El genio de los Farrelly y Jim Carrey
Jim Carrey y Jeff Daniels en 2 tontos todavía más tontos
Jim Carrey retoma veinte años después uno de sus papeles emblemáticos en Dos tontos todavía más tontos y la gracia y el estilo permanece intacto.
Han pasado veinte años, demasiados, sin duda, pero la gracia y el espíritu sigue intacto. Tras pasar dos décadas en una casa de locos (los Farrelly consiguen de manera maravillosa reírse de la enfermedad mental y ser tiernos y humanistas), el personaje de Carrey despierta como por arte de magia. Su inseparable colega, lleva el mismo tiempo visitándole todas las semanas, cambiándole los pañales y soportando estoico su silencio. Al parecer, era una broma. A partir de aquí, los dos amigos emprenden en una improbable aventura para conseguir un riñón que necesita Daniels. Una misteriosa hija secreta podría ser la solución a sus males. El humor, en el fondo, se basa en la confrontación no tanto de la estupidez (los "listos" son en realidad peores) sino de la inocencia frente a un mundo dominado por la mezquindad, el prejuicio y una competitividad insana que relega a sus miembros más débiles a la condición de parias.
Ese espíritu humanista se conjuga con unos Farrelly especialmente inspirados a la hora de construir gags. Para su criatura más emblemática echan los restos y te partes de risa con el chiste del remitente, con la escena de la visita a los padres de Daniels, las apariciones del hermano gemelo o las tronchantes secuencias en la bicicleta. El rey de la función es un Carrey crecido que tras años de sequía regresa con ganas para hacer una composición memorable de un personaje por momentos siniestro y por momentos tierno de gran altura dramática. Porque esos tontos muy tontos además de hacernos reír a carcajadas también nos recuerdan nuestra propia tontería y cómo tratamos a quienes percibimos que ocupan un peldaño menos en el escalafón social. Y por tontos que parezcan y sean, sus conversaciones plagadas de lugares comunes no están tan lejos de las que uno escucha por todas partes incluso con frecuencia. Estos freaks no son tan freaks, o por lo menos, no tan poco habituales.