Noche, oscuridad, calor. Cine de verano en la plaza del pueblo. Una de tiros, de amores prohibidos, de aventuras míticas... De Jamón, Jamón a Lawrence de Arabia, escritores, artistas, cineastas, músicos, actores y directores teatrales recuerdan aquí aquella película que vieron en plena ola de calor.
Recuerdo haber visto El Guateque por primera vez con 7 u 8 años, en el pequeño televisor naranja, muy moderno, del apartamento que tenían mis padres en la sierra de Madrid, una calurosa noche de vacaciones - sería el mes de julio - en un programa de cine en familia que la primera cadena de Televisión Española emitía todavía en blanco y negro. Sería el verano de 1976 o 1977.Siempre asocio esta película con el verano y con las muchas forma que el cine tiene de divertirnos. The Party, su título original, producida y dirigida por Blake Edwards en 1968 cuenta la peripecia de un actor indio torpe, inepto y solitario, caracterizado genialmente por el inolvidable actor británico Peter Sellers, que pone patas arriba una sofisticada fiesta del mundo del cine en Hollywood, a la que ha sido invitado gracias a una maravillosa equivocación.
La he visto docenas de veces, pues creo que muestra estupendamente el espíritu ingenuo y transgresor, elegante y creativo de la Costa Oeste norteamericana a final de los años sesenta y que tanto nos sedujo al grupo de amigos que en la década de los ochenta soñábamos con veranos interminables.
Una de las imágenes que vuelve a mi memoria todos los meses de julio, coincidiendo con la fiesta de cumpleaños de mi mujer, es el trio de jazz que ameniza la fiesta en la película, tocando la banda sonora del gran Henry Mancini, concentrados los músicos en su cadencia, ensimismados en su ritmo común, mientras una marea de espuma invade el piano, el contrabajo, las escaleras, la piscina, el bar y el billar, el jardín… Ojalá vinieran a tocar a la fiesta este verano. Y tuviéramos una casa como la del General Clutterbuck!