Oriol Paulo
Pregunta.- Es una película en la que se puede decir que no has visto la película si no has visto al final, en el que hay sorpresa total.
Respuesta.- Buscaba plantear una pregunta desde el minuto uno y que no se acabará de responder con todos sus matices hasta el último plano, cuando encajan todas las piezas. Yo elijo contarlo desde el personaje de Hugo Silva, hace este viaje con él y lo que vamos descubriendo lo vamos descubriendo con él. Hay una máxima que dice que cuanto más putees a tu protagonista, mejor, y es uno de los personajes más puteados.
P.- La estructura del final que lo cambia todo siempre nos recuerda a Shyamalan y El sexto sentido.
R.- Es la primera vez que me lo mencionan. El cuerpo es una película que la puedes ver una, dos y tres veces y puedes ir descubriendo varias capas. Hay un concepto que une a los cuatro personajes que es la obsesión. Son una serie de personajes que están anclados y hasta que no levanten ese ancla están atrapados en su propio laberinto. Hay gente que ve una película muy de género y otra que no tanto. Se trata de ir a otro sitio. Hay unos códigos que van a estar como la noche tormentosa pero todo tiene que tener un sentido.
P.- Cuando se parte de un mecanismo tan preciso, ¿es fácil olvidar que lo importante es la emoción?
R.- Hicimos varias escrituras, algunas de ellas muy pendientes de esa lógica interna para que la película no se caiga pero sí otras en las que la emoción es lo importante. Lo más importante son los personajes y sobre todo en la recta final era muy importante que los actores percibieran esa emoción. Soy muy amante de lo clásico y quería hacer una película con una estructura muy clara.
P.- Víctimas y culpables intercambian los papeles trazando líneas muy difusas.
R.- El espejo era el cine de suspense y el cine negro. Una de las características de este cine es que no hay ni buenos ni malos, hay luz y oscuridad a la vez porque todo el mundo tiene muchas capas. Podemos entender a todos los personajes, podemos amarles y odiarles a partes iguales. Mi abuela a los 13 años me encerraba a ver Hitchcock y también había leído todos los libros de Agatha Cristhie. Todo eso son mis raíces. Hay un libro de Patrick Süskind sobre un hombre que trata de recordar todos los libros que ha leído, lo cual es inútil, pero luego sí que actúa en función de eso. A mí me pasa lo mismo porque cuando estoy escribiendo no soy consciente.
P.- Hay muchos elementos clásicos: la millonaria, el trepa...
R.- Se trata de modernizar unos códigos para darles una vuelta y también de que los identifique rápidamente. Para mí lo importante es crear una historia sobre las segundas oportunidades, hacía tiempo que buscaba una historia con la que poder hablar de ello. Casi todo está contado en el cine, más que el qué es el cómo. Yo tenía esta historia dentro de mí y me faltaba el cómo. A partir de aquí me planteé esta pregunta de "¿Qué pasaría si desaparece el cadáver?".
P.- El tema del cadáver desaparecido lo hemos visto quizá más veces en la comedia: Este muerto está muy vivo, Descongélate...
R.- Hay pocos referentes. Se me ocurren Las diabólicas, Retorno al abismo... aunque no estoy muy seguro pero sí ha pasado por mi cabeza.
P.- ¿Se planteó en algún momento el hecho de hacer una película muy comercial? ¿Por qué lo es?
R.- No. A mí las películas que más me ponen son las que me plantean un reto desde el minuto uno. En Memento yo ya entro desde el primer segundo porque me interesa el juego. Yo intento pensar en una película que me gustaría ver en el cine y yo consumo cine muy comercial y otro que no tanto.
P.- ¿La huella sería la película ideal a la que se parece El cuerpo con ese duelo entre dos personajes?
R.- No me lo han dicho, ¡y sí! Es una de las películas que más veces he visto en mi vida y la tuve muy presente. Lo que sí está es ese duelo, con dos personajes que quieren saber lo que ha pasado con el cuerpo aunque ambos tienen versiones distintas. Las armas que tienen son psicológicas.
P.- Vemos a los actores más "famosos" del cine español...
R.- Ha sido un poco todo por casualidad. A Belén la conocí con Los ojos de Julia, ya estaba escribiendo este guión y le planteé que siempre hace papeles de sufridora y si le interesaba un personaje con más sentido del humor. Es un personaje muy controlador que lo controla todo menos el paso del tiempo y su debilidad con su joven marido. De Belén llegó a Hugo porque en esa franja de edad y con estas características no hay tantos actores. Y en el caso de Coronado no había estrenado No habrá paz para los malvados y no estaba tan en auge.