El veterano Zhang Yimou (Xi'an, República Popular China, 1951) no es el primer director extranjero calcinado en la maquinaria de Hollywood. Tampoco el último que ha retornado al hogar para lamerse sus heridas y volver al asalto de la gran pantalla con una obra que huele a enmienda. Resulta incomparable la sublimada dosis de violencia y poesía visual de su regreso con Sombra.

En 2016 estrenaba la superproducción chino-estadounidense La gran muralla, protagonizada por Matt Damon. La película de acción y fantasía está considerada la más cara de China, pero la inversión no dio sus frutos, ni en taquilla ni en el podio de la crítica. A Yimou no le importó reconocer que había sido un fiasco. Tres años después retoma con Sombra el género wuxia. Esta propuesta a color es tan exuberante como sus precedentes Héroe (2002) y La casa de las dagas voladoras (2004), pero en esta ocasión abandona su inclinación por los tonos vibrantes y, salvo alguna salpicadura de sangre en el frenético tramo final, se decanta por una estilizada paleta de blancos, negros y grises. Este drama épico de artes marciales se nos muestra como un ensayo fílmico sobre la dualidad inspirado en las aguadas de tinta china. Pero ante todo es una mirada de autor, según explicó durante el pasado Festival de Toronto.

El reflejo de Kurosawa

Pregunta. ¿Cuál es el significado del título de esta película en mandarín, Yin?

Respuesta. Yin es una palabra muy poética. En la literatura china es un concepto común en poemas, se utiliza en contraposición a la luz. El término significa sombra, pero también se refiere a nuestro reflejo, así como al concepto de doble. En la historia de mi país se ha hecho uso de sustitutos, pero sus peripecias nunca se han contado, así que hace años que quería hacerlo. Finalmente me decidí después de ver una famosa película del director japonés Akira Kurosawa, titulada Kagemusha, la sombra del guerrero (1980), sobre un delincuente contratado para convertirse en el doble de un señor de la guerra samurái.

P. ¿Qué nos estamos perdiendo los occidentales en la traducción del principio filosófico surgido del yin y el yang?

R. Es un concepto con el que los chinos, durante miles de años, hemos intentado explicar la existencia física del mundo y el mundo en sí mismo. Del mismo modo que en las sociedades occidentales, la física y la ciencia emplean átomos y partículas para explicar el universo. Los chinos utilizamos las palabras yin y yang para describir objetos. Por ejemplo, la montaña se asocia con el yang, mientras que el agua se vincula al yin. También se emplea para referirse a los géneros: yin se aplica a la mujer, y yang, al hombre. En la película puedes apreciar el diagrama taijitu, un círculo dividido en blanco y negro, donde cada una de las mitades incorpora un punto del color antagónico. Esto es así porque hace referencia a dos sombras contrapuestas, pero complementarias.

La película 21 de su filmografía está ambientada en el breve pero violento periodo histórico de los Tres Reinos, que abarca los años comprendidos entre 220 y 280 antes de Cristo. Sombra alterna los interiores refinadamente diseñados con secuencias de batallas exteriores bañadas en lluvia. Su director de fotografía, Zhao Xiaoding, ha creado en el espectador la sensación visual de un entorno creado a pinceladas. Para lograr el efecto, Yimou ha rehuído los efectos generados por ordenador y, por contra, urdido escenografías medidas, esbozado estructuras -y vestuario que parecen empapados en tinta- y empleado máquinas generadoras de lluvia. Cada prenda de ropa, cada arma, cada elemento de utilería es blanco, negro o una combinación de ambos.

Pintura tradicional

P. ¿Por qué se ha decantado en esta película por estos matices?

R. Siempre he sido conocido por utilizar colores vistosos en mi cinematografía, pero esta película ha sorprendido a la audiencia porque es, básicamente, monocromática. Me he inspirado en la pintura tradicional china, porque quería hacer algo diferente y ofrecer mi punto de vista sobre la cultura de mi país con un uso distinto del color. Por suerte, encontré una historia perfecta para este estilo artístico, porque Sombra trata de la naturaleza humana, y la humanidad no es blanca ni negra, sino que en su complejidad y variedad se expresa en gradaciones de gris. En el corazón del hombre hay muchas ambigüedades. No puedes etiquetar a una persona como buena o mala, sino que siempre hay matices. Del mismo modo, en mi película, hay blanco, hay negro y una variedad tonal de ambos.

P. Además del monocromatismo, hay otros elementos representativos de la estética de su país, como el vestuario, la caligrafía, las armas... ¿De dónde viene esa querencia por la tradición cultural china?

R. Ya había utilizado esos elementos en películas previas, como Héroe. En este caso, como es una película histórica, resulta muy natural incorporar rasgos de la cultura tradicional china, porque estoy plasmando cómo vivían mis ancestros. Otra razón es que a los espectadores les gusta disfrutar de estos detalles en pantalla, incluso a mis compatriotas, por la posibilidad de aprender cosas que desconocían de su propia cultura. China se ha modernizado de manera vertiginosa y el cine que se realiza en la actualidad habla más de la sociedad contemporánea, de modo que Sombra es una oportunidad para que las jóvenes generaciones puedan mirar atrás en la historia y aprender.

Yimou es el alumno más aventajado de la quinta generación de directores chinos. Este movimiento, al que también pertenece Chen Kaige, surgió en la década de los ochenta, tras la muerte de Mao y el fin de la Revolución Cultural, con propuestas elegantes, metafóricas y emocionantes, alejadas del dictado y el didactismo previos. A lo largo de su aclamada trayectoria, Yimou se ha alzado con galardones en los tres principales festivales internacionales de Europa, Berlín, Cannes y Venecia, pero nunca ha sido reconocido con un Globo de Oro ni con un Óscar. La primera etapa de su carrera despertó la ira de las autoridades de su país, que le impusieron trabas y censura por alejarse de las consignas oficiales. Como resultado de todo ello realizó películas como Semilla de crisantemo (1990) y La linterna roja (1991), entregas que fueron censuradas en China. Con el tiempo se ha convertido en el director con más proyección internacional de su país. Eso sí, calmó los ánimos con superproducciones de artes marciales que hincan su raíz en la tradición cultural china. Tanto es así, que fue el responsable de la ceremonia de inauguración en Pekín de los Juegos Olímpicos de 2008.

Calidad y diversidad

P. ¿Qué opinión le merece la nueva generación de directores de su país?

R. Aunque nuestro mercado interior sea vastísimo, animo a los directores chinos a acudir a festivales internacionales, porque el cine sirve como puente de encuentro de culturas y las películas hacen el papel de embajadoras que pueden promover la comprensión entre países. Son plataformas excelentes de intercambio. Así que es relevante que produzcamos películas para una audiencia internacional, hacernos comprender por un público más amplio.

P. ¿Qué hace de una película un buen producto cultural?

R. Una buena película ha de ser profunda y artística. Esto es, debe ser bella, pero también contar una historia impactante, con personajes ricos y complejos. Los directores han de encontrar su propio estilo y serle fiel pero sin repetirse. Mi esperanza para la industria cinematografía china es que los realizadores dediquen más atención a mejorar la calidad y la diversidad de sus proyectos. No todo es el éxito en taquilla. Corremos el riesgo de caer en el puro entretenimiento.

P. Ha mencionado la necesidad de no repetirse. ¿Es de ahí de donde surgió la innovadora y espectacular lucha con paraguas?

R. En el cine de kung-fu de mi país muchos objetos de nuestra vida cotidiana se emplean como armas, como los pinceles, los abanicos, las tazas de tés, las piezas de ajedrez… Esta vez he dejado volar mi imaginación salvajemente y he utilizado paraguas. Utilizamos el yin en contraposición al yang. Esto es, el paraguas es el yin, que aliado con el agua descarga la fuerza del enemigo. De esa manera, vencen la batalla.

P. En las secuencias de acción ha prescindido de los efectos especiales. ¿Por qué eligió el camino más artesanal y, por tanto, más complicado?

R. Muchos de estos efectos se pueden lograr hoy en día a través de ordenadores, pero he preferido utilizar objetos reales tanto para lograr un efecto cromático desaturado como para las luchas. Por ejemplo, los paraguas de hierro han sido creados expresamente para esta película. Pesan mucho, 12 kilos. Para los planos cortos, los actores emplearon los originales, y para las tomas largas, los sustituimos por otros de plástico para que pudieran maniobrar. En otra escena del filme, docenas de mujeres soldado se deslizan con los paraguas por una ladera de unos 200 o 300 metros de longitud, y con un ángulo de 30 grados. Muchas de las actrices tuvieron que repetir la escena una y otra vez bajo la lluvia. Como habrá podido comprobar, hemos hecho un duro trabajo.

@BegoDonat