Sergei Loznitsa



El bielorruso Sergei Loznitsa ha sido celebrado como uno de los grandes documentalistas de nuestros tiempos. En el segundo largometraje de ficción que rueda de forma consecutiva, En la niebla, que compitió en el pasado Festival de Cannes, propone una extraordinaria experiencia cinemática al espectador que redefine el papel del héroe y de los partisanos durante la II Guerra Mundial. Loznitsa cuenta en esta entrevista los desafíos y propósitos del filme, que llega hoy a salas españolas.



-¿Qué le atrajo de la novela de Vasily Bykov?

-Leí la novela en 2001 y me causó una profunda impresión. Había algo en el personaje principal, Sushenya, que despertó algo en mí. Conocí a gente como él en mi infancia. Son personas que no solo pertenecen a una generación distinta, también a otra clase de civilización: valoran su honor y su nombre más que la propia vida. Además, Sushenya es un personaje muy bielorruso. Calmado y callado, resistente y discreto, pero muy fuerte y capaz. Hoy, estos personajes están casi extintos. En cierto sentido, mi película es el réquiem por un héroe.



-¿Y en términos cinemáticos? ¿Cuál era su interés?

-Desde el punto de vista cinemático me interesaba el espacio en el que tenía lugar la acción y estaba fascinado con la posibilidad de expresar el estado emocional del héroe experimentando con la duración de los planos. También me atraía el hecho de que la culminación de la historia acontece prácticamente al principio. Estamos solo en el primer tercio de la película, cuando en una narrativa tradicional estaríamos al final del segundo acto. Esto me permitía construir un dispositivo formal, que mantendría la atención del espectador de un modo diferente, no convencional. Quería crear una estructura única, que captara el espíritu del libro. Escribí el guion casi inmediatamente después de leer la novela. Bykov todavía estaba vivo, y recibí su bendición para hacer la película.



-Después de una larga carrera filmando documentales con gran éxito, ¿qué le condujo al cine de ficción?

-Estudié Dirección Cinematográfica en el VGIK (el Instituto Estatal de Cine en Moscú) y siempre he querido realizar ficción. En cualquier caso, cuando me gradué, era prácticamente imposible encontrar financiación. Así que me puse a viajar por las zonas rurales de Rusia filmando películas documentales. Fue una experiencia magnífica. No solo a nivel profesional, también personal, pues tuve la oportunidad de conocer una zona de Rusia que no conocía. De hecho, el guion de mi primera película de ficción, My Joy, estaba altamente basado en los encuentros y experiencias que tuve durante aquellos viajes. Mi intención es continuar trabajando en ambos formatos. De hecho, acabo de terminar un corto documental titulado Letter.



-¿En qué medida influye su bagaje documental en su estilo cinematográfico?

-Cualquier película, sea documental o ficción, es antes que nada una idea. Una vez que tienes una idea y que la has formulado, hay que encontrar las herramientas adecuadas para expresarla. Así que, por lo que a mí respecta, cada película es una estructura, que se diseña con el fin de articular una idea particular. Por supuesto, mi experiencia en el cine documental me ayuda a escoger localizaciones y actores, tanto profesionales como no profesionales. Trata de emplear luz natural en el rodaje siempre que sea posible, y el trabajo de cámara puede describirse como "documental" en muchos sentidos. En todo caso, cada nueva película representa un nuevo desafío y demanda innovaciones de estilo. Cada película que haces, sea documental o ficción, es una tabula rasa, y nunca se puede predecir el resultado antes de terminarlo.



-Su lenguaje cinematográfica tiene une relación muy íntima con la percepción del tiempo. ¿Cómo concibe el empleo del tiempo en el cine, y especialmente en En la niebla?

-Bueno, todos tememos una relación íntima con el tiempo, y esta relación es estrictamente individual. El cine es un arte que hace posible crear la ilusión de esta relación precisamente por el hecho de que el propio cine está relacionado con el paso del tiempo. Una forma cinemática es siempre un continuum temporal, en el sentido de que siempre crea una ilusión de continuidad. Nos ofrece la posibilidad única de reconstruir en la pantalla nuestra percepción individual de ese continuum y experimentar con la ilusión de esa continuidad. Uno debe partir de la base de que no todas las películas son capaces de "atrapar" el tiempo en la red de su construcción. La mera posibilidad de crear una ilusión no garantiza que ésta se cree con éxito. Tiene que haber algo más. Algo que no responde a una fórmula general. Es algo único y también íntimo debido a su propia naturaleza.



-Parece que tiene un especial interés por la Segunda Guerra Mundial, un periodo histórico que ya ha tratado anteriormente, como en la película Blockade. ¿Cree que el papel de los partisanos es un capítulo de la historia soviética que todavía no se ha explorado adecuadamente?

-No solo el papel de los partisanos, pero toda la historia de la guerra, tal y como ha sido presentada e interpretada por la propaganda soviética, debe ser revisada y puesta en cuestión. Esta periodo histórico ha sido objeto de múltiples distorsiones y falsificaciones, de manera que, bajo mi punto de vista, el único modo de enfrentarse a él hoy en día es regresar a los archivos y cotejar los hechos, vaciados de cualquier juicio subjetivo. Me próxima película también afrontará el tema de la Segunda Guerra Mundial. Será una historia sobre la masacre de judíos en el Babi Yar de Kiev, en septiembre de 1941.



-Asumimos que todo filme histórico tiene una resonancia con el presente. ¿Qué es comparabale en la Bielorrusia actual con el clima de miedo y sospecha retratado en En la niebla?

-Generalmente tenemos la impresión de que el mundo que nos rodea cambia simplemente al compás del paso del tiempo, y el reloj mecánico ha avanzado otros 50 ó 70 años. Esto es una ilusión o, quizá, simplemente un deseo. De hecho, puede que le sorprenda escuchar que, por lo que a mí respecta, En la niebla es un filme muy relevante hoy en día. He leído en una crítica reciente que mi película no tiene una relevancia "inmediata", porque no es una historia situada en el tiempo presente. Esto es una falsa concepción, que me temo que prevalece en la comunidad de la crítica cinematográfica. Me pregunto si podemos considerar a Velázque y Goya menos relevantes que, por ejemplo, a Picasso o Miró, solo porque los asuntos que retrataron en sus pinturas están más cerca de la contemporaneidad.



-Al igual que My Joy, la historia de En la niebla trata de gente tan atrapada por las condiciones que le rodean que pierden su libertad . ¿Se atreve a establecer algún tipo de contunidad entre ambas películas, aparentemente tan distintas?

-Yo diría que las dos películas son variaciones de un mismo tema. En la primera, hay un héroe, y termina con el personaje principal matando a gente; en la segunda, también hay un héroe y termina como termina. Ambas situaciones son paradójicas en el sentido de que están generadas por el espacio que ocupan los personajes, por los lugares en que acontece el relato. Esto significa, que el entorno en sí mismo es el que debería modificarse. ¿Pero cómo? Esa es la cuestión.