La periodista y escritora estadounidense Elizabeth Kolbert (Nueva York, 1961) ha sido reconocida con el IV Premio Biophilia de Comunicación Medioambiental de la Fundación BBVA "por su extraordinaria capacidad para comunicar de manera rigurosa y atractiva los principales desafíos medioambientales de nuestro tiempo, el cambio climático y la crisis de biodiversidad, a una amplia audiencia global", según ha resaltado el jurado, presidido por Miguel B. Araújo, profesor de Investigación del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC).
A lo largo de las últimas tres décadas, Kolbert, autora de La sexta extinción (Crítica), se ha convertido en “una de las periodistas ambientales más destacadas e influyentes de su generación”, según el jurado, tanto por sus reportajes “de excepcional calidad” , principalmente en la revista The New Yorker, como por sus libros divulgativos “de amplio impacto internacional” sobre la crisis global del medio ambiente.
El jurado ha destacado el mencionado La Sexta Extinción, publicado en 2014, que “documenta en profundidad la galopante pérdida de especies que está padeciendo el planeta” y “es una obra de referencia internacional” que se ha traducido a más de 20 idiomas.
El libro 'La sexta extinción' “documenta la pérdida de especies que está padeciendo el planeta y es una obra de referencia internacional" que se ha traducido a más de 20 idiomas
“La robusta solvencia científica y la excelencia literaria de su trabajo”, concluye el acta, “ejemplifican cómo el periodismo especializado puede contribuir de manera fundamental tanto a difundir el mejor conocimiento sobre los grandes retos ambientales como a concienciar y sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad de actuar para afrontarlos”.
Durante la primera etapa de su carrera profesional en The New York Times (1984-1999), Elizabeth Kolbert se ocupaba fundamentalmente de cubrir temas de información política. Fue en 2001, tras incorporarse al equipo de reporteros de la revista The New Yorker, cuando empezó a interesarse por el proceso del cambio climático. “El presidente George W. Bush había decidido retirarse del Protocolo de Kioto, y se me ocurrió la idea, bastante extravagante en aquella época, de realizar una serie de reportajes para analizar en profundidad si el cambio climático realmente era un problema que debía preocuparnos a todos”, ha declarado al conocer la concesión del Premio Biophilia.
Con este objetivo en mente viajó a Groenlandia, una experiencia que marcó su vida profesional, y le impulsó a dedicarse al periodismo ambiental. Allí acompañó a un equipo de científicos daneses que estaban investigando el deshielo desencadenado por el calentamiento global, y le explicaron que este proceso, provocado por la acción del ser humano, era “una cuestión de pura física, que no se podía cuestionar”. Esta expedición le hizo tomar conciencia de que “si esto era así, y lo estaban verificando fuentes científicas acreditadas, la gente lo tenía que saber”.
Aquella primera serie de reportajes –para los que visitó otros territorios cuyas poblaciones empezaban a percibir el impacto del calentamiento, como Islandia y Alaska– dieron forma a su primer libro: La catástrofe que viene (2006). Una obra que concluía con la siguiente reflexión: “Parece imposible imaginar que una sociedad tecnológicamente avanzada podría optar, en esencia, por destruirse a sí misma, pero esto es justamente lo que estamos haciendo ahora mismo”.
El Premio Biophilia, dotado con 100.000 euros, fue creado en 2019 por la Fundación BBVA para reconocer la labor de profesionales y organizaciones de cualquier lugar del planeta que contribuyan de manera excepcional a mejorar la comprensión y sensibilización pública de los retos ambientales.