Els dies que vindran, de Carlos Marqués-Marcet El Festival Internacional de Cine de Róterdam (IFFR), que arrancó este miércoles con la proyección de Dirty God, tercer largometraje de la neerlandesa Sacha Polak, presenta, consecuente con su línea editorial, una estimulante mezcla entre nuevos cineastas y maestros consagrados, aleación que, en última instancia, nos ofrece una visión amplia del estado actual de la creación cinematográfica. Fiel a su bien ganada leyenda como motor de búsqueda de talentos emergentes, el certamen holandés incluye hasta cuatro operas primas en su sección principal, la Tiger Competition. Ahí estarán Sons of Denmark, el debut de Ula Saalim que ya concurso en Róterdam con su anterior cortometraje Our father's sons (2015); No coraçao do mundo de los brasileños Gabriel Martins Alves y Maurílio Martins; Take Somwhere Nice, primera película de Edna Sendijarevic o Sheena667 del actor y realizador ruso Grigoriy Dobrygin, que ganó el Oso de Plata a la mejor interpretación en la Berlinale de 2010 por su papel en How I Ended This Summer (Aleksei Popogrebsky, 2010). Junto a ellas estará Koko-di Koko-da, segundo largometraje del sueco Johannes Nyholm cuya obra anterior, The Giant, ganó el Premio Especial del Jurado en el Festival de San Sebastián en 2016. Completan el apartado Nona. Si me mojan, yo los quemo, tercera película de la chilena Camila José Donoso; Present. Perfect, filme a cargo de la productora y documentalista china Zhu Shengze y Els dies que vindran, segunda película de Carlos Marqués-Marcet tras el éxito de 10.000 kilómetros (2014) que le valió, entre otros reconocimientos, el Goya al Mejor Director Novel. La presencia española no queda reducida, sin embargo, a la entrada en competición del realizador catalán. Además de Marqués-Marcet, también acudirán al IFFR, el productor y director Luis Miñarro, que en la sección Deep Focus presentará Love me not, su particular y estilizada versión del relato bíblico de San Juan Bautista y Salomé. Junto a ella estarán Carelia: internacional con monumento, el documental de Andrés Duque sobre los habitantes de la región fronteriza entre Rusia y Finlandia, y Belmonte, la co-producción uruguayo-hispano-mexicana dirigida por Federico Veiroj: las dos estarán en el programa principal de la sección Voices junto a la multipremiada Entre dos aguas de Isaki Lacuesta y rodeadas de las últimas creaciones de cineastas tan reputados como Roberto Minervini (What are you gonna do when the world is on fire?), Radu Jude (I Do Not Care If We Go Down in History as Barbarians), Yann Gonzalez (Un couteau dans le coeur) o Phillipe Lèsage (Genèse). La participación nacional se cierra con The Shasha, el cortometraje de la cineasta y artista audiovisual radicada en Ámsterdam, María Molina Peiró, que forma parte de los elegidos de la Tiger Short Competiton. Bright Future y Big Screen El trabajo de rastreo de los programadores de Rotterdam adquiere todo el sentido en secciones como Bright Future, que acumula hasta 47 primeras obras de las que veinte figuran en el apartado competitivo. Ahí estarán De nuevo otra vez, debut en la dirección de la actriz argentina Romina Paula (Todos mienten; El estudiante) o Alva, salto al largometraje del interesante realizador portugués Ico Costa. Del país vecino también llegará A volta ao mundo cuando tinhas 30 años, de la directora japonesa residente en Lisboa, Aya Koretzky. También destaca la irrupción de la cinematografía brasileña, con hasta cinco títulos seleccionados, tres de ellos a competición -Fabiana (Bruna Laboissere, 2018), la coproducción Historia de mi nombre (Karin Cuyul, 2019) y A noite amarela (Ramon Porto Mota, 2019)- y otros dos en el apartado de las premieres -Enquanto estamos aquí (Clarissa Campolina & Luiz Pretti, 2019) y Seus ossos e seus olhos (Caetano Gotardo, 2019). Bright Future se completa con un capítulo centrado en los mejores debuts de 2018 en el que se podrán ver obras del impacto de Long Day's Journey into the Night (Bi Gan, 2018), Tarde para morir joven (Dominga Sotomayor, 2018), Sophia Antipolis (Virgil Vernier, 2018) o Manta Ray (Phuttiphong Aroonpheng, 2018), dentro de un programa que incluye hasta 17 títulos. Sin embargo, las labores de exploración no se reducen a esas secciones que se ocupan, como su nomenclatura indica, de los cineastas del futuro, sino que forman parte de un criterio más amplio que parece fijarse antes en el talento que en los currículos. Solo así se explica que en una sección como Big Screen -30.000 euros para el filme ganador, estreno en salas holandesas y en la televisión pública- compartan espacio Joel, la última película de un veterano como el argentino Carlos Sorín (Historias mínimas), y Bangla, el autobiográfico debut de Phaim Bhuiyan, joven director italiano de origen bangladesí que, a sus 22 años, firma una comedia romántica que le sirve, en tanto director y protagonista, para enfrentar las problemáticas cotidianas derivadas tanto de la imposición de las viejas tradiciones como de los problemas de integración. De entre las ocho películas que pelearan por el galardón, destacan la incursión documental que Penny Lane realiza al interior del Culto al Templo Satánico en Hail Satan? (2019); la reflexión en torno a las cuestiones de género que la sueca Anna Odell propone, siguiendo los esquemas de su anterior La reunión (2013), en X&Y (2018), o el debut del israelí Itay Tal, God of the Piano (2019), parábola sobre el talento y las herencias familiares con aires de thriller. Completan el apartado The Best of Dorien B. de la belga Anke Blondé; Queen of Hearts, segundo largometraje de la danesa May El-Toukhy y Transistra de Anna Eborn. Un festival en el que los creadores noveles comparten programa con figuras totémicas de la talla de Jia Zhangke, Olivier Assayas o Sergei Loznitsa -por citar solo tres cineastas consagrados cuyas películas también pasarán por Róterdam- transforma esa filosofía combinatoria en su razón de ser y refuerza su prolijo catálogo de visionados con clases magistrales a cargo de directores como Claire Denis o Carlos Reygadas, guionistas de la talla de Guillermo Arriaga, compositores como Cliff Martinez o críticas insoslayables como Nicole Brenez; provocando una convivencia que invita a veteranos y debutantes a aprender los unos de los otros. @EnricAlbero