El pollo, el pez y el cangrejo real
Director: José Luis López Linares
14 febrero, 2008 01:00Jesús Almagro y su ayudante
Retratar el esfuerzo, la voluntad de autosuperación o la incertidumbre configura algunas de las características esenciales del cine de género, del de aventuras, del thriller o del cine de acción. El pollo, el pez y el cangrejo real, la nueva película del también director de fotografía, y de los buenos, José Luis López Linares es un documental y cuenta algo tan alejado de intrigas criminales o peripecias peligrosas como la del joven cocinero español, Jesús Almagro, que se prepara para participar en el concurso culinario más importante del mundo, el Bocuse d’Or, pero tanto la propia naturaleza del asunto como su tratamiento narrativo y formal establece puntos de intersección evidentes y eficaces con esos mundos de ficción.Tras este título, que evoca, seguramente a su pesar, un cuento infantil, se esconde una aventura repleta de tensión, que muestra el arte de cocinar desde una perspectiva poco o nada conocida para los profanos, materializada en encontrar la textura o la dureza exacta de un confitado o de un envoltorio crujiente o en la necesidad de culminar el proceso en el tiempo estricto que marcan los cánones del concurso. El frenético ir y venir del protagonista y su abnegado ayudante por el limitado espacio de su cocina hace subir los niveles de adrenalina del espectador hasta niveles insospechables, las reuniones técnicas del futuro concursante con su grupo de selectos e implacables asesores, auténticos magos de los fogones encabezados por pesos pesados como Juan Mari Arzak o Pedro Larumbe, tiene algo de severo proceso moral de un consejo de druidas a su aprendiz de alquimista pero también del compulsivo quehacer de los mecánicos de Fórmula 1 cuando los bólidos entran en boxes. Paradójicamente, la película de López Linares no presenta el arte culinario como la actividad placentera que cabría esperar, más bien como todo lo contrario empañado por las exigencias extravagantes de la alta competición internacional en torno a la figura legendaria, todo un milagro del marketing, del chef Paul Bocuse. Jesús Almagro y todos los que le rodean sufren una serie de penalidades que esculpen sobre la pantalla la épica intimista de un personaje que a su vez se descubre a sí mismo durante el viaje y ese azote de nuestro tiempo identificado con la competencia o la competitividad.
Las intervenciones del puñado de concursantes de otras nacionalidades aportan información al tiempo que rebajan el producto a planteamientos más televisivos. Lo genuinamente cinematográfico, lo que hace sugerente y simpático este documental y facilita que se sobreponga a la naturaleza en definitiva trivial de lo que cuenta, se relaciona estrechamente con la inspirada manera de optimizar las posibilidades de las nuevas tecnologías, de las cámaras ligeras y las innovaciones de montaje, así como de una inteligente puesta en escena cargada de inspirados recursos expresivos que deja al desnudo el carácter ambicioso y al mismo tiempo humilde de su protagonista, así como las reuniones despiadadas de ese grupo de geniales cocineros, de los que sin duda es mucho mejor ser su cliente que su pupilo.