Harrison Ford en una secuencia de Blade Runner.
Es una de las películas más míticas de la historia del cine: Blade Runner, casi una institución. Objeto de veneración, estudio, análisis sesudo, devoción adolescente y pasión cinéfila, pocos imaginaban que semejante título tendría una secuela, o una precuela. Pero las tendrá. La productora de Hollywood Alcon Entertainment (responsable de títulos como El libro de Eli o Un sueño posible) en colaboración con Warner Brothers ha adquirido los derechos para empezar y terminar una historia que, efectivamente, dejaba muchos cabos por atar. En realidad, ese aire enigmático siempre ha sido uno de sus grandes valores y aunque es lógico que los más puristas tiren de suspicacia, lo cierto es que Ridley Scott in person ha dado su aprobación al proyecto y se baraja como uno de los posibles directores de las cintas. No son aun muchos los detalles que han trascendido, al nombre de Scott se ha sumado el de David Fincher o Christopher Nolan, aportados por el propio productor, Bud Yorkin, como candidatos ideales a rodar los filmes.Algunas declaraciones han dado más pistas sobre por dónde podrían ir los tiros: "Desde nuestro punto de vista, la pregunta esencial que plantea la película, ¿qué significa ser un ser humano?, tiene hoy más relevancia que nunca", ha dicho uno de los coproductores, Andrew Kosove, "Al fin y al cabo, actualmente vivimos en una sociedad en la que la tecnología es mucho más importante de lo que era en 1982 cuando se estrenó el filme original". Añaden: "Lo que podemos asegurar a los fans es que lo que no sucederá es que quince ejecutivos se sienten alrededor de una mesa para discutir la forma de hacer el proyecto más comercial. La película funcionó originalmente porque fue fiel a la visión de un director, Scott, y es lo que nosotros haremos. Una vez hayamos contratado a la persona ideal, le dejaremos el camino libre para que la película sea completamente suya". Según Yorkin, "sin duda, un modelo de inspiración es lo que Nolan ha hecho con la franquicia de Batman. Él ha sabido darle su toque personal y convertir el filme en un nuevo clásico". Y aun más: "Seremos fieles a la historia del original pero no a su visión del futuro. No podemos hablar de lo que pasará dentro de unas décadas sin tener en cuenta todos los avances que ha habido desde los años 80. Internet, por ejemplo, deberá tener un papel relevante que no constaba en el filme de Scott". En este sentido, conviene no olvidar que Blade Runner se situaba en el año 2019, una fecha quizá lejana en 1984 pero que está a la vuelta de la esquina en el 2011.
Hagamos un poco de memoria. Blade Runner seguía las peripecias de Rick Deckhard (Harrison Ford), de profesión Blade Runner, o sea, evitar que los replicantes, robots sofisticados que realizan tareas pesadas o relacionadas con el ejército, se escapen y traten de confundirse con los humanos. La búsqueda de cuatro de ésos replicantes fugados es el inicio de una odisea futurista plagada de metáforas y reflexiones metafísicas en las que, como señalaba el productor, se plantea la pregunta de qué convierte a los humanos en humanos. La película original terminaba con Ford, del que nunca supimos si era un humano o un replicante, huyendo junto a su amante, Sean Young, de un bloque de apartamentos en el Los Ángeles espectral del filme. Una nueva versión de Scott aparecida en 1990 tenía como último plano a la pareja en un entorno natural, lo cual matizaba la atmósfera deprimente y opresiva de la película. Cabe recordar, asimismo, que el filme se basaba, muy libremente, en la novela de Philip K. Dick ¿Sueñan los robots con ovejas eléctricas?
A la espera de que Alcon Entertainment confirme el equipo artístico del filme, hemos preguntado a seis directores españoles qué harían ellos con una película que ha dejado una huella imborrable en la historia del cine. Las respuestas varían desde la negativa de Pedro Aguilera a tocar algo que ya es perfecto, hasta el acento de Chapero Jackson en la atmósfera opresiva y la condición existencialista del filme, pasando por la apología de Jaime Rosales a uno de sus filmes preferidos o la voluntad de Vigalondo de llegar hasta las cinco secuelas para que acabemos descubriendo que, en realidad, todos somos replicantes. Borja Cobeaga, por su parte, apuesta por una precuela para dilucidar la duda sobre la humanidad del personaje de Ford y ahondar en el de Rutger Hauer.
Eduardo Chapero Jackson
Provoca mucho miedo y respeto tocar algo tan único, pero no por ello se debe dejar de investigar un universo tan rico. Blade Runner transciende no sólo como obra de ciencia ficción, sino como obra existencialista. Mira un futuro deshumanizado, solitario, cargado de nihilismo y anhelo, con una melancolía sombría construida sobre tempo, cultura y urbanismo, y sobre la metafísica de la tecnología en relación con la condición humana. La dificultad de entrar ahí de nuevo no sólo concierne la creación de un complejo viaje -que no mera trama- en torno a personas y replicantes, también enfrentarse al inmenso reto de crear una atmósfera tan embriagadora como la original, por sí misma una de las mejores creaciones cinematográficas que se han hecho. No está al alcance de cualquiera, y no necesariamente es para un creador de taquillazos. Personalmente creo que David Fincher sería un director más adecuado. Como director yo me moriría de la envidia, es una aventura envenenada, pero gigante y preciosa.
Jaime Rosales
Un profesor mío de fotografía decía que existen dos tipos de fotógrafos: los buenos y los malos. Con las películas pasa algo parecido aunque yo añadiría una tercera categoría: las grandes películas. ¿Qué diferencia existe entre una mala y una buena película? Es evidente. ¿Entre una buena y una grande? Cada año se hacen unas diez buenas películas en el Mundo. Cada diez años se hace una gran película. Una película que rompe los límites de lo que es el medio. Una película que reflexiona sobre lo más profundo y complejo del ser humano. Una película que plantea unas preguntas y responde otras diferentes. Una película densa, muy densa. Sus personajes son densos, sus imágenes y sonidos también son densos. Sus palabras son densas.
Nacho Vigalondo
Me gustaría plantear las secuelas de Blade Runner como una aumentación tras otra del mismo giro: cada vez son más y más los personajes que se descubren como replicantes en el último acto. Llega un momento, más o menos por la quinta secuela, en el que se confirma que absolutamente todo el mundo es replicante. La humanidad tal y como la entendemos no es más que una confusión colectiva. Así acaba la saga, con una salida de armario a escala planetaria.
Borja Cobeaga
La verdad es que me he perdido un poco con tanta remasterización, montaje del director, reediciones de aniversario y demás. No soy un gran fan de Blade Runner, siempre me pareció bastante pretenciosa y vacía. Prefiero Alien, sin duda, pero sería injusto no reconocer sus méritos, ya que ha sido una película que ha marcado a mucha gente. Decía que no sabía muy bien si en los nuevos montajes dejaban claro si Harrison Ford era un replicante o no. Supongo que esa aclaración tendrá mucha importancia si se hace una precuela, pero creo que sería más interesante centrar el previo en el personaje de Rutger Hauer, que debió tener una existencia muy interesante. Esa sí sería una precuela interesante.
Una secuela se me antojaría más aburrida, ya que el final original de Blade Runner sí me pareció bonito: esa huida al campo tenía mucho encanto, por lo que una vuelta a la andadas de un cazador de replicantes no parece un buen argumento para resucitar la historia.
Pedro Aguilera
Sinceramente me parece una pena que hagan secuelas o precuelas, la van a fastidiar... No merece la pena pensar en nada que adelante o continúe una historia que es perfecta en si misma, y es precisamente perfecta por su finitud, al igual que los replicantes viven sólo 4 años -que no es más que una metáfora de que nosotros vivimos unos 90.
David Planell
Quizá sea bastante decir que, si bien es cierto que los buenos protagonistas necesitan buenos antagonistas, nunca un antagonista puso el listón tan alto a su protagonista como Roy Batty (Rutger Hauer) a Rick Deckard (Harrison Ford) en Blade Runner. El monólogo final del replicante antes de morir estará para siempre en nuestra memoria como uno de los discursos filosóficos más lúcidos, tristes y reveladores de la historia del cine. ¿Y si, en la estela de las perversiones más trash del Hollywood más cutre resucitáramos al replicante para la secuela?