Jazz y cine afroamericano en el inicio de la Berlinale
Reda Kateb interpreta a Django Reinhardt en el debut de Étienne Comar
La inauguración de la Berlinale se hace eco del revuelto clima político y social con películas como Django, de Etienne Comar, The Dinner, de Oren Moverman y Dayveon, de Amman Abbasi.
El filme presenta un conflicto que mantiene estrechos paralelismos con el momento actual. Refugiados intentando traspasar fronteras y escapar de la guerra, artistas obligados a tomar partido en el terreno político, hombres y mujeres que se topan con la imposibilidad de desplazarse libremente. Hablamos de la Segunda Guerra Mundial, pero esas mismas circunstancias se detectan en la Europa y los Estados Unidos de hoy.
Étienne Comar, colaborador de figuras esenciales como Andrzej Zulawski, Maurice Pialat o Xavier Beauvois antes de dar el salto el salto a la dirección, despliega una puesta en escena solvente y un diseño de producción impecable. El aspecto más destacable de la película es sin duda su banda sonora. El amplísimo repertorio estilístico de Reinhardt (que sobrepasa con creces los límites del jazz) da lugar a secuencias poderosas, más por sus estímulos sonoros que por los visuales. Es en el desarrollo del relato donde la película muestra sus limitaciones. Pese a la convincente interpretación del actor Reda Kateb, el viaje del guitarrista se representa como una larga sucesión de episodios expuestos sin ímpetu ni empatía. Comar se aferra a los códigos más convencionales del biopic histórico en lugar de aportar una mirada propia. Su película solo alcanza un boceto esquemático y superficial de su protagonista y el contexto que le rodea. Finalmente, Django es una obra tan correcta como impersonal.
DayveonUna escena de The Dinner, del israelí Oren Moverman
Presentada también en competición, The Dinner, producción estadounidense dirigida por el israelí Oren Moverman, muestra el reencuentro de dos hermanos (un excéntrico profesor interpretado por Steve Coogan y un político en el momento clave de su carrera encarnado por Richard Gere) y sus respectivas parejas en un lujoso restaurante. Los recuerdos y rencores del pasado salen a la luz en este filme de deliberado corte teatral. La mesa se ve continuamente abandonada por alguno de los cuatro comensales, interrupciones que reflejan la inestabilidad de las relaciones actuales, la volatilidad de la atención, la fragilidad de los vínculos afectivos. Moverman plantea una sugerente contienda de deudas morales y ansias de poder que se ve perjudicada por unos diálogos pretenciosos y una puesta en escena exhibicionista.Dayveon elabora un retrato impresionista de la comunidad negra desde un prisma sólido, empático y templado