Una imagen de El apóstata
El apóstata de Federico Veiroj tiene la virtud de ser mejor de lo que su propia modestía parece indicar y El niño y la bestia de Mamoru Hosoda no cuenta nada original pero lo hace con gracia y creatividad
Inmerso en una crisis vital de mayor dimensión, el protagonista, Gonzalo (Alvaro Ogalla) lidia con una carrera universitaria que se eterniza, una madre quisquillosa, una prima de la que está enamorado y un niño al que da clases particulares mientras se enfrenta con titánica energía a la jerarquía de la Iglesia. El apóstata es una película pequeña en presupuesto y en su propio desarrollo con la capacidad de crear un personaje principal atractivo y con la virtud de ser mejor de lo que su propia modestia parece indicar.
El niño y la bestia
Por primera vez, el Festival ha programado una película de animación, la japonesa El niño y la bestia, dirigida por Mamoru Hosoda, estrella emergente de la animación japonesa. No cuenta nada la película especialmente original pero lo hace con gracia y con creatividad. Es la historia de un niño huérfano que por casualidad penetra en un mundo paralelo habitado por bestias humanizadas (y más civilizadas que los humanos) y se convierte en aprendiz de un talentoso luchador que aspira al gobierno de ese reino. A partir de aquí, El niño y la bestia es una fábula contra el rencor y la venganza que recuerda en su argumento a La princesa de Mononoke de Miyazaki en esa metáfora de la "fuerza oscura", que representa el odio, y su poder para adeñuarse de las personas y corromperlas. El dolor, dicen ambas películas, es el camino para el odio y la lucha de sus protagonistas será sustituirlo por amor. A veces el filme se esmera demasiado en repetirnos su moraleja pero eso no quita que haya buen cine en sus entrañas y que nos seduzca ese mundo de colores y fantasía que logra crear el animador.High Rise
@juansarda