Kristen Stewart como Jean Seberg

Kristen Stewart como Jean Seberg

Cine

Cómo el FBI acabó con Jean Seberg

El filme 'Seberg: más allá del cine' muestra la campaña de acoso a la que sometió el FBI a la actriz por financiar a los Panteras Negras y mantener una relación sentimental con el activista Hakim Jamal

1 abril, 2020 09:09

Se podría decir que a Jean Seberg intentaron quemarla en la hoguera en varias ocasiones a lo largo de su corta existencia. La primera de ellas, en sentido literal, durante el rodaje de su primera película, Santa Juana (1957), con dolorosas secuelas para su organismo: la fogata que debía representar la muerte de su personaje, la heroína mártir francesa Juana de Arco, se descontroló por unos segundos y la actriz sufrió quemaduras en su vientre y en una de sus manos. Después sería la crítica quien intentaría quemarla por su trabajo en esta película y, varios años más tarde, la prensa sensacionalista con la inestimable ayuda del FBI.

Existe una fotografía tomada poco después del incidente de la hoguera en la que se ve a un sonriente Otto Preminger, director de Santa Juana, sosteniendo como si fuera un trofeo el brazo vendado de su demacrada actriz, probablemente narcotizada en ese momento por la mueca casi feliz que muestra a la cámara. Bien podría esa imagen resumir la tortuosa y caótica experiencia que vivió la intérprete en esta superproducción de Hollywood que, como si de un cuento de hadas se tratara, había llegado a protagonizar tras imponerse en un mediático casting al que se había presentado 18.000 candidatas. Procedente de Marshalltown, una pequeña localidad de Iowa, la actriz se vio incapaz a sus 17 años de gestionar la irrupción de la fama en su vida, comprando todas las papeletas para convertirse en el enésimo juguete roto de Hollywood. “Estaba asustada como un conejo y eso se pudo ver en la pantalla. No fue para nada una buena experiencia. Empecé por donde la mayoría de las actrices deben acabar”, comentó en alguna ocasión la actriz.

Seberg arrancó así una inextricable trayectoria profesional (pasó de Preminger a musa de la Nouvella Vague sin despeinarse, trabajo con grandes como Robert Rossen, Claude Chabrol o Philippe Garrel y también malgastó su talento y fotogenia en westerns musicales y peores subproductos) que estuvo siempre marcada por una pasional manera de entender el amor (se casó en tres ocasiones y tuvo numerosos amantes, entre los que se encontraba el escritor mexicano Carlos Fuentes) y la lucha política, siempre a favor de la defensa de los maltrechos derechos civiles estadounidenses. A finales de los 60, la actriz llegó a financiar a los Panteras Negras y mantuvo una relación sentimental con el activista de color Hakim Jamal, lo que la puso en el punto de mira del FBI de J. Edgar Hoover, que utilizó las sucias y despreciables tácticas de su Programa de Contrainteligencia para socavar su reputación. 

Ese es el meollo del filme Seberg: más allá del cine, segundo trabajo de Benedict Andrews, que llega directamente a Filmin este miércoles tras su inclusión en la sección oficial del Festival de Venecia (aunque fuera de concurso) y su paso por San Sebastián. En la película comparten protagonismo una sublime Kristen Stewart en la piel Seberg y el británico Jack O'Connell como el agente del FBI de buen corazón al que le encargan seguir a la actriz. El reparto, además, cuenta con una plantilla de secundarios de lo más solvente: Anthony Mackey como Hakim Jamal, Yvan Attal como el escritor Romain Gary, esposo de Seberg y padre de su hijo, Margaret Qualley como la mujer del personaje de O’Connell y Vince Vaughn dando vida a otro agente del FBI que vendría a representar el papel del 'poli malo'. Lo que le interesa en este filme a Andrews, al que se le puede achacar cierto conservadurismo narrativo y estético, es mostrar el deterioro psicológico de Seberg a medida que las tácticas del FBI pasan del mero espionaje a la destrucción de su fama.

Jean-Paul Belmondo y Jean Seberg en 'Al final de la escapada

El punto culminante del acoso de la agencia gubernamental se produjo cuando transmitieron a los medios el bulo de que la actriz estaba embarazada de Hakim Jamal. Era mentira, Seberg llevaba tiempo sin verse con el activista y esperaba una niña de una relación con un amante mexicano durante el rodaje de una película en el país azteca. Sin embargo -según la película- la actriz, que llevaba ya un tiempo sintiéndose perseguida y acosada sin que nadie la tomara en serio, tuvo un ataque de nervios que acabaría en un intento de suicidio. Poco después tendría un parto prematuro que desembocaría en la muerte de su bebé dos días más tarde. La actriz nunca se recuperó del golpe y acabaría quitándose la vida nueve años más tarde. 

Como bien indica el subtítulo de la película, poco incide Andrews en las razones por las que la actriz se convirtió en icono y su imagen quedó grabada en la retina de millones de espectadores de todas las latitudes y épocas. Y es que, a pesar del fiasco de crítica y público de Santa Juana, Otto Preminger no perdió la fe en Seberg y le dio una nueva oportunidad en su siguiente proyecto, la adaptación de Buenos días, tristeza, la primera novela de Françoise Sagan, retrato de posguerra de una joven burguesa que rompe las reglas morales que rigen el mundo de los adultos. 

Aunque la película fue un nuevo fracaso comercial en EEUU, su punto de transgresión sedujo al otro lado del Atlántico a la nueva generación de directores de la Nouvelle Vague. De la mano de su primer marido, Fraçoise Moureuil, la actriz se instaló en París, donde fue reclutada por Jean-Luc Godard para Al final de la escapada. Y, de ahí, al Olimpo del cine. Su aspecto andrógino, su cabello corto, la camiseta con el logo del Herald Tribune y sus pantalones pitillo marchando por los Campos Elíseos seguirá conquistando a miles de cinéfilos generación tras generación.