Rosa María Sardà ha fallecido en Barcelona a los 78 años, según han informado Rac1 y la Academia de Cine. Actriz de gran carácter y presencia escénica, ganó dos premios Goya a mejor actriz de reparto por Sin vergüenza (Joaquín Oristrell, 2001) y ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo? (Manuel Gómez Pereira, 1993) y también recibió en 2010 la Medalla de Oro de la Academia. Mucho le debía esta institución, pues no ha habido (ni probablemente habrá) una mejor maestra de ceremonias para los Goya, premios que presentó en tres ocasiones. Artista todoterreno, a lo largo de su amplía trayectoria profesional probó todas las facetas de la profesión, desde el humor televisivo a la dirección teatral.
Muchas voces del mundo de la cultura, los medios de comunicación y la política han lamentado la muerte de la actriz en Twitter. La periodista Julia Otero ha manifestado que "su grandeza artística y personal estará en nuestra memoria para siempre", mientras que la escritora Maruja Torres asegura que "una cena con Rosa María Sardá y Terenci Moix rivalizando en contar anécdotas era lo mejor que podía ocurrirte en mucho tiempo". El director J. A. Bayona ha escrito que "cómo los grandes cómicos de la historia, nos hizo reír horas y horas mientras, sin darnos cuenta, nos enseñaba a ser mejores personas" y Antonio Banderas la ha calificado como "una de las grandes de la escena española". Ana Belén también ha querido despedirse de la actriz en la red social, donde la ha definido como "inteligente, imaginativa, reivindicativa, llena de humor irónico, maravillosa actriz".
El director de cine Felipe Vega, con quien la actriz rodó Grandes ocasiones en 1998, también ha tenido unas palabras para la intérprete. "Hicimos juntos una película hace 22 años. Era un trabajo de encargo, pero gracias a ella dejó de serlo. Trabajar a su lado, verla actuar, ha sido uno de los mejores momentos de mi vida en el cine. Era esa clase de persona que actúa con la misma facilidad con la que uno se bebe un vaso de agua. Un regalo para el director y para todo el equipo. Y una fuente de respeto. Porque Rosa siempre me produjo un sentido del respeto único. Y con respeto absoluto la vivo y la viviré. Tuvo, además, la ternura de tratarme como si fuera su amigo".
Sardà nació en Barcelona en 1941 del matrimonio de un campesino que había emigrado a la ciudad condal y una enfermera. Ella era la mayor de la progenie y, como tal, le tocó cuidar de sus cuatro hermanos cuando su madre murió siendo joven. Uno de ellos es Javier Sardà, el popular presentador y periodista. El genio interpretativo le venía de serie, ya que nunca asistió a clases ni tuvo ningún tipo de formación más allá del teatro de aficionados donde empezó a hacer teatro en el barrio de Horta. Sin embargo, en 1962 comenzó ya su andadura en el teatro profesional en la compañía de Dora Santacreu y Carlos Lucena, con la obra Cena de matrimonios de Alfonso Paso. Más tarde entraría en la compañía de Alejandro Ulloa y también en la de Pau Garsaball, con En Baldiri de la Costa.
En 1975 dio el salto a la televisión con Una vella, coneguda olor, basada en la obra de Josep Maria Benet, y posteriormente presentaría el programa Festa amb Rosa Maria Sardà. En este medio conseguiría gran popularidad con programas como Olé tus videos o Ahí te quiero ver, emitido en TVE, en el que además de ejercer de presentadora, elaboraba y supervisaba los guiones y dirigía e interpretaba los diferentes sketches.
Y en 1980 afrontaría su debut cinematográfico de la mano de Ventura Pons en El vicario de Olot. Especializada en papeles de reparto, la actriz tiene un amplísimo historial en el séptimo arte. Trabajó con directores como Luis García Berlanga en Moros y cristianos (1987), José Luis García Sanchez en Suspiros de España (y Portugal) (1994), Fernando Colomo en Alegre ma non troppo (1994) y El efecto mariposa (1995), Fernando Trueba en La niña de tus ojos (1998), con Pedro Almodóvar en Todo sobre mi madre (1999), Imanol Uribe en El viaje de Carol (2002) o Icíar Bollaín en Te doy mis ojos (2003), aunque con quién más filmes rodó fue con el cineasta que le dio la alternativa, Ventura Pons. También participó en el taquillazo Ocho apellidos catalanes (Emilio Martínez-Lázaro, 2015) y tiene además pendiente de estreno Salir del ropero, película de Ángeles Reiné que protagoniza junto a Verónica Forqué.
En 1989 debutó como directora teatral con Ai carai!, comedia del dramaturgo Josep María Benet, y es precisamente el teatro la disciplina a la que estuvo más ligada en las últimas décadas con papeles como el de la doctora Vivan Bearing en Wit (2004), de Margaret Edson, o el de Poncia en La casa de Bernarda Alba (2009), junto a Nuria Espert y dirigida por Lluís Pascual. En 2015 recibió el Premio Max de Honor. La actriz fue activista en la clandestinidad durante el franquismo y no le importaba generar polémica con sus fuertes opiniones políticas a favor de la república y en contra del independentismo catalán. Durante tres décadas estuvo unida sentimentalmente con Josep María Mainat, del trío cómico La Trinca y más tarde productor y fundador de Gestmusic, con el que tuvo un hijo, Pol Mainat. Entre sus últimos trabajos figura un libro de cuentos, Un incidente sin importancia, publicado a finales de 2019 por Planeta, donde la actriz daba a conocer por primera vez sus textos más íntimos, escritos a lo largo de sus últimos 30 años.