Image: Cómo casarse con un millonario

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Cine

Cómo casarse con un millonario

Marilyn Monroe en DVD

24 febrero, 2005 01:00

El Cultural entrega el próximo jueves, por sólo 8,95 euros, el DVD Cómo casarse con un millonario (1953), de Jean Negulseco, la primera comedia rodada en Cinemascope. Protagonizada por los tres mitos de Hollywood Marilyn Monroe, Lauren Bacall y Betty Grable, el filme narra las divertidas peripecias de tres "cazafortunas" en Nueva York.

Por el título parece un manual de autoayuda y, en cierto sentido, bien podría entenderse Cómo casarse con un millonario como eso, un "film de autoayuda", al menos de su tiempo, si es que tal cosa existe o existió. Eran años, los cincuenta, que para los que no los conocimos ni en Estados Unidos ni en ninguna otra parte, desprenden la colorida y brillante aura de felicidad de una clase media que rinde culto al dinero y ve comunistas en cada esquina. Fueron los años en que la caja tonta entró en las casas y en el núcleo de una institución familiar que se creyó fortalecida cuando en realidad firmaba su destrucción. Del florecimiento de la mujer en una nación puritana y sexualmente adolescente -que en realidad se preparaba para la incontrolable y necesaria explosión de los sesenta- fueron responsables Alfred R. Kinsey (intelectualmente) y Marilyn Monroe (en la práctica y en la fantasía). Fue el decenio de las apariencias y la felicidad forzada, fueron los días de la calma que precede a la revolución. Los inolvidables ‘fifty’.

Esta inteligente comedia de Jean Negulesco y las curvas de Marilyn vienen a representar sin saberlo, y no sólo como metáfora, muchas claves de esa década absurda, brillante y sexualmente hambrienta cuyos puritanos valores siguen a la orden del día (Janet Jackson mediante), por lo que a su condición de agradable entretenimiento y fuente de ideas para "cazafortunas", también puede añadirse a Cómo casarse con un millonario el mérito de servir hoy como crónica viva de un sentimiento, una atmósfera, un estilo que se resiste a morir. En primer lugar, encontramos a tres mujeres, tres "cazafortunas", viviendo su independencia en busca de alguien de quien depender, lo que no deja de ser tan cínico y contradictorio como los tiempos mismos en los que se enmarca el divertimento, y tan actual que hasta los abanderados hermanos Coen han dirigido recientemente una comedia de similares premisas (Crueldad intolerable). La mujer fatal de tantas crónicas negras (Lauren Bacall), la novia de Estados Unidos de los años cuarenta (Betty Grable) y la bomba sexual que le quitaría el puesto (Marilyn Monroe) juegan muy en serio a ser mujeres en un mundo de hombres y de dólares.

Lo irónico del asunto, por lo que tiene de sofisticado, es que Cómo casarse con un millonario es la primera producción en adaptar otro hito cinematográfico representativo de la época: el Cinemascope (creado precisamente para luchar contra la televisión). Aunque la primera película en estrenarse bajo este amplio formato fue La túnica sagrada, la comedia escrita y producida por el inteligentísimo y prolífico Nunnally Johnson se rodó antes que aquélla. Su empleo es aprovechado, pero hoy nos preguntamos si, estética y éticamente, era realmente necesario abrir la pantalla para esta historia, si bien todo se comprende cuando las crónicas de entonces usan con gran citerio comercial la posibilidad de contemplar a tres modelos de piernas largas y rotundas curvas en magnánimas dimensiones nunca hasta entonces conocidas por hombre alguno. El acontecimiento hizo historia.

La respuesta a todo
El dinero es la respuesta a todo, incluso a la necesidad de amor. Eso es al menos lo que creen Loco/Grable, Pola/Monroe y Schatze/Bacall cuando comienza su aventura (después de una obertura creada a mayor gloria del compositor Alfred Newman) y accedemos al universo onírico poblado de joyas del trío aspirante a sujeto millonario. Los diálogos chispeantes, irónicos y veloces, que a veces recuerdan a las comedias (siempre más trepidantes) de Howard Hawks, rescatan el lado ingenuo del espectador y lo mantienen en el agradable limbo entre la sonrisa y la carcajada, estimuladas por los simpáticos chistes que las actrices se dedican a sí mismas refiriéndose a sus vidas fuera de la pantalla (el mejor el de la Bacall) o, si de apariencias se trata (algo que acaba desmintiendo la propia conclusión de la película), disfrutando de un desfile de modelos que ya quisiera la pasarela Cibeles para sí. No hay que luchar contra el aburrimiento en un filme como éste, que se toma la vida y el amor con la suficiente seriedad como para no tomárselos en serio. Desde el momento en que se abre (y se cierra) el telón, el espectador ya no está llamado a engaño. Ni siquiera cuando nos aseguran que los osos, como los maridos, se cazan una sola vez.


La crítica dijo que...
-"El filme, en Technicolor, está adornado con un bellísimo trío de actrices femeninas que interpretan sus papeles de manera tan inteligente y graciosa que mantienen al público en estado de hilaridad durante toda la duración de la comedia" (New York Daily News)
-"Cómo casarse... no se mide por metros cuadrados, sino por el tamaño de la inventiva cómica de Johnson-Negulesco y la silueta de Marilyn Monroe" (New York Herald Tribune)