Melancholia, de Lars von Trier.
Epicentro del cine contemporáneo más libre y audaz, el Festival de Cannes, que arranca el miércoles, vuelve a reunir en su 64 edición a decenas de grandes autores: Almodóvar, Kaurismaki, Von Trier, Malick, Moretti, Kawase... Una disputada Palma de Oro que deberá decidir un jurado presidido por Robert de Niro. Fuera de concurso o en secciones paralelas, acudirán las nuevas cintas de Woody Allen, Gus Van Sant, Bruno Dumont y Kim Ki-duk.
Woody Allen
El neoyorquino inaugura el festival con Midnight Paris, que se proyectará fuera de competición dos días antes de su estreno en España. En su irregular etapa europea, el autor de Match Point regresa a París quince años después de Todos dicen I love you para orquestar una comedia romántica con la mismísima primera dama Carla Bruni escoltada por Owen Wilson (enésimo alter-ego de Woody), Marion Cotillard y Adrien Brody. La levedad y el nerviosismo narrativo que ha ido adquiriendo el cine del autor de Manhattan en los últimos años, como si practicara una suerte de escritura automática, se darán cita en esta nueva fábula sobre las volubles pasiones urbanitas.
Pedro Almodóvar
Cuando el manchego anunció que estrenaría La piel que habito en septiembre, parecía improbable que la presentara en La Croisette, donde ha viajado con todas sus películas desde La mala educación. Se dispararon los rumores de que había sido una inclusión de última hora por parte de Thierry Frémaux, director del certamen, ante la inesperada caída de grandes cineastas de la programación: Cronenberg, Wong-Kar Wai, Sokurov, etc. De uno u otro modo, Almodóvar siempre parte entre los favoritos en un festival que le venera, máxime cuando después de haber acudido cuatro veces (tres a competición) colecciona ya casi todos los premios posibles excepto la Palma de Oro. ¿Le habrá llegado la hora? El esplendor creativo por el que atraviesa el cineasta en los últimos años y la adaptación de la novela francesa Tarántula -con Elena Anaya y Antonio Banderas al frente- conforman sin duda una gran baza.
Alain Cavalier
Legendario cineasta francés, que comenzó a la sombra de Louis Malle, exploró el cine comercial, depuró su arte con la pieza de cámara Thérèse (galardonada en Cannes) y se adentró en el cine autobiográfico en la era digital. El "filmador" que se retrató a sí mismo en su batalla contra el cáncer (Le Filmeur, 2005), o en su duelo retrospectivo por la trágica muerte de su primera mujer (Irène, 2009, presentada también en La Croisette), compite ahora con Pater, experimento de observación fílmica en el que a lo largo de un año, director y actor, Alain Cavalier y Vicent Lindon, viejos y grandes amigos, se filman mutuamente para construir un híbrido entre ficción y realidad, en el que fantasean sobre los límites de la verosimilitud del cine.
Josep Cedar
Aunque nacido en Nueva York, Cedar es uno de los cineastas israelíes (se trasladó a Jerusalén con seis años de edad) más interesantes del momento. A lo largo de esta última década ha llevado a la pantalla varias historias inspiradas en su experiencia militar en el ejército israelí y en los conflictos religiosos, políticos y territoriales de su nación. Con Beaufort, impactante crónica en clave de superproducción en torno a la invasión de El Líbano, obtuvo el Oscar a la mejor película extranjera. Competirá por la Palma de Oro con Footnote, el relato de la gran rivalidad entre un padre y un hijo, ambos excéntricos profesores de la Universidad Hebrea de Jerusalén que defienden ideas irreconciliables sobre el Talmud.
Nuri Bilge Ceylan
Pocos cineastas han explorado con tanto éxito las posibilidades cromáticas de la imagen digital. Junto a Pedro Costa y Michael Mann, el turco Ceylan ha forzado los límites de la cualidad líquida de la alta definición, y obras como Tres monos o Los climas, aparte de convertirle en un consumado retratista del anonimato urbano, fascinaban por su belleza paisajista y riqueza estética. Todo indica que en su nuevo trabajo, Once Upon a Time in Anatolia, seguirá explorando esa poética de la quietud propia de su cine, en la tradición del mejor Antonioni, mediante el retrato de la vida en esa región que separa el Mediterráneo del mar Negro y recorre la mayor parte de Turquía. Relatos que se desenvuelven entre el sentido de la espera y el aislamiento.
Jean-Pierre y Luc Dardenne
Son unos de los "abonados" a Cannes desde que ganaran la Palma de Oro con Rosetta (1999). También con El silencio de Lorna recogieron el premio al Mejor Guión en 2008. Los hermanos belgas competirán una vez más por el preciado galardón del festival con El niño de la bicicleta. Las pulsiones de su cine son tan firmes como invariables: cámara al hombro, objetividad narrativa y personajes lumpen enfrentados a un imposible dilema moral. El rigor cinematográfico y la denuncia social orgánicamente hilvanados en una poética del realismo que se ha convertido en uno de los pilares del cine europeo. En su nuevo trabajo, los Dardenne siguen la trayectoria de Cyril, un joven de 12 años con el único objetivo de encontrar a su padre, que lo abandonó en un orfanato.
Aki Kaurismäki
Puede que este sea el año en que Cannes finalmente salde sus deudas con el maestro finlandés, quien compite por cuarta vez por la Palma. Y lo hará con su segundo filme rodado en francés después de La vida de bohemia (1992), Le Havre, la historia de un limpiabotas que trata de salvar a un niño inmigrante africano en la ciudad portuaria que da título a la película. Capaz de condensar el sentimiento cinematográfico de Chaplin, De Sica, Renoir, Bresson y Buñuel y al mismo tiempo alzarse con una voz inconfundible, la silenciosa y cómica, agridulce y melancólica mirada de Kaurismaki parte sin duda como una de las favoritas a recoger premio.
Naomi Kawase
Ahora que el mundo asiste con impotencia a los cataclismos japoneses, ahora que su población trata de reconstituirse, la obra de Naomi Kawase, autora de El bosque de luto, adquiere una profundidad añadida. Sus películas respiran un constante sentimiento de pérdida y de ausencia, al tiempo que se ofrecen como hermosos vínculos entre la tradición milenaria y la abrumadora modernidad nipona. En su nuevo trabajo, Hanezu, viaja hasta el periodo Asuka, 500 años a. C., al mismo origen de Japón, cuando según las creencias arcaicas en las montañas habitaban los dioses, para poner en crisis la historia de Takumi y Kayoko.
Terrence Malick
La presencia más esperada del festival, aunque sabemos que el autor de La delgada línea roja, el Salinger del cine, no aparecerá por La Croisette, pues mantiene un estricto anonimato (ni entrevistas, ni apariciones públicas, ni fotografías) desde hace más de treinta años. Pero lo importante es su obra, un continente en sí mismo, apenas un puñado de largometrajes en casi cuarenta años. Ya van dos ediciones en las que se especulaba con la presentación en Cannes de su colosal proyecto The Tree of Life, una épica familiar en la América de los cincuenta que se expande a los orígenes y confines del tiempo, con Brad Pitt y Sean Penn en el reparto. Por fin está aquí, precedida por un trailer de deslumbrante belleza que pone las expectativas muy altas.
Takashi Miike
Poco después de que su remake de 13 asesinos (1963) se proyectara en Venecia y Toronto, el enérgico director japonés se sumergió en la reelaboración en 3D de otro clásico, Hara-kiri de Kobayashi. Consumado manierista de la ultraviolencia, provocador nato y aficionado a tratar todo tipo de tabúes sexuales en su obra, el japonés Takashi Miike toma el relevo este año a cineastas como Johnnie To o Zhang Yimou al añadir el elemento chambara (película de samuráis) a la programación a concurso. Protagonizada por una figura del teatro kabuki, Ebizo Ichikawa, Hari-Kiri: Death of a Samurai pondrá en escena el ajuste de cuentas de un desilusionado samurái con los líderes que forzaron a su yerno a cometer el suicidio ritual japonés.
Nanni Moretti
El estreno en Italia de Habemus Papam ha dejado algo fría a la prensa, que no ha encontrado en el filme los mismos motivos para la controversia que generó Il Caimano. Del retrato mordaz y satírico de Berlusconi a la moderada, dicen que reaccionaria, inmersión de Moretti en los pasillos del Vaticano. Con el legendario Michel Picolli en papel protagónico, Habemus Papam relata la decisión de un Papa de no aceptar el trabajo en cuanto es elegido líder de la Iglesia Católica. El cine de Moretti, que recogió la Palma de Oro por la implacable La habitación del hijo (2001), sigue así ofreciéndose como el altavoz de algunas verdades incómodas de la conciencia italiana.
Paolo Sorrentino
Muy pocas son las figuras del actual cine italiano, devorado por una clamorosa crisis industrial y creativa, capaces de codearse con los grandes del cine europeo. Junto a Moretti y Gudagnino, el celebrado autor de Il Divo es uno de ellos. El nuevo trabajo del napolitano Sorrentino cambia del tercio político -su retrato de Giullio Andreotti- al musical, y del escenario italiano al suelo americano para filmar en clave de road-movie la historia de Cheyenne, una vieja leyenda del rock interpretada por Sean Penn que, tras la muerte de su padre, emprende un importante viaje por el paisaje americano.
Lars von Trier
Tras su encendida rueda de prensa de Anticristo (donde se declaró "el mejor director del mundo"), regresa a Cannes para plantar la controversia y glosar su visión del Apocalipsis. Melancholia promete trascender a fenómeno cultural. Una producción que el autor danés define como "un filme de desastres psicológicos", en el que Kirsten Dunst (a falta de Penélope Cruz, que rechazó el papel) se suma a la profusa lista de personajes femeninos torturados en la obra de Von Trier. Con su habitual ironía, el autor de Rompiendo las olas (Palma de Oro 1996) ha asegurado que "la película no tendrá un final feliz". Todo lo que salga de la torturada mente de este profesional de la impostura parece llamado a forzar los límites visuales del cine contemporáneo, ese inaprensible territorio donde se disputa el juego de Cannes.
Los otros grandes directores
Ya quisieran muchos festivales para su sección competitiva poder contar con un pequeño porcentaje del contenido de las secciones paralelas de Cannes -esto es, 'Una Cierta Mirada', 'Quincena de Realizadores' y 'Semana de la Crítica'-, donde siempre se ven desplazadas algunas propuestas que no desmerecen nada al lado de las películas que competirán por la Palma de Oro. Este año, por ejemplo, participará en la prestigiosa 'Una Cierta Mirada' la última película de Gus Van Sant, Restless, con la que el más influyente de los indies norteamericanos sigue hilvanando adolescencia y muerte. El cine coreano ha quedado arrinconado en la misma sección, y los prolíficos Hong Sang-soo y Kim Ki-duk presentarán respectivamente The Day He Arrives y Arirang. Una de los voces más genuinamente radicales del cine francés, Bruno Dumont, acudirá con su sexto largometraje, Hors Satan, mientras que su compatriota Robert Guédiguian estrenará Las nieves del Kilimanjaro, basada en un poema de Victor Hugo. La única participación iberoamericana en "Una cierta mirada" será la de la ópera prima brasileña Trabalhar cansa, que se medirá con las obras de otros cineastas de renombre como Andreas Dresen (Halt auf freier Strecke), Eric Khoo (Tatsumi) y Andrei Zviaginstev (Elena), clausurando la sección. El programador de la 'Quincena de Realizadores' Fréderic Boyer se enfrenta a su reválida después de un primer año decepcionante, y de entre la veintena de títulos que ha seleccionado podrán verse los úiltimos trabajos de André Techiné (Impardonnables), Kamen Kalev (The Island) o Ruben Ostlund (Play). También levanta grandes expectativas, abriendo la 'Semana de la Crítica', el filme Walk Away Reeney, segundo largometraje de Jonathan Caouette, quien en 2003 debutó con Tarnation, obra maestra del cine confesional.