Michael Fassbender. Foto: Suzanne Plunkett (Reuters)



El trono de Hollywood necesita renovarse de vez en cuando. Michael Fassbender es un irlandés de origen alemán que con su aspecto de Dios ario se ha convertido, con permiso de Ryan Gosling, en el hombre del momento. Ha sido Shame, la película de Steve McQueen que se estrena este viernes, la que le ha dado la definitiva fama y gloria, pero hasta llegar a este rompedor filme Fassbender ha ido escalando peldaños con filmes como Malditos bastardos o los recientes X Men: Primera generación, Jane Eyre y sobre todo Un método peligroso de Cronenberg. En Shame el actor da vida a un atractivo ejecutivo en sus treinta y muchos que suple su soledad a base de sexo con desconocidas y alcohol. En este impactante y bello filme, McQueen retrata con enorme sensibilidad la soledad urbana contemporánea y los excesos y miserias de una sociedad abonada al espectáculo de la banalidad. Entrevistamos a Fassbender en el último Festival de San Sebastián, donde se convirtió en el personaje más codiciado. Recibe al periodista descalzo y con una amabilidad solícita y zen. Pronto lo veremos en el Prometeo de Ridley Scott.



Pregunta.- Shame plantea con enorme crudeza la vida urbana contemporánea y la tristeza de su personaje. ¿Cree que debemos sentir pena por él o por nosotros mismos por vivir en un mundo tan deshumanizado?

Respuesta.- Creo que hay un peligro en sentirnos mal por nosotros mismos sin hacer algunos movimientos positivos para mejorar o conseguir lo que nos haría felices. Siento compasión por mi personaje porque es consciente de su problema y está todo el rato tratando de luchar contra él. Al final creo que somos responsables los unos de los otros, así que en cierto sentido todos somos "culpables" de la realidad que hemos construido.



P.- Shame plantea hasta su último extremo un cambio sociológico radical. Antes la gente se casaba y nunca se divorciaba. Ahora las parejas duran cada vez menos y son más volátiles. ¿Cree que nos hemos ido de un extremo a otro?

R.- Sí, hay algo de eso desde luego. También es una cuestión de oportunidades. Yo por ejemplo he podido convertirme en actor, que para mis padres habría sido mucho más difícil. No se trata sólo de un cambio sexual, está relacionado con hechos como que yo ahora mismo puedo ir al aeropuerto, coger un avión e ir adonde quiera del mundo. Si me apetece estar en México, en 12 horas puedo estar allí. Tenemos muchas cosas al alcance de la mano y vamos del acceso al exceso. Creo que por eso Steve escogió Nueva York, porque representa a la perfección este acceso constante a lo que quieras cuando quieras. La gran pregunta es qué hacemos con tanta información, en el mundo actual hay una gran ansiedad. Nadie sabe muy bien cómo procesar tantas opciones. Y la idea de intimidad está adquiriendo un nuevo significado que nadie sabe cuál es ni qué significa compartirla.



P.- La idea del vacío está presente en todo momento...

R.- Es un personaje que está intentando conectarse consigo mismo todo el tiempo. Por supuesto existe ese vacío. Da la impresión de que es todo muy materialista, llevar determinada ropa o tener una novia con tales características y conocer a determinada gente. Se nos dice que eso es la felicidad. Y en este proceso hemos perdido la capacidad de conectar con nosotros mismos. Y sin embargo en esas conexiones personales es donde probablemente podríamos encontrar más felicidad.



P.- La aparición de la hermana, una cantante sin éxito depresiva y súper emocional, le ofrece un espejo en el que no quiere verse reflejado.

R.- Los dos están muy dañados emocionalmente. Son opuestos, él es responsable y contenido, ella en cambio expresa sus emociones hasta el paroxismo. Este encuentro produce una conexión que revela todos esos misterios que esconde ante los demás. Pero no es un personaje capacitado para tener una responsabilidad emocional porque solo se mueve con comodidad en un área de seguridad como cuando está con prostitutas y siente que tiene el control. Por eso rehuye a su hermana y prosigue con esa búsqueda emocional que canaliza a través de lo físico. Pero en el fondo en esas relaciones esporádicas no hay ninguna intimidad ni contenido profundo.



P.- Es la segunda vez que trabaja con Steve McQueen tras Hunger. ¿Qué puede contarnos de él?

R.- Es un artista enorme. Cuando trabajas con él no puede haber zonas ocultas o carriles de seguridad. Es un proceso muy libre en el que debes estar dispuesto a llegar hasta cualquier parte. Steve es un gran manipulador como todos los grandes directores. Él consigue que hagas lo que quiere dando pequeñas precisiones que convierten el trabajo en una búsqueda compartida. Sientes que viajas hacia él hasta un lugar nuevo.



P.- En la película se pasa la mitad del metraje desnudo y hay muchas escenas de sexo. El filme retrata también escenas de una gran intimidad del personaje. ¿Sintió ese pudor o esa "vergüenza" del título?

R.- Desde luego hay un momento en el que sientes ese pudor pero tienes que hacer las escenas. Es un trabajo que haces desde el inconsciente y tienes que perder esos miedos. Sin duda, ayuda mucho saber que estás en las manos de un gran director como McQueen.



P.- ¿Cuántos hombres creen que deambulan por el mundo muy parecidos al que usted interpreta?

R.- Mucho me temo que hay muchos, sobre todo el mundo occidental. Creo que esta película describe una realidad que sin duda está sucediendo y que no vemos mucho porque quizá está demasiado cerca del hueso. Es un filme que está obteniendo unas reacciones muy fuertes y me parece bien que haya quien prefiera no verlo, pero definitivamente es una parte de la realidad.



P.- Shame presenta un universo en el que la pornografía es el retrato más habitual del sexo y donde tiene un papel omnipresente.

Cuando yo era un adolescente, para ver porno te ibas a la tienda y te llevaba dos horas tener el coraje de acercarte al mostrador y comprar la revista. Este elemento de vergüenza estaba allí antes incluso de que pudieras verlo. Ahora mismo estás a dos clicks de eso. Eso ha cambiado de forma definitiva nuestra imagen del sexo. Nos encontramos además con una pornografía que es muy violenta y agresiva con las mujeres. Una vez más, creo que conectar de una forma automática el sexo con el puro placer sin ninguna emoción es muy peligroso.



P.- ¿Cómo lleva ser la portada de todas las revistas y ser el hombre más solicitado del momento?

R.- ¡Lo llevo estupendamente! Procuro que cuando oigo estas cosas no me afecte mucho. Me siento afortunado y también humilde por ello. Para mí lo importante es que tantos buenos directores quieran trabajar conmigo y me concentro en hacer bien el trabajo. También soy consciente de que es más fácil caer cuando estás arriba del todo que cuando nadie te conoce. Pero no hay mucho que hacer salvo intentar escoger bien las películas y dar lo mejor de mí.