Alexis Morante

Con voz en off de Juan Diego, muy puesto en el papel, y abundancia de imágenes inéditas, Alexis Morante traza en Camarón: flamenco y revolución un recorrido apasionante por la trayectoria del músico que nos ayuda a descifrar su personalidad y su misterio.

El próximo 2 de julio se cumplen 26 años de la muerte de José Monje Cruz, más conocido como Camarón de la Isla, el cantaor flamenco que revolucionó el género y la música española alcanzando la categoría de mito. Canciones como Soy gitano, Volando voy o La leyenda del tiempo le dieron un estatus único al artista, que de una barriada pobre de San Fernando, en Cádiz, llegó a conquistar medio mundo y se le escapó el otro medio porque una cruel enfermedad lo mató cuando solo tenía 41 años. Ahora el documental Camarón: flamenco y revolución le devuelve a la vida de la mano del director andaluz Alexis Morante. Con voz en off de Juan Diego, muy puesto en el papel, y abundancia de imágenes inéditas, la película traza un recorrido apasionante por la trayectoria del músico que nos ayuda a descifrar la personalidad y misterio de un talento musical único en la historia de nuestro país.



Pregunta.- ¿Da miedo meter las garras en una leyenda viva como la de Camarón?

Respuesta.- Camarón no es cualquier cosa, es una leyenda y hay mucha gente expectante por ver la película. Eso impone un respeto. En cuanto comencé a investigar y a empaparme del personaje decidí que no íbamos a rodar nada nuevo porque ya estaba todo dicho y no podíamos añadir nada. Por eso tratamos a Camarón como un ser humano pero también como una leyenda y por eso el narrador te cuenta la historia en tres actos, también porque vengo de la ficción. Me gusta que Juan Diego te lo cuenta como si te susurrara una fábula al oído.



P.- ¿Es Camarón un mito y un ser humano a la vez?

R.- Las dos dimensiones me interesan y en realidad la menos tratada es la del mito. No hay nadie en España como Camarón, que es nuestro Michael Jackson, Elvis o los Doors. No hay nadie que llegue y revolucione un género como el flamenco al que le dio la vuelta introduciendo elementos del rock y el blues. Después, se convierte en el representante de una minoría étnica y castigada como los gitanos. Y el tercer elemento del mito y muy importante es que se muere joven. Cuando tenía 13 años me quedé muy impactado con las imágenes del entierro. Ese cortejo de 24 horas por toda la ciudad y el tumulto me emocionaron un montón. Por eso empezamos la película con las imágenes del entierro.



P.- ¿Era usted ya fanático de Camarón?

R.- Soy de Algeciras y obviamente lo conozco pero nunca he sido un fanático. Lo conocía por mi padre y por la gente que me rodeaba. Este proyecto me llega a partir de Curro Sánchez, que es el hijo de Paco de Lucía. Estudiamos juntos en Nueva York. Creo que pensaron que yo podía tener al mismo tiempo una visión más internacional del personaje, porque vivo en Los Angeles desde hace años, pero también aportar ese elemento de cercanía que me da el ser andaluz. Además de mi larga experiencia en el cine musical con Bunbury o Alejandro Sanz, claro.



P.- ¿Qué rol juega Camarón como rey de los gitanos?

R.- En hora y media no hemos podido profundizar en ello, pero eso es fundamental. La historia de persecución y discriminación de los gitanos corre paralela a la propia historia de Camarón y de la película. Él se convierte en un ídolo para los gitanos que lo eligen como su representante. Y él, a pesar del éxito y del dinero, jamás perdió su pureza gitana. En la tumba pusieron una bandera gitana y ese momento es el colofón de un mito que logró lo impensable, ser también ídolo de los payos.



Camarón: flamenco y revolución

P.- ¿Cuál debía ser el papel de la música en una película como esta?

R.- Lo primero que hago siempre en una película es ver cómo puedo usar la banda sonora para ganar dramatismo. En este caso, lo más impresionante de Camarón es su voz y ese es el principal recurso con el que contamos porque ahí es donde tienes toda la emoción además, de que es importante lo que dicen las letras. Quería que la música fuera muchas veces invisible, que estuviera en el contexto hilándolo todo, para que una canción pueda convertirse en un violín o una atmósfera.



P.- Emocionan muchísimo esas imágenes de los últimos días de Camarón. ¿Qué valor tienen?

P.- Las escenas en las que va al pastor religioso son inéditas. Se había contado que en los últimos momentos, su mujer, Chispa, lo había intentado todo y fueron a todos los médicos habidos y por haber en España y en Estados Unidos. Pero esas imágenes del último Camarón no se habían visto y causan un gran impacto. Vemos a un hombre que amaba profundamente la vida y eso hace más dolorosa su pérdida.



P.- ¿Cuál ha sido su mayor descubrimiento con la película?

R.- Lo que más he descubierto es el Camarón joven, el de la amistad con Paco de Lucía. Ese Camarón me ha encantado, se construye de verdad y es el momento en el que se gesta esa revolución del flamenco. En un ambiente de pureza y ortodoxia, Camarón planta cara al establishment que representan personajes como Manolo Caracol. Y ahí está ese joven con pelo largo y gafas de sol dispuesto a cambiarlo todo. Verlo me sigue emocionando.