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'El doble más quince' y 'Reina de corazones': En brazos de la mujer madura

En 'El doble más quince' Mikel Rueda convierte una situación aparentemente sórdida en una película llena de humanidad y 'Reina de corazones' de May el-Touhky nos propone un drama más denso en el que la figura de la “mujer madura” resulta más turbia

28 febrero, 2020 16:22

Coincide el estreno de dos películas que tratan un asunto similar, la relación carnal entre una mujer mayor y un joven, aunque desde dos perspectivas muy distintas. Por una parte, la española El doble más quince, de Mikel Rueda, con Maribel Verdú y el adolescente Germán Alcarazu, por la otra, la danesa Reina de corazones, de la cineasta de origen egipcio May el-Touhky. Mientras la pareja formada por una chica y un hombre viejo es un clásico (los americanos llaman al segundo sugar daddy), lo que se bautizó como toy boy en los tiempos en que Demi Moore se casó con Ashton Kutcher resulta mucho más reciente en el espectro público e incluso osado en una sociedad como la nuestra donde los viejos prejuicios machistas siguen estancados. Rueda plantea su filme como una especie de Breve encuentro (David Lean, 1968) entre dos almas desoladas por diferentes razones que conectan contra corriente a la vez que el-Touhky nos propone un drama mucho más denso en el que la figura de la “mujer madura” resulta más turbia en una historia totalmente dramática.

El gran reto de Rueda, al que apreciamos hace no mucho en A escondidas (2014), no trata solo de que nos creamos que una mujer en sus cuarentaymuchos como Maribel Verdú ande buscando menores por la red para acostarse con ellos, sino sustentar toda su película en el diálogo entre dos personajes. Al otro lado, Alcarazu, que ya protagonizó el anterior filme del director, un chaval que para ayudar a su familia a salir del apuro comienza a prostituirse. Con delicadeza y sensibilidad, Rueda convierte una situación aparentemente sórdida en una película llena de humanidad y comprensión por sus personajes. La soledad es quizá el gran tema de un filme sobre dos personas que se reconocen en su desamparo pero al mismo tiempo parece que están condenadas a no poderse entender por la gran diferencia de años.

'Reina de corazones' propone un drama denso en el que la figura de la “mujer madura” resulta turbia

Mientras los protagonistas caminan por Bilbao, el director juega con la profundidad de campo para progresivamente aislar a la pareja del entorno y contarnos cómo poco a poco aprenden a comunicarse el uno con el otro. Verdú, en un papel difícil, logra que ni la sintamos como una depravada pero tampoco como una mujer desesperada e histérica por la falta de compañía. Gracias a unos diálogos bien trazados y silencios elocuentes, lo que parecía imposible o terrible se convierte en natural e incluso bello en un filme que nos habla de otros asuntos como el dolor por el paso de los años pero también de la dificultad de enfrentarse al mundo cuando uno lleva poco tiempo en él y aún no ha aprendido ninguno de sus códigos.

Con un tono completamente distinto, Reina de corazones trata sobre la aventura sexual entre una mujer en sus 50, Anne (Trine Dyrholm), y el hijo adolescente de su marido (Gustav Lindh), cuando éste se traslada a vivir con ellos para acabar la secundaria. La directora el-Touhky plantea un drama de hechuras clásicas en el que las cosas no son lo que parecen al principio para hablarnos también de la soledad y, en este caso, el vacío de unas vidas burguesas sustentadas sobre la mentira. La ambigua protagonista, una abogada que defiende casos de adolescentes difíciles, al principio nos parece una mujer digna de compasión encerrada en una vida monótona y aburrida marcada por la banalidad en las relaciones; después podemos comenzar a sospechar si no se trata exactamente de lo contrario. Bien dirigida e interpretada, hay un sugerente enigma detrás de este filme que va ganando a medida que avanza hasta su demoledor final.

@juansarda