Martin Freeman es Bilbo en El Hobbit: un viaje inesperado
Después de una década, Peter Jackson ha cumplido su amenaza y vuelve a la Tierra Media, el universo de fantasía y aventura que cimentó su fama y fortuna en Hollywood. Si tres fueron las películas que le consagraron en 'El señor de los anillos', ahora repite trilogía para convertir en imágenes 'El Hobbit', su precuela original, que J.R.R. Tolkien escribió para convertirla en una de las cimas de la literatura fantástica.Parecía que no llegaría nunca, pero ahí está, a punto para su estreno. El Hobbit: Un viaje inesperado es la primera parte de una nueva trilogía cinematográfica, en la que Peter Jackson adapta, con más que pelos y señales, la novela original de J. R. R. Tolkien, El Hobbit, publicada en 1937, y convertida de inmediato en clásico de la literatura fantástica infantil. Entonces nadie (casi ni sus amigos de Oxford) podía sospechar que su autor planeaba extender el mundo que había creado, en una obra mucho más larga y ambiciosa, que se convertiría en todo un fenómeno: El Señor de los Anillos. Por aquél entonces, El Hobbit (cuyo título completo es The Hobbit, or There and Back Again, algo así como "un viaje de ida y vuelta") era solo un estupendo cuento para niños de todas las edades, comparado con las obras de Carroll o Barrie y, más certeramente, con las de George McDonald.
Aunque cinematográficamente se pueda hablar de precuela, la realidad es que El Señor de los Anillos es, dicho con propiedad, la hipertrofiada secuela literaria de El Hobbit. Aclarado lo cuál, era inevitable que Peter Jackson, tras el éxito de su trilogía trufada de Oscars y parabienes, recurriera a El Hobbit para seguir cimentando su camino de baldosas amarillas. Pero dos cosas resultan especialmente sorprendentes: una, lo difícil que sería sacar adelante el proyecto. Y, dos, ¿por qué convertir una novela corta en tres películas de casi tres horas cada una...?
Aunque se supone que Jackson y Fran Walsh ya habían intentado negociar los derechos de El Hobbit en 1995, la complicada telaraña que rodeaba estos, en posesión de United Artists -mientras Jackson estaba bajo contrato de Harvey Weinstein-, retrasó el proceso hasta después de que el director completara El Señor de los Anillos, con producción ya no de Weinstein, sino de New Line. En 2006 la MGM -propietaria de UA- se mostró de acuerdo en negociar con New Line la producción de un Hobbit cinematográfico. En principio, Peter Jackson quiso contar con Guillermo del Toro como director, limitándose a las tareas de producción y guión. Daba la impresión de que, tras el relativo fracaso de la plúmbea King Kong, Jackson deseaba mantenerse alejado del cine espectacular, para reverdecer sus viejos laureles como autor de obras mucho más personales como Braindead (1992), Criaturas celestiales (1994) o Forgotten Silver (1995). Pero había otro problema de fondo: la demanda legal interpuesta por el realizador contra New Line, por su pérdida de derechos sobre el merchandising y productos derivados de El Señor de los Anillos. MGM no estaba dispuesta a que El Hobbit se hiciera sin Jackson, por lo que todo quedó nuevamente parado. Finalmente, en diciembre de 2007, las partes llegaron a un arreglo, por el cuál Jackson sería productor ejecutivo de dos filmes basados en la novela de Tolkien. Pero, entonces, el Tolkien Trust y la editorial Harper Collins, poseedores de los derechos del escritor, con Christopher Tolkien a la cabeza, demandaron a su vez a New Line por incumplimiento de contrato, en lo referente, claro, a su parte en los beneficios de la saga. Aunque esta nueva demanda dificultó el proyecto, se llegaría a un nuevo acuerdo en 2009, después de que el Tolkien Trust -asociación benéfica o charity, como dicen los ingleses- recibiera 38 millones de dólares en concepto de derechos.
Fotograma de El Hobbit: un viaje inesperado
Aunque el rodaje de esta nueva trilogía ha estado rodeado de todo tipo de escándalos -desde políticos, cuando una huelga del sindicato de actores neozelandeses estuvo a punto de obligar a llevar la producción a Europa; hasta morales: los insistentes rumores de maltrato animal durante la producción-, la primera entrega ya está a punto: El Hobbit: Un viaje inesperado. Le seguirán dos secuelas, en 2013 y 2014, aunque la tercera parte no se basará en el libro original, según explica Jackson: "El Hobbit es obviamente una novela, pero también tenemos los derechos para usar 125 páginas de notas adicionales con las que Tolkien expandió el mundo de El Hobbit, publicadas al final de El Retorno del Rey".
Cabe preguntarse si, frente a la lógica de una película por volumen al abordar la adaptación de El Señor de los Anillos, algo huele ahora un poco a podrido en la Tierra Media, cuando de una sola novela, Jackson y compañía se sacan de la manga no una, ni dos, sino tres películas, aprovechando hasta los apéndices. ¿Se habría involucrado Jackson en la dirección de tres películas -rodadas de nuevo a la vez- basadas en el mundo de Tolkien, si The Lovely Bones hubiera tenido éxito? Su retorno en 2009 al cine para adultos resultó un fracaso de crítica y público. Poco después, Del Toro salía de El Hobbit... Y entraba Jackson.
El éxito está asegurado, aunque solo sea porque las legiones de fans de Tolkien consumirán con devoción esta nueva trilogía, cuyo concepto encaja en el delirante plan freak de Jackson: "Para ser honesto, quiero hacer una serie de películas que puedan funcionar juntas si alguna vez hay algún lunático enloquecido que quiera verlas todas en orden del tirón". Y si de El Hobbit pueden salir casi nueve horas de película... ¿Qué pasará si decide llevar a la pantalla El Silmarillion? Sin duda, es momento de acuñar el término tolkienxploitation. Sólo cabe esperar que algún día Peter Jackson despierte y descubra que hay vida inteligente más allá de la Tierra Media... O que lo recuerde.