Hou Hsiao-hien: "El cine no debe ser racional, debe surgir de la intuición"
El director taiwanés estrena el El vuelo del globo rojo, protagonizada por Juliette Binoche
16 abril, 2009 00:00Aunque se trata de uno de los directores más aclamados en el circuito internacional de Festivales, la filmografía de Hou Hsiao-hien (China, 1947) es poco conocida en España. Afincado en Taiwán, hasta la fecha su filme más conocido en nuestro país es Millenium Mambo (2001). De estilo moroso y poético, Hsiao-hien brinda en su estreno del 17 de abril, El vuelo del globo rojo, una muy particular versión del clásico de Albert Lamorisse (El globo rojo), una bella metáfora sobre la infancia y las relaciones materno-filiales en la que un niño es “perseguido” por un globo allí donde vaya. Juliette Binoche, en el papel de madre artista, protagoniza un filme que entusiasma a la crítica más exquisita.
P.- ¿Describiría El vuelo del globo rojo como una película poética?
R.- Quizá, no lo sé. Al principio no conocía esa película de 1950, El globo rojo, pero cuando la vi me pareció muy interesante. Simplemente tomé prestado ese globo como una vieja alma de la época trasladada a la época actual. Los niños de hoy en día son muy distintos a los de los 50. El globo está atento a los niños actuales y al mismo tiempo tiene un sentimiento de pérdida; quizá estos dos elementos le dan un tono poético.
P.- ¿Hay mucho de sus propios recuerdos de infancia en la película?
R.- Nada en absoluto. Es totalmente francesa, nada que ver con la mía. Hoy, los niños tienen que querer aprender muchas cosas. Como hay un bombardeo de información desde todas partes, reciben demasiada. Por ejemplo, en la vida real de Simon, el niño que protagoniza la película, además de los videojuegos, fútbol y lecciones de natación, le pide a su madre clases de judo y piano entre otras cosas. En la escuela, cada niño aprende muchas cosas, hay una especie de competición, entre ellos se explican las cosas que aprenden.
P.- ¿Se identifica con el personaje de la niñera china?
R.- Sí, podríamos decirlo de esta manera. Ella representa mi punto de vista en la película. Yo, como director, estoy fuera y ella, dentro.
P.- ¿Fue la relación entre el niño y su madre tu principal interés?
R.- Como he dicho en la primera respuesta, al comparar los niños de ahora con los de entonces podríamos concluir que los actuales son más felices pero no es verdad. Los niños de antes no tenían tantos juguetes y los adultos eran más estrictos con ellos, pero también eran muy libres, lo cual es muy diferente a la actualidad. Quisiera decir algo sobre la madre moderna y su hijo. Ellas han recibido valores contemporáneas y eso les influye mucho.
P.-¿Por qué decidió rodar en París?
R.-Eso fue su decisión. Al principio era un proyecto que incluía a cuatro directores del mundo y teníamos que hacer un cortometraje. Olivier Assayas es uno de ellos. Un día, me dijo que haría una película larga en vez de una película. Su idea me hizo pensar que yo haría lo mismo. Al final, mostramos sólo una parte del largo en ese proyecto inicial del Museo de Orsay. Entonces empecé a hacer esta película en París, una ciudad que apenas conocía. Primero me inventé a los personajes principales y las localizaciones y después escribí el guión.
P.-¿Quiso rodar la ciudad como un extranjero o como si fuera de ella?
R.-Como he dicho, antes de comenzar, no conocía París muy bien. Sólo he estado allí 5 ó 6 veces, y en general han sido estancias muy cortas para promocionar mis películas. Por tanto, es imposible que retratara París como un parisino, lo he hecho desde mi punto de vista.
P.-¿Cómo es Juliette Binoche?
R.-Ella es fantástica. La conocí porque mi jefa de prensa francesa es muy amiga suya y me arregló un encuentro con ella de media hora. Fu estupendo. A mí ya me gustaba como actriz, pero al conocerla supe que quería trabajar con ella.
P.-¿Se siente más valorado fuera de su país?
R.-Pasa lo mismo en todas partes. Aquellos a los que de verdad les gusta el cine son un número reducido de gente. En Taiwan conozco a mucha gente todos los días y sé que son muy pocos a los que les interesa el tipo de cine que yo hago. Todo el mundo sabe que soy famoso pero no entienden mi cine, en cambio, aquellos que de verdad lo aprecian lo aman con intensidad. En el extranjero sucede lo mismo. Es una cuestión de proporción.
P.-¿Le importa que algunos consideren sus películas “intelectuales”?
R.-No creo que mi cine sea intelectual. El cine no debería ser racional, en fin, si lo quieres hacer puedes y la racionalidad puede tener una cierta gloria. Pero creo que el cine debe durgir de la intuición. Mi energía proviene de los objetos, que son, para mí, las personas y los lugares. Tengo mi propia manera de observar las cosas. Estas cosas deben ser presentadas con los sentimientos y las intuciones. Si anazalizas las cosas de una forma demasiada intelectual normalmente haces películas sin demasiado interés.