Jeff Nichols: "La palabra apocalipsis nos parece más cercana que nunca"
El cineasta estadounidense estrena Take shelter, un thriller sobrenatural a medio camino entre la locura y la profecía
9 marzo, 2012 01:00El director estadounidense Jeff Nichols.
-Todo comenzó con la imagen de esa profecía del protagonista sobre una tormenta que se avecina. Había que darle una vuelta más y aparece la idea de su posible enfermedad mental. Con los personajes de ficción sucede algo curioso, y es que el público los conoce en un momento concreto de su existencia pero no sabe qué carga emocional llevan encima. Al principio su comportamiento puede parecernos inverosímil debido a esa ignorancia, pero poco a poco vamos entendiendo sus claves.
Shannon interpreta a Curtis, un obrero de la construcción en el centro rural de EEUU que lleva una vida aparentemente idílica junto a su esposa (Jessica Chastain) y su hija sordomuda. Take Shelter significa "buscar un refugio", un lugar en el que sentirse seguro que el protagonista comienza a construir en el jardín de su casa ante su temor, ¿imaginario?, a esa tormenta apocalíptica.
-¿El temor enfermizo de Curtis se corresponde de algún modo con sus propios miedos al futuro de la civilización?
-En la película mezclo dos miedos. Por una parte, mi temor personal, relacionado con mis propias inseguridades respecto a quién y lo que será de mí. Por la otra, el filme refleja el temor y la ansiedad de la sociedad. Estamos en un momento en el que la palabra apocalipsis nos parece más cercana que nunca. Si preguntas por ahí, es asombroso cuánta gente te dirá que está segura de que queda poco para el fin del mundo.
Ante la progresiva demencia del personaje, asaltan todas las dudas. Uno no sabe si Curtis se parece a la Catherine Deneuve de Repulsión y terminará siendo un psicópata o al Harrison Ford de La costa de los mosquitos y es simplemente un iluminado. A medida que crezca su locura y se vea más cercado por una sociedad que no le entiende y le rechaza, la pesadilla comenzará a agriarse.
-Para que esa ansiedad tenga un sentido, debe de tener algo que le importe perder como son su mujer y su hija. Yo escribí esta película poco después de casarme, al pasar de los 20 a los 30, y sentí ese miedo irracional a perder lo que tenía. Fue al final de la época de Bush, cuando aún no habíamos salido de la guerra y ya entrábamos en el desastre económico actual. Todos los días se propagaba en las noticias ese sentimiento de terror. Lo más sorprendente es que llevamos así más de diez años, quizá desde el 11-S. No creo que sea lo mejor que le puede pasar a nuestra sociedad.
-Este clima apocalíptico se produce en un momento histórico indiscutiblemente complicado, pero mucho menos violento, y con mayor bienestar, que otras épocas de la Humanidad en las que había más ilusión y energía. ¿Se ha hecho el hombre menos tolerante?
-Nuestra tolerancia hacia las dificultades es sin duda mucho menor ahora que hace unas décadas. Por ejemplo, ya no asumimos que haya muertos en las guerras. Antes morían decenas de miles de hombres en cada conflicto armado. Hoy no lo soportaríamos.
- Acaba de rodar Mud, en la que cuenta con dos estrellas de Hollywood como Reese Witherspoon y Mathew McCounaghey. ¿Será fiel a la atmósfera de Take Shelter?
- Estoy en pleno montaje. Desde luego, en seguida puede detectarse que es del mismo cineasta pero va hacia lugares muy distintos. Trata sobre la amistad entre dos adolescentes, sobre su primera experiencia con el amor. Es un filme mucho más luminoso, en el que hay un toque de melancolía pero que también intenta reflejar ese carácter de aventura que tiene todo a esa edad. En Take Shelter vemos a un personaje ya maduro, entrados los 30, responsable de una familia. Son situaciones muy distintas.
- En Hollywood ha habido innumerables películas sobre apocalipsis, desde Roland Emmerich a Shyamalan.
- Me gustaría poder trabajar con los medios que tiene Hollywood, ellos consiguen hacer estos espectáculos grandiosos. La lástima es que lo basen todo en el espectáculo y no en los personajes. Cuando tratas con un asunto tan grave y tan "grande" como el fin del mundo, para mí es importante mantenerme cerca de los personajes, convertir esa situación increíble en algo cercano, comprensible, con lo que te puedes identificar. El problema de esas películas de Hollywood es que no tengo nada emocional a lo que agarrarme. Soy incapaz de sentirme conmovido.
- Se detecta la influencia de Hitchcock.
- Yo diría que Hitchcock es una gran influencia, al mismo nivel que Kubrick y Spielberg. Admiro su capacidad para imponerse en Hollywood y contar con los mejores presupuestos y medios y al mismo tiempo mantener su personalidad. Desde un punto visual, los considero los más grandes directores que jamás han existido. El miedo es un sentimiento que es patrimonio del cine, un territorio que le es propicio, y ellos han sabido captarlo mejor que nadie. Admiro su capacidad para crear imágenes con una gran carga emocional.
- Habla todo el rato de emociones y sentimientos. ¿Se considera un director más cercano a ese terreno que al intelectual?
- Supongo que nadie quiere decir que no es intelectual pero sí es cierto que me identifico más con el mundo de los sentimientos que con el de las ideas. Aspiro a crear emociones profundas en mis espectadores, desde luego.
- Es curioso que plantee una película de género en el terreno del cine independiente.
- Quería hacer una película híbrida entre el drama y el thriller, esa fue mi idea desde el principio. El problema de jugar con lo sobrenatural es que estamos acostumbrados al terreno de Hollywood, en el que la verosimilitud no importa. Cuando veo una película en la que el héroe cae de una ventana y continúa corriendo no me lo creo. Yo intento que el espectador sienta con el personaje y pueda meterse en su piel, para ello trata de ser lo más específico y concreto.
- No se dice dónde sucede la película. ¿Tiene reminiscencias de su Arkansas natal?
- Rodamos la película en Ohio, es una zona del centro de Estados Unidos que se parece a Arkansas en el sentido de que ahí vives con el perpetuo temor a que haya un tornado. Vengo de un lugar en el que el tiempo no es cuestión de si lloverá o dejará de llover sino de si tu casa puede salir volando por los aires.