* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
La historia de la Peletería la Siberia tiene sus inicios cuando un joven llamado Josep Ticó i Rebert, nacido en Balaguer en 1870, llegó a Barcelona para abrirse paso en la vida, entrando a trabajar como aprendiz en la antigua casa de Curtidos Montiu y soñando con tener un futuro mejor y más brillante apostando por dedicarse al ramo de la peletería.
Embriagado de ilusión y esperanzado en conseguir un futuro, se dirige a París para conocer mejor el oficio y consigue entrar a trabajar en Can Revillon, famosa peletería francesa en todo el mundo.
Aprende a cortar junto a un hijo del dueño de la casa Revillón y mientras tanto madura la idea de volver a Barcelona y establecerse por su cuenta.
Durante su estancia en la capital francesa en 1890, se produce un acontecimiento mundial dentro de la confección de la piel.
Ese año es patentada una sofisticada máquina de coser pieles, que revoluciona el mundo de la confección y elimina la dificultad que suponía hasta entonces realizar las costuras de unión a mano.
Josep Ticó vuelve a Barcelona en 1891 con 21 años y una mochila repleta de ilusión, experiencia y unas ganas de triunfar. Lejos quedaban aquellos sueños cuando en su Balaguer natal soñaba con llegar a ser alguien en la vida.
Josep Ticó vuelve a Barcelona en 1891 con 21 años y una mochila repleta de ilusión, experiencia y unas ganas de triunfar
Funda la primera tienda de pieles La Siberia en un pequeño local de la calle Portaferrissa en la que empieza a vender artículos de piel, muy de moda a finales del Siglo XIX y principios del siglo XX, entre la alta sociedad barcelonesa.
No conforme con la aceptación que ha tenido su local entre la clientela, su inquietud le lleva a ampliar posibilidades y cambiar de lugar en varias ocasiones.
De Portaferrissa se traslada a la calle Petritxol, volviendo otra vez cerca de sus principios, abriendo una nueva tienda en calle Santa Ana.
Ya es un peletero con fama y prestigio, pero, según él, no se encuentra en el sitio adecuado para consolidar su progresión y sus afanes de progresar le llevan a buscar un nuevo local más céntrico e importante.
La oportunidad le llega cuando le ofrecen un local situado en pleno centro de Barcelona, en la esquina de Gran Vía con Rambla Catalunya en el lado Llobregat- mar, un sitio inmejorable para una ilusión grande.
Josep Ticó, en 1906 con apenas 36, se consagra como uno de los peleteros con más prestigio de la ciudad de Barcelona
Josep Ticó , en 1906, se consagra como uno de los peleteros con más prestigio de la ciudad de Barcelona
Solo 15 años había necesitado para convertirse en el espejo en el que mirarse y en guía para que otras empresas del sector siguieran sus pasos en una incipiente Barcelona que soñaba con convertirse en grande, al igual que Josep Ticó quería convertirse en maestro peletero.
La decoración de este local fue realizada por José María Ticó Roig, que se inspiró en el emergente Art-Deco de la época para plasmarlo en el interior de la peletería.
La decoración del local la realizó el interiorista Carles Rojas, que recreó las paredes con paisajes de Siberia nevados que adornaron las paredes. El mobiliario de madera lo realizó Batista Moixi, que no solo realizó la construcción del mobiliario de la tienda, sino una serie de amplios medallones en las puertas.
En París había conocido un nuevo servicio para los clientes de mantenimiento y conservación de prendas de piel de calidad, al introducirlas en unas cámaras de conservación evitándoles del estrés del calor.
En la nueva tienda, mucho más espaciosa, instaló en los sótanos unas cámaras de conservación para ofrecer a sus clientes un servicio de mantenimiento de sus prendas en la temporada de verano.
Un servicio creado por los fabricantes de Francia y que la Siberia era la primera peletería de España en poner al servicio de sus clientes. Tuvo rápidamente una gran acogida por las clientas de la alta sociedad no solo de Barcelona sino de toda España.
Puso cámaras de conservación para ofrecer a sus clientes un servicio de mantenimiento de sus prendas en la temporada de verano
Con motivo de la Primera Guerra, entre 1914 y 1918, Catalunya vivió una expansión que favoreció a las clases altas y resultó positivo para el crecimiento de la Siberia, que no solo vendía sus productos en Catalunya sino en toda España, llegando incluso a confeccionar artículos para la Casa Real.
Entre 1918 y 1919 se realiza la reforma de la primitiva decoración por un estilo cercano al Arte Decó, realizado por el interiorista Carlos Rojas.
La Exposición Internacional de 1929 sirvió para tener el reconocimiento de nuestro país sino también el internacional, consiguiendo uno de los premios a su dedicación a la formación de nuevos peleteros.
Con el golpe de estado y el inicio de la guerra, la empresa fue colectivizada y vive los momentos más tristes con la muerte en 1936 de su fundador Josep Ticó i Rebert.
Durante la dictadura, la Siberia se alineó con los intérpretes de la Nova Cançó, que ensayaban a escondidas en su el local.
En 1988, abrió una nueva peletería en la calle Ganduxer. Hoy en día la tienda ocupa la mitad de su primitivo espacio original, ya que la otra mitad pasó a ser gestionada por una cafetería.
En estos momentos, una cuarta generación de peleteros trabaja para honrar la memoria de Josep Ticó, para que la peletería siga ofreciendo sus servicios y para que el oficio de peletero continúe adelante.
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