El director de documentales Mark Cousins (Coventry, Reino Unido, 1965) exuda cine por todos los poros de su piel tatuada. En 2011 estrenó la que quizá sea la revisión en imágenes más titánica y apasionante de la historia del cine, The Story of Film: una odisea, un documental de 15 episodios de una hora de duración que recorría los 100 años de historia del séptimo arte de manera rigurosa y absolutamente imaginativa. Después de analizar La mirada de Orson Welles (2018) en su último largometraje estrenado en España, ha presentado esta semana en el Festival de Sevilla y en Cineteca Madrid la cara b de aquella obra magna: Women Make Film. En esta nueva entrega, Cousins se zambulle en el cine hecho por mujeres con más de mil fragmentos de películas rodadas a lo largo de 13 décadas en los 5 continentes. De nuevo, 15 horas divididas en 40 capítulos que abordan temas como el tono, la presentación de personajes, el encuadre, el trávelin, la puesta en escena, el montaje o el primer plano. Un festín cinematográfico que evita el victimismo y se regodea en el talento de estas mujeres. Hablamos con el director a su paso por Cineteca, en donde se proyectara el documental en 5 sesiones que tendrán lugar el 26, 27, 28, 29 y 30 de Noviembre.
Pregunta. ¿Qué le llevó a querer encarar esta aventura de recorrer el cine hecho por mujeres?
Respuesta. Desde un punto de vista profesional, me dedico a hacer películas sobre cine y siempre me ha gustado centrarme en esos filmes que no tienen tanto apoyo de Hollywood y que corren el riesgo de ser olvidadas. Pero a nivel personal, había algo más. Nunca me he sentido como un ‘macho’ y no me atrae especialmente el tipo de cine que le suele gustar a muchos hombres, la típica exaltación de la ira masculina. Me interesan más las películas con personajes femeninos fuertes, o que presentan formas o géneros o estilos peculiares. Me encantan las películas de Scorsese o de Brian de Palma, no me malinterpretes, pero siempre he estado interesado en la zona de grises que se produce entre la masculinidad y la feminidad. Por lo tanto, me atraen las personas que cuentan historias desde otros puntos de vista.
P. En el documental podemos escuchar que la historia del cine ha sido "machista por omisión". ¿A qué se refiere?
R. Hay una minoría de hombres en la industria del cine que simplemente odian a las mujeres y quieren excluirlas. Sin embargo, la mayoría no saben que están excluyendo a las mujeres. El propietario de una sala no se dan cuenta de que proyectan muy pocas películas dirigidas por mujeres, el director de una revista especializada tampoco es consciente de que solo contrata a hombres para escribir críticas y el mandamás de un estudio tampoco percibe que siempre dé el trabajo de director a un hombre. Es un sesgo inconsciente. Los hombres normalmente se siente muy cómodos rodeados de otros hombres y en ocasiones no se dan cuenta de que acaparan todas las posibilidades de contar historias.
P. ¿Esto ha provocado una distorsión machista del canon oficial de los grandes clásicos del cine?
R. Desde luego hay muchos hombres en la lista, por suerte no siempre responden a la definición de ‘macho’. Muchas de las películas de directores que amamos como Godard, Almodóvar, Douglas Sirk o Fassbinder tratan sobre mujeres, pero están hechas por hombres. Así que, respondiendo a tu pregunta, diría que sí. Si miras cualquier lista de las 100 mejores películas de todos los tiempos, seguro que el 95 % de ellas estarán dirigidas por hombres. Pero es bastante probable que las personas que hayan elaborado esa lista sean también hombres en su mayoría. Si lo piensas, el canon no es tanto una clasificación como un compendio de valores. Hasta ahora ha primado la seriedad sobre la alegría, la tragedia sobre la comedia, la ira y la desesperación sobre al optimismo. Cuando piensas en las películas que suelen copar los puestos más altos, como Apocalypse Now (Francis F. Coppola, 1979) o El Padrino (Francis F. Coppola, 1972) o Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976), incluso Vértigo (Alfred Hitchcock, 1958), te das cuenta de que sobre todo hay tragedias: pasan cosas malas, la gente es asesinada… Es cierto que Cantando bajo la lluvia (Stanley Donen, 1952) suele estar también en lo alto pero creo que los valores del canon deben evolucionar. Ya no representan lo que muchos creemos que es lo más interesante del cine.
P. En este acercamiento al cine hecho por mujeres, ¿qué no quería que fuera este documental?
R. No quería que el documental fuera banal, convencional, cronológico ni victimista. Hubiera sido muy fácil hacer el típico documental televisivo: ¡Mira a estas mujeres! ¡Mira cómo han sido excluidas! ¡Mira cómo han tenido que buscarse otros trabajos!… Pero este documental no trata la vida de estas mujeres, su exclusión ni su victimización. Women Make Film se centra en las escenas que rodaron, las historias que contaron, los lenguajes que emplearon para contarlas… Refleja aspectos prácticos del cine. Podíamos haber caído en muchas trampas que nos hubieran hecho desviarnos de la senda que queríamos recorrer, pero hemos sido muy meticulosos a la hora de tratar de evitarlas. Y las colaboradoras con las que he trabajado, Tilda Swinton, Jane Fonda, Kerry Fox, compartían completamente el mismo punto de vista. Ninguna quería hablar de estas mujeres como víctimas, sino celebrar las películas que hicieron.
P. ¿Cómo de complejo fue el proceso de investigación?
R. No diría que fue un proceso complejo, pero sí muy largo e intenso. Me preguntaba a mí mismo, por ejemplo: ¿Quiénes son las directoras más talentosas de Ucrania? A algunas las conocía, pero a otras seguro que no. Entonces, ¿cómo encuentras lo que no sabes que existe? Normalmente, lo sencillo es preguntarle a los propios ucranianos. Después, ¿dónde encuentro las películas de esas directoras? Es sorprendente pero casi siempre la solución era YouTube. Después te conviertes en una especie de detective que, sobre todo, tiene que ponderar cómo de profundo va a cavar en determinadas áreas donde ha visto algo interesante. ¿Cuánto profundizo en el cine rumano antes de pasar al cine venezolano? Hay un montón de material que he tenido que dejar de lado. Por ejemplo, solo hay una directora española: Ana Mariscal. ¡Lo siento!
P. ¿Cómo ve las películas? Supongo que no de la misma forma que cualquier otro espectador…
R. Si voy al cine, desconecto y la veo con la misma emoción que cuando era niño. Pero si estoy trabajando, me centro en identificar escenas que puedan funcionar de manera independiente y que no necesitan mucha explicación para tener sentido. Por ejemplo, la primera escena que se puede ver en Women Make Film consiste en dos haces de luz que se persiguen, algo que podemos percibir de una manera visual que es interesante. Pero lo primero que hicimos fue dividir el documental en 40 capítulos y eso marcó también el visionado de cada filme. Constantemente nos preguntábamos: ¿es esta una escena sexy?, ¿está bien hecho el plano?, ¿tiene contenido político?... Son muchas preguntas así que, por un lado, fue estresante pero, por el otro, fue muy emocionante.
P. ¿Qué directora conoció durante la preparación del documental que realmente le entusiasme?
R. La directora búlgara Binka Zhelyazkova (Svilengrad, 1923-Sofía, 2011) porque desafía muchos estereotipos. Hizo películas de gangsters, películas de guerra, thrillers... Algunas de las directoras que aparecen en el documental manejaban presupuestos muy bajos para hacer películas que veían pocos espectadores. Sin embargo, Zhelyazkova era una de los cineastas más importantes de su época. Tenía además un fantástico sentido del humor. Por ejemplo, The Attached Balloon (1967) es una comedia negra satírica y salvaje. Ella no intentaba hacer realismo social ni nada de eso. Simplemente dejaba que su imaginación se desatara.
P. De Kathryn Bigelow alguna vez se ha dicho que dirige como un hombre. ¿Qué le parece ese tipo de comentarios?
R. Simplemente, me entran ganas de golpear a la gente que dice algo así. Hay muchos problemas con un comentario de esas características: es ofensivo para ella, para el cine y para hombres y mujeres. Kathryn Bigelow hace cine como Kathryn Bigelow. No debemos juzgarla por no hacer películas sobre temas o sensibilidades femeninas. Como seres humanos, debemos ser muy reacios a este tipo de generalizaciones sobre lo que son los hombres o lo que son las mujeres. Lo importante es ser imaginativos en temas como el género y la sexualidad y no aceptar los mensajes de la sociedad sobre qué tipos de seres humanos debemos ser o sobre las películas que debemos hacer. A veces son las mujeres las que hacen estos comentarios sobre Kathryn Bigelow. Hay feministas muy a la izquierda que se quejan de que no haga películas sobre mujeres y esto es muy peligroso, opresivo. El cine es una forma de arte en la que todo es posible, es un reino de la imaginación total en el que no hay reglas.
P. Mientras hacía el documental estalló el #Metoo, ¿qué le parece la iniciativa y cuál cree que va a ser su legado?
R. Creo que es fantástico que esto haya ocurrido algo así. Coincidí con Harvey Wenstein en un par de ocasiones y fue muy perturbador. Todavía no sabía nada de las denuncias de abusos sexuales, pero me pareció extremadamente controlador. La revolución, en cualquier caso, debería haber ocurrido hace mucho tiempo, pero mejor es tarde que nunca. El mayor impacto se producirá en el cine estadounidense porque ahí es donde las mujeres tienen menos oportunidades que en casi cualquier otro lugar del mundo. Sin embargo, no incorporamos referencias a Harvey Weinstein o al #Metoo al documental porque hubiese significado caer en ese victimismo que rechazábamos y, al mismo tiempo, hubiese convertido al filme en un reflejo del momento que vivimos. Queríamos hacer algo más atemporal que eso.
P. ¿Qué aportan mujeres como Tilda Swinton o Jane Fonda en la narración del documental?
R. Estoy enamorado de ambas. Aportan sobre todo credibilidad porque son dos actrices que han sabido elegir proyectos de calidad para sus carreras. Están interesadas en la creatividad, en cruzar las fronteras del género. Tilda Swinton es famosa de hecho por su androginia, pero todas las mujeres que participan en el documental han pensado de manera brillante sobre la masculinidad y la feminidad y todas ellas debemos ir más allá de los estereotipos. Eso es muy valioso.