Antonio Mercero, 2003). La idea del viaje la escribí como guionista pensando en el gozo del espectador. Es un placer rodar en lugares con una luz tan maravillosa como Marruecos o Sevilla.
P. ¿Cómo quería abordar la cuestión del cáncer de mama?
R. Quería tratarlo de una manera natural y realista, sin dramatizar de más y al mismo tiempo con respeto. Hablé también con mujeres que lo han pasado y con médicos y enfermeras. Jugamos con las pelucas que necesitan las mujeres por la quimioterapia para aportar un elementos de fantasía, pero sin exagerar porque entonces pierde ese valor. Al mismo tiempo te permite no hacer algo triste.
P. ¿Cuál es el papel simbólico de esa “lista de los deseos” que realiza el protagonista?
R. Todos fantaseamos con la idea de que algún día haremos esto o lo otro. Después entras en una rutina y lo vas postergando. En la película vemos el despertar de estas tres mujeres que están pasando por una situación dura. Después de una experiencia como el cáncer se produce un retorno a la vida. Es también un despertar a la amistad porque cuando te haces adulto cada vez es más difícil conectar con tus amigos como lo hacías cuando eras joven y ya no digamos hacerte un nuevo amigo íntimo. Por eso veo la película como un canto a la amistad.
P. ¿Por qué quería hacer una película con protagonismo absoluto femenino?
R. Por muchos motivos. Por una parte, me hacía gracia la idea de que los hombres sean vistos como objetos en la película. Yo a los actores (Salva Reina y Boré Buika) les decía que se conformaran con ser secundarios y objetos de deseo. En este caso, no buscan el amor pero lo encuentran de manera accidental. Luego me gusta porque las mujeres son más complejas, en un viaje de amigos se ponen a gritar juntos y esa es su camaradería.
P. Como en todas sus películas, Andalucía y los andaluces tienen un gran protagonismo. ¿Le gusta ser fiel al lugar que retrata?
R. Por supuesto, sin caer en estereotipos como muchas veces pasa. Silvia Alonso, por ejemplo, al principio quería hacer acento andaluz y le pedí que no lo hiciera porque quería que sonara natural. A Salva (Reina) muchas veces le piden que exagera el acento y yo le dije que no forzara nada. La película está rodada en Sevilla o Tarifa, lugares que conozco bien, y me gusta que en las películas se vea lo que la gente come y desayuna.
P. En el filme vemos cómo Andalucía y Marruecos comparten una cultura común, no juega con el contraste cultural. ¿Existe un estilo de vida mediterráneo que desborda fronteras?
R. Quería retratar Marruecos con toda normalidad, sin forzar nada. Si salen unos chavales vendiendo pescado es porque ya estaban allí, no quería forzar nada. Quería reflejar esa cultura mediterránea con mucha naturalidad. Quería capturar la esencia, por ejemplo su relación con los niños o el hecho de son personas muy abiertas.
P. ¿Está desaprovechada para el cine español Victoria Abril?
R. Se alinearon los astros porque podían coincidir María León y Victoria Abril, que era mi reparto soñado. Es una actriz con la que aprendes un montón porque tiene mucha verdad. Cambiaba los diálogos para hacerlos suyos y te lo decía sin más, esto no lo diría Carmen (su personaje). Las dos actrices conectaron muy bien y era una delicia. La película es de ellas.