Hace apenas tres años, Jordan Peele era conocido básicamente por el programa de sketches Key & Peele, en antena en la CBS de 2012 a 2015, y por la comedia de acción Keanu (Peter Atencia, 2016), en la que tanto él como su compinche Keegan-Michael Key compartían protagonismo con un adorable gatito. Hoy, convertido en un reputado director, guionista y productor, Peele va camino de convertirse en el nuevo Rey Midas de la industria del entretenimiento estadounidense.
Según Deadline, Nosotros, su segunda película, recaudará este fin de semana solo en EE. UU. y Canadá entre 35 y 40 millones de dólares, casi el doble de su modesto presupuesto. Un negocio redondo para un hombre al que se le acumulan los proyectos: ejerce de maestro de ceremonias y de productor ejecutivo en la nueva versión de la mítica antología de ciencia-ficción The Twilight Zone, prepara para la HBO una serie titulada Lovecratf Country sobre un hombre de color que viaja por la racista América de los años 50 enfrentándose a monstruos salidos del imaginario de H.P. Lovecraft, ha escrito el guion del remake del clásico del horror Candyman (Bernard Rose, 1992) que rodará este mismo año Nia DaCosta... Además, a través de su ya influyente compañía Monkeypaw, ha estado nominado al Óscar a la Mejor Película por Infiltrado en el KKKlan (Spike Lee, 2018), y aún ha tenido tiempo de prestar su voz a un nuevo personaje de Toy Story 4, que llega a las pantallas el 20 de junio.
El punto de inflexión en la carrera de Peele, de humorista minoritario a peso pesado de Hollywood, se sitúa en el estreno de su debut cinematográfico, Déjame salir, la película más rentable de 2017 con 225 millones de dólares recaudados en todo el mundo para un presupuesto de 4,5. Más allá de las exuberantes cifras, la ópera prima del cineasta afroamericano fue acogida con entusiasmo por la crítica y el director recibió el Óscar al Mejor Guion Original por un thriller de terror psicológico que reflexionaba con inteligencia y un afilado sentido del humor sobre las tensiones raciales en Norteamérica.
Con Nosotros, que llega este viernes a las salas españolas, Peele se consolida como el nuevo maestro del terror hollywoodense. La película está protagonizada por una familia que compone la típica estampa de la normalidad de clase media: el padre bromista y despreocupado al que da vida Winston Duke, la madre cariñosa y protectora interpretada por Lupita Nyong'o, la adolescente monosilábica enganchada a las nuevas tecnologías con el rostro de Shahadi Wright Joseph, y el niño tímido que se esconde tras la máscara de un wookie al que interpreta Evan Alex. Los conocemos cuando llegan a la casa de veraneo en la costa donde, en vez de unas divertidas vacaciones, les aguarda una ingrata sorpresa: dobles sádicos y estrafalarios de ellos mismos que pretenden invadir el hogar y acabar con sus vidas.
“Nosotros somos nuestros peores enemigos”, ha declarado Peele a The Guardian sobre la película. “No solo como individuos sino principalmente como grupo, familia, sociedad, país y planeta. Vivimos con miedo a ese misterioso y sombrío ‘otro' que va a llegar para matarnos, quitarnos el trabajo y todo lo que podamos imaginar, pero lo que realmente asusta son las cosas que estamos reprimiendo: nuestros pecados, la culpa, la contribución a nuestra propia desaparición… Nadie se hace responsable de la situación en la que nos encontramos. No veo a nadie responsabilizarse de la parte de culpa que nos toca a cada uno de nosotros por los problemas que hay en el mundo”.
Como ya ocurría en Déjame salir, en la que una comunidad de blancos en apariencia liberal sometía a jóvenes negros a un lavado de cerebro para ocupar sus atléticos y sanos cuerpos (metáfora del apoyo de estrellas afroamericanas como Kanye West a movimientos supremacistas blancos como Make America Great Again), Nosotros tiene también lecturas políticas que cargan las tintas contra la demonización de los inmigrantes por parte del gobierno de Trump, incapacidad de asumir sus errores.
Un nuevo triunfo
Peele ha vuelto a seducir a la crítica, como demuestra la cálida acogida que tuvo el estreno de Nosotros en el festival South by Southwest de Austin el pasado 8 de marzo. Y es que el cineasta ratifica en esta entrega su buen ojo para la puesta en escena, la enorme potencia de su imaginario visual, su fino olfato para encontrar el tono adecuado -más inquietante que terrorífico y con importantes dosis de humor en los diálogos- y un talento innato para la escritura. A pesar de un tercer acto algo alocado y no del todo claro en su exposición, Peele consigue prolongar durante dos horas una premisa vista en infinidad de ocasiones: la del enfrentamiento a nuestros propios doppelgängers. Además, el director llena el libreto de elementos con gran carga simbólica (la referencia bíblica a Jeremías 11:11, la iniciativa caritativa Hands Across America de la era Reagan, los trajes rojos, los guantes, las tijeras, los conejos…) que prolongarán la discusión sobre la película durante décadas.
Pero si hay algo que eleva el conjunto es sin duda el trabajo de los actores, cálidos y cercanos en la versión normal de sus personajes y terroríficos a la hora de dar vida a sus reversos tenebrosos. Además del gran carisma que destila Winston Duke como padre de familia, Lupita Nyong'o -ganadora del Óscar a la Mejor Actriz de Reparto por 12 años de esclavitud (Steve McQueen, 2013)- no solo compone a una heroína con la que es fácil empatizar por la valentía con la que lidia con sus traumas y protege a su familia. En el papel de su doble malvado, Nyong'o es capaz de colarse en las pesadillas de cualquier espectador sin apenas aditivos, valiéndose de la modulación de la voz, la perversión de la mirada y la afilada modificación de la expresión corporal.
Quizá sea pronto para ponerle la corona, pero Peele ya es más que un candidato reinar en Hollywood.