El director Jaime Rosales. Foto: Quique Fidalgo
Entre el sueño y el silencio, efectivamente, parece transitar el cuarto largometraje de Jaime Rosales, que presentó su última película, Tiro en la cabeza, hace cuatro años en el Festival de San Sebastián. El sueño es al que pertenece un proyecto que, según reconoce el director, comenzó a darle vueltas incluso antes de Tiro en la cabeza. "Mi anterior película surgió de una forma muy visceral, a partir del drama concreto de un caso de terrorismo, y por lo tanto fue una película nacida de la necesidad y la oportunidad. Pero pasado ese tiempo he retomado la ida de Sueño y silencio, y durante todos estos años la he ido madurando. Ha sido una película muy difícil de escribir, de rodar y de montar. Pero que haya sido todo un reto para mí no significa que luego también lo sea para el espectador. De hecho, la idea es que sea todo lo contrario".
El autor de La soledad, filme con el que obtuvo los premios Goya a Mejor Película y Mejor Director en 2007, se instala en cierto secretismo y prefiere no revelar prácticamente ningún detalle sobre el filme. "La película tiene un tratamiento muy peculiar y prefiero que hable de él la crítica cuando la haya visto -explica-. No quiero anticipar demasiado qué es lo que pienso de ella o en qué consiste". De momento, apenas adelanta que el filme, rodado en 35 milímetros -"la palabra digital es para mí una palabrota", sostiene Rosales-, tiene partes en blanco y negro y otras partes en color, que se ha rodado en francés, español y catalán y "que hay una serie de peculiaridades que de momento no puedo revelar, como los actores que participan en ella". En una parte del proceso, Rosales pensó en la actriz portuguesa Maria de Medeiros para protagonizar el filme, "pero al final cambiaron muchos planteamientos. Hay una presencia de alguien muy conocido, que no puedo decir todavía, pero no es exactamente una actriz o un actor". Expectación y desinformación, por tanto, es la estrategia que busca Rosales para su cuarto largometraje, el tercero que estrena en el festival de cine más importante del mundo.
Sueño y silencio se ha rodado durante cinco semanas en París y durante tres semanas en España, en la provincia de Tarragona. "Es la historia de una familia española que vive en París. El padre es arquitecto y la madre es profesora de escuela. En un viaje de vacaciones al Delta del Ebro tienen un accidente, que transforma por completo sus vidas. La película cuenta la cotidianidad de sus vidas antes y después del accidente". Hasta ahí llega el resumen ofrecido por Rosales, una sinopsis que, en términos generales, recuerda en gran medida a La soledad, que también radiografiaba el estado psicológico y la rutina de unos personajes antes y después de una sufrir una experiencia trágica.
El delegado de la Quincena, Edouard Waintrop, ha declarado tras presentar el programa a la prensa -que incluye 21 películas iberoamericanas de las 44 seleccionadas- que "la película Sueño y silencio es fascinante y muy emocionante. Es una película que me ha hecho llorar, algo para mí muy fuerte". Entre el resto de cintas que participarán en la Quincena, destaca La noche de enfrente, el filme póstumo de Raúl Ruiz, fallecido el pasado mes de agosto, así como las propuestas de su compatriota el chileno Pablo Larraín (No), del uruguayo Pablo Stoll (3), el chino Hur Jin-ho (Dangerous Liasions), el francés Michel Gondry (con la producción norteamericana The We and the I), el surcoreano Yeun Sang-ho (The King of Pigs), del británico Ben Wheatly (Sightseers), el norteamericano Rodney Ascher (Room 237) o el argentino Benjamín Ávila (Infancia clandestina), que cuenta con una pequeña participación española en la producción.
Tras unas semanas de infelices y duras noticias para el cine español, marcada por el anuncio de recortes, la selección de la película de Rosales a la programación de Cannes -aunque sea en el "festival paralelo" de la Quincena, cuyo prestigio está en todo caso a prueba de bombas-, debería recibirse como una gran noticia por la industria. "Todos vivimos instalados en una cierta incertidumbre- sostiene Rosales-. Me parece que estamos entre el final de un cierto modelo y el inicio de otro, que todavía está por definir. El modelo antiguo no se puede dar del todo finiquitado y tampoco se puede saber a ciencia cierta qué ocurrirá. Yo personalmente voy a enfocarme ya en la búsqueda de otro modelo de producción para mis películas, más relacionado con la inversión privada, porque el modelo de ayudas públicas, que ha dado películas magníficas y películas malísimas, está claramente en descomposición". Un modelo, en todo caso, que ha permitido la financiación de Sueño y silencio, cuya producción total es un 80% española y un 20% francesa. Entre las ayudas públicas recibidas, ha contado con la participación del ICAA, la Generalitat de Catalunya, TVE, TV3 y Media Europa.