Rodad, rodad, malditos
Mia Farrow, tras una sesión de sexo demoníaco en La semilla del diablo
Jesús Palacios se adentra en el Hollywood maldito (Valdemar, 2014) para desgranar los extraños sucesos que han acontecido en la producción de películas fantásticas como La semilla del diablo o Poltergeist
Albin Grau, el proselitista del Ocultismo
Una imagen de Nosferatu, el vampiro
Nosferatu, el vampiro (1922) de F. W. Mornau es un clásico indiscutible del cine pero además es la primera película maldita de la historia. Y no por las condiciones a las que sometió el director alemán al equipo, con peligrosos rodajes en alta mar y a gran altitud en los Cárpatos (que milagrosamente acabaron sin víctimas que lamentar), sino por la participación de un personaje oscuro relacionado con el mundo del Ocultismo, Albin Grau. "Grau era el productor y director artístico de la película y pensaba que el cine podía ser un instrumento de difusión y proselitismo para llevar el Ocultismo a las masas", comenta Palacios. Por ello introdujo numerosas ideas esotéricas en la película relacionadas con elementos de la puesta en escena y el tratamiento de la luz y la sombra y, de hecho, manifestó de manera explícita sus intenciones en la publicidad de la misma y en declaraciones a diversos diarios. ¿Influyó todo este magma ocultista en que Nosferatu se convirtiera en una película maldita? Lo cierto es que a punto estuvo de ser erradicada de la faz de la tierra. Florence Stoker, la viuda de Bram Stoker, denunció a Prana Films, la productora con la que Grau pretendía popularizar sus oscuras creencias, por haber plagiado Drácula, la obra cumbre de su marido. Los tribunales alemanes fallaron a favor del demandante y condenaron a la productora a destruir todas las copias. Afortunadamente algunas sobrevivieron y hoy podemos disfrutar de la película.La mala suerte de Polanski
Las investigaciones oficiales demostraron que Manson no estaba relacionado con el Satanismo y que no tenía ninguna cuita pendiente con el director polaco. Pero, cuanto menos, el embarazo de Tate y el del personaje de Mia Farrow, crea un sincronismo entre la realidad y la ficción que produce escalofríos y ha generado a lo largo del tiempo multitud de teorías conspiranoicas. Sin embargo ciertos acontecimientos relacionados con la película hacían planear la sombra de la tragedia. Krzystof Komeda, compositor habitual de la música para Polanski, falleció poco después del estreno a consecuencia de una caída accidental durante una fiesta. William Castle, productor de la cinta, empezó a tener ciertos problemas de salud e, incluso, el perro que el director le regaló a su mujer murió atropellado... Otro casualidad inquietante está relacionada con el hecho de que John Lennon, miembro fundacional de los Beatles (por otra parte, el grupo con el que estaba obsesionado Manson) fuera asesinado cuando se disponía a entrar en el Hotel Dakota, que había servido a Polanski para el exterior del edificio al que se muda el matrimonio protagonista de La semilla del Diablo.
El exorcista, basado en hechos reales
Imagen de El exorcista
El carrusel de desgracias aumentó la fama de una película que arrasó en taquilla y que logró además grandes críticas. Gracias a ella, las superproducciones regresaron de nuevo a Hollywood, que haría depender cada vez más el éxito de aspectos como la inversión en dinero, efectos especiales y espectacularidad, llevando los géneros clásicos de la serie B a la gran industria. Un elemento clave, que marcó distancia con respecto a Nosferatu, el vampiro y La semilla del diablo, fue presentar la película como basada en hechos reales. "Por este motivo era mucho más terrorífica y socialmente impactante", explica el crítico. "De repente, ya no se trataba de adaptar novelas o ficciones de autores de terror y fantasía, o de guiones basados en personajes folclóricos como vampiros, licántropos o brujas, sino de mostrar que lo paranormal, sobrenatural e incluso demoníaco existía y actuaba en el mundo moderno. Que era real y podía pasar al lado de tu casa".
Poltergeist, la saga maldita por excelencia
La pequeña Heather O'Rourke en una imagen de Poltergeist
Frente al inmenso número de desgracias acaecidas durante el rodaje de El exorcista, la fatalidad en torno a la saga Poltergeist se acota a cuatro de sus actores principales. La primera víctima de la maldición fue Dominick Dunne que interpretaba a la hija adolescente de la familia protagonista. La actriz era ya un rostro conocido de la televisión antes de participar en la primera entrega de la saga, cuya éxito la ponía en la senda de la fama. Pero el 30 de octubre de 1982 todo se truncó para la joven de 22 años. Dominick moría asesinada a manos de su ex pareja. La siguiente víctima sería el veterano actor Julian Beck, creador de la famosa compañía Living Theater, quien interpretaba al reverendo Kane en Poltergeist II: El otro lado (Brian Gibson, 1986). Lamentablemente no pudo finalizar su trabajo en la cinta al complicarse el cáncer de estómago que padecía. Dos años después la maldición se cobraba una nueva alma. El actor nativo americano Will Sampson, famoso por su papel en Alguién voló sobre el nido del cuco (Milos Forman, 1975), moría a consecuencia de unas complicaciones en una operación de corazón y pulmón.Sin embargo, todavía quedaba una última tragedia por acontecer: el fallecimiento de la estrella infantil y protagonista de la saga Heather O´Rourke tras el rodaje de Poltergeist III (Gary Sherman, 1988). La joven de 12 años pasaba a mejor vida a consecuencia de una estenosis congénita del intestino que derivó en un shock séptico al ser confundida la dolencia con la enfermedad de Chron. A quién no le afectó la maldición fue a su máximo artífice, Steven Spielberg. "No solo salió ileso, sino, como siempre, más enriquecido y poderoso", opina Palacios. "Todo el mundo considera la primera película como obra de Spielberg, en lugar de como obra de su director nominal, Tobe Hooper".