Con Boris Karloff, Colin Clive, Johyn Boloes y Mae Clarke
Amén de otras virtudes, la reciente "Dioses y monstruos", de Bill Condon, tuvo el buen tino de recuperar para nuestra achacosa memoria la figura de un carismático director llamado James Whale. Si el apellido no termina de sonarles, baste añadir que es el padre cinematográfico de "Frankenstein", una de las películas de terror más deliciosas de todos los tiempos. Periodista y dibujante, Whale (Dudley Staff, Reino Unido, 1896-Los ángeles, Estados Unidos, 1957) comienza a trabajar en el teatro durante la década de los 20, hasta que su montaje "Journey"s End" lo lleva en volandas a Hollywood, donde rueda "The Love Doctor" (1929) y "The Waterloo Bridge" ("El puente de Waterloo", 1931), esta última ya para los estudios Universal. Ese mismo año adaptará la novela de Mary Shelley con el gran Boris Karloff tras un soberbio y aún hoy sorprendente maquillaje. En 1932 ultima una cinta importante, "The Old Dark House" ("El caserón de las sombras"), y un año después estrena otra espléndida, "The Invisible Man" ("El hombre invisible", 1933). Pero no será hasta 1935 que ruede su obra maestra, "The Bride of Frankenstein". Elsa Lanchester se encargó de dar vida a una de las criaturas más eternas surgida del medio, mientras que Karloff era otra vez la bestia herida. El resto de su producción ("Show Boat" -"Magnolia", 1936-, "Wibes under Suspicion" -"El beso revelador", 1938- o su última obra, "They Dare Not Love" (1941)- no fue lo mismo. Es una suerte que las salas recuperen ahora las películas de Whale. Sí, el calor sera más llevadero gracias a estos nostálgicos escalofríos.