La directora de fotografía Isabel Ruiz
Elisabeth Prandi, Neus Ollé, Isabel Ruiz, Gris Jordana y Núria Roldós nos hablan de la precaria situación de la mujer en la dirección de fotografía: escasas oportunidades y siempre alejadas de los grandes presupuestos. Además valoran las medidas que se han adoptado en el mundo del cine en pro de la igualdad de género.
Una de las mujeres que se puso en pie ante el reclamo de McDormand fue la directora de fotografía Rachel Morrison, que estaba nominada por su trabajo en Mudbound y que finalmente perdió ante Richard A. Deakins (Blade Runner 2049). En cualquier caso, la nominación ya era todo un hito, pues Morrison es la primera mujer que se sitúa en la terna en esta categoría en los 90 años de historia de los Óscar. Además, hay que considerar que las mujeres representaron en 2017 tan solo el 4 % entre los directores de fotografía, según el Centro de Estudios de las Mujeres en Televisión y Cine de California, por lo que la nominación es doblemente meritoria. "Es importante porque nos da visibilidad", explica Núria Roldós. "Se pone de manifiesto que hay una minoría de mujeres trabajando como directoras de fotografía y que todavía hay menos mujeres nominadas o que ganen premios, porque la proporción de películas rodadas por mujeres es baja".
Roldós es una de las contadas directoras de fotografía de nuestro país, con un currículum en el que encontramos películas como Mil cosas que haría por ti (Dídac Cervera, 2015) o documentales como Cartas a María (Maite García Ribot, 2015). Desde su punto de vista, el principal problema al que se enfrentan las mujer en esta área está relacionado con la dificultad que tienen para acceder a puestos de responsabilidad. "Es un problema de la sociedad, ya que principalmente no ve a la mujer como una persona técnica", explica. "El departamento de fotografía ha sido siempre un mundo de hombres y ha sido difícil hasta hacernos un hueco como ayudantes de cámara o foquistas… Pero ahí estamos. Luego no nos llaman para puestos de responsabilidad".
No hace tantos años, el material que debía manejar un técnico relacionado con la fotografía cinematográfica era muy pesado y, en consecuencia, siempre se consideró un trabajo de hombres. Hoy ya no es así y las mujeres han abierto las puertas de los centros docentes, donde representan el 50 % del alumnado. Sin embargo, en la promoción que va de asistente de cámara a director de fotografía, con puestos intermedios como auxiliar, foquista u operador, las mujeres suelen tener problemas para escalar posiciones. "En una entrevista en el New York Times Rachel Morrison comentaba que se exige mucho más a las mujeres que a los hombres", comenta Neus Ollé, directora de fotografía de El cant dels ocells (Albert Serra, 2008) o Todos queremos lo mejor para ella (Mar Coll, 2013). "Parece que un hombre puede ser un genio a los 26 años, pero nosotras tenemos que demostrar más". "Se nos ofrecen proyectos de presupuestos más bajos, sueldos inferiores y nos sentimos a prueba continuamente", añade Isabel Ruiz, directora de fotografía en El productor (Fernando Méndez-Leite, 2006) o en Medea 2 (Javier Aguirre, 2006). "La dificultad está en la vida profesional, a una mujer se le sigue exigiendo que demuestre más que a un hombre para hacerse cargo del mismo trabajo".
Conciliación familiar
Neus Ollé
Nuria Roldós e Isabel Ruiz son veteranas en este campo en nuestro país, junto a Teresa Medina, Rita Noriega o Elisabeth Prandi. Esta última, que ha firmado la fotografía de filmes como Sévigné (Marta Balletbò-Coll, 2004) o Informe General II. El Nuevo Rapto de Europa (Pere Portabella, 2015), confía en que la situación mejore en el futuro. "Desde hace ya más de una década hay más mujeres que hombres en las clases de fotografía cinematográfica de las universidades y escuelas", explica Prandi. "Estas estudiantes se han encontrado con que les cuesta mucho entrar en el mundo laboral ya que la mayoría de productores y productoras ya tienen un grupo de profesionales en los que confían y que mayoritariamente son hombres. Creo que cuando los jóvenes y las jóvenes empiecen a tener poder de decisión en la construcción de los equipos, cada vez habrá más mujeres en ese puesto, ya que son muchas veces compañeros de clase".Sin embargo, ese escenario parece aún lejano y las mujeres no han conseguido todavía dar el paso más significativo, y no hablemos ya de lograr una nominación en los Premios Goya. "Aún falta que se confíe en nosotras para manejar equipos humanos muy grandes y una responsabilidad muy elevada", comenta Gris Jordana, asistente de cámara en películas como El orfanato (Juan Antonio Bayona, 2007) y Biutiful (Alejandro González Iñárritu, 2010) y directora de fotografía en películas independientes o series como Benvinguts a la familia o Sé quién eres. "Hay un techo de cristal porque solo accedemos a proyectos pequeños, independientes, muy a menudo con directoras mujeres… Ahí es donde se nos abren un poco las puertas. Aún queda pendiente que podamos acceder a proyectos con grandes presupuestos, que son los que visibilizan nuestro trabajo porque llegan al público y a los medios". Jordana, además, apunta a la dificultad que existe a la hora de lograr la conciliación familiar. "Después de la maternidad a algunas fotógrafas les es difícil volver a rodar ficción, aun accediendo a los trabajos deseados, ya que son jornadas muy largas y que muchas veces requieren desplazamientos fuera del lugar donde vivimos durante meses", asegura.
"Podríamos pensar que la solución es que cuando una mujer tiene un hijo o una hija pudiera incorporarse al trabajo pasados los primeros dos o tres meses porque se reparte el trabajo casero a partes iguales con el padre", explica Núria Roldós. "No se trata de que individualmente hagamos nuestra lucha, la sociedad tiene que acabar con los estereotipos. El monstruo contra el que luchamos es más grande que la simple premisa de si me contratan más o menos, es una cuestión de educación y de bombardeo ideológico".
Neus Ollé huye del victimismo pero asegura que es curioso que casi siempre encuentra por encima suya profesionales con un perfil muy definido. "Yo nunca he sentido nada discriminatorio en mi carrera profesional", explica. "No quiero justificar mis fracasos por una cuestión de género porque sería caer en un victimismo que no creo que sea necesario. Pero es cierto que hay una línea invisible que nos cuesta cruzar y detrás de ella normalmente se encuentran hombres blancos heterosexuales. En la gran mayoría de los trabajos que he realizado mis jefes tenían ese perfil".
Mirando al futuro
Elisabeth Prandi. Foto: Montse Guarro
"Estas políticas también ayudan a que los productores y productoras que llevan más años en el mundo profesional se interesen por conocer a otras profesionales más allá de sus equipos habituales y que los diferentes equipos también se interesen en ir incorporando mujeres", añade Elisabeth Prandi. Y finaliza Isabel Ruiz: "Visibilizar a las que trabajamos como directoras de fotografía es fundamental para que las nuevas generaciones de mujeres vean entre sus opciones este trabajo. Es muy difícil aspirar a desarrollar una profesión cuando no tienes referentes, si te sientes remando a contracorriente".