Angelina Jolie, tras las cámaras en su primera película como directora, In The Land of Blood and Honey

Este pedazo de mujer que quita el sentido a cualquier bicho viviente (incluida la que esto escribe), se lanza por primera vez detrás de la cámara para dirigir una historia que, según sus propias palabras, le apetecía compartir con el mundo. In The Land of Blood and Honey es un acercamiento a la cruenta guerra de la antigua Yugoslavia desde el punto de vista de una mujer bosnia capturada por las milicias serbias y que ahora presenta en el festival de Berlín, donde acaba de aterrizar.



No se ha llevado el Globo de Oro a la mejor película extranjera en la que competía con Almodóvar ni ha recibido demasiadas buenas críticas, pero para ser su debut dirigiendo no cabe duda de que ha puesto todo el esfuerzo posible en ello. Quién le iba a decir a esta mujer alocada en tiempos pasados, que se casó con un vestido en el que había puesto el nombre del novio con su propia sangre y que se daba morreos en público con Billy Bob Thorton, que un día no muy lejano se iba a convertir en embajadora de la ONU, casarse con Brad Pitt y empezar a adoptar a niños a diestro y siniestro (a lo mejor esto último es una reminiscencia de ese despiporre juvenil). Lo que queda claro es que esta impulsiva jovencita se ha convertido en una espectacular mujer digna de admiración.



P.- Este es su primer intento como directora. Imagino que habrá sido todo un reto. Sin tener experiencia previa, ¿cómo libró esta batalla? Me cuesta verla gritando en el set, sobre todo porque a usted siempre se la ve calmada y sonriente.

R.- (Risas) Bueno, si has conocido ya a los protagonistas de la película te habrás dado cuenta que son muy buena gente. Cuando decidí hacer este filme una de mis condiciones fue que todos los actores fueran de la ex Yugoslavia y que fuéramos capaces de escucharnos unos a otros y llevarnos bien. Uno de mis propósitos era no sólo encontrar buenos actores sino que fueran buenas personas también. Recuero que tuve conversaciones con el director de casting y me aseguré, cuando me decía que había encontrado algunos que merecían la pena, que también comprobara que eran majos. Es importante trabajar con un grupo de personas con el que haya armonía porque pasamos muchas horas juntos y todos tenemos que colaborar bien. Muchos tuvieron que cobrar menos de lo que normalmente cobran porque el presupuesto era mínimo. Los actores me han enseñado muchísimo y nos hemos apoyado mutuamente durante todo el rodaje. Era una más de la familia.



P.- Este filme muestra hasta dónde puede llegar el sufrimiento humano. Usted ha estado en misiones con la ONU en países con conflictos bélicos. ¿Cree que eso le ha ayudado a entender mejor el conflicto de la ex Yugoslavia?

R.- Yo no he pasado por nada similar en mi vida, no he nacido en un país que haya sufrido este tipo de conflictos, pero perdí a mi madre recientemente, me puedo relacionar en ese sentido por haber perdido a una persona a la que quieres. El sentimiento de pérdida y tristeza es similar. Por lo que se refiere a mis viajes a países en guerra, sólo he estado de visita, pero he podido observar el dolor por el que esta gente ha pasado. A nivel humano me siento identificada con ellos y el escucharles cuando hago estos viajes me ha ayudado a entender mejor por lo que han pasado.



P.- ¿Cuándo decidió que quería hacer una película sobre la guerra yugoslava?

R.- La guerra de Yugoslavia no tuvo tanta relevancia ni ayuda internacional como otros conflictos. En algunos momentos parecía que hasta no importaba demasiado. Se han visto infinitas películas sobre la Segunda Guerra Mundial pero no sobre este conflicto. Precisamente lo que menciona es la razón por la que decidí hacerla. Fue una guerra que estalló cuando yo tenía unos 17 años, pero hasta que viajé a la zona no me di cuenta de todo lo que desconocía sobre el conflicto. Me dio mucha vergüenza mi propia ignorancia, así que decidí conocer más sobre lo que había pasado. Me enfadó mucho la falta de intervención por parte de algunos países y me pareció interesante hacer una película sobre ello.



P.- El público americano no parece estar muy al día de esta guerra. ¿Pensó alguna manera para diferenciar su película de las de la Segunda Guerra Mundial?

R.- Sí, era algo muy importante para mí. Tuve muchas conversaciones al respecto con el director de fotografía, queríamos dejar claro que no era la Segunda Guerra Mundial, por lo que hicimos especial hincapié en los colores y la música. Era importante para mí que la gente se diera cuenta de lo reciente que es y que se parase a pensar.



P.- ¿Qué fue primero, la necesidad de dirigir o la de contar la historia de esta guerra olvidada?

R.- Contar la historia. Nunca he tenido la necesidad de dirigir. Quería escribir el guión documentándome para que la gente aprendiese sobre lo que pasó. Ha sido como hacer los deberes del colegio. Cuando acabé la historia se la mostré a Brad (Pitt), le gustó bastante y me animó a hacerla. Me costó decidirme. Además, una vez me lancé pensé que nunca encontraría financiación para algo así. Decidimos mandarla a productoras quitando mi nombre y recibimos muy buen feedback.



"Brad leyó el guión y me animó a lanzarme a buscar productores", dice la actriz. Aquí, los dos la premiere de su película.

P.- Pero Brad Pitt y usted han aportado dinero para financiarla, ¿no es así?

R.- Efectivamente, pero no en su totalidad.



P.- De todos los directores con los que ha trabajado, ¿cuál le ha influido más a la hora de hacer este filme?

R.- Sin duda alguna Michael Winterbottom, con el que trabajé en A Mighty Heart. Es un director al que le gusta mucho trabajar con cámara en mano. Dirige de una forma que como actor te olvidas que las cámaras están allí, lo que hace todo mucho más fácil. Como actor eres capaz de concentrarte mucho más en la escena que estás interpretando. Es mucho más real. Mi preocupación en esta película era que fuera creíble, que fluyera de forma natural y que los actores se sintieran cómodos. Respecto a lo que se refiere al equipo técnico, he aprendido mucho de Clint Eastwood, siempre se rodea de la misma gente, un equipo muy profesional y es muy económico, no rueda un montón de tomas, más bien al contrario, no se alargan las horas de trabajo, es muy organizado. No se sienta tres horas a hablar de cómo va a rodar una escena. Es consciente de que todos los que trabajan tienen familias y cosas que hacer fuera de la película. Es muy considerado en ese sentido.