Los glaciólogos estadounidenses Ellen Mosley-Thompson y Lonnie Thompson han sido reconocidos con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Cambio Climático, dotado con 400.000 euros y que ha fallado su decimocuarta edición este miércoles. El jurado ha destacado que los trabajos de ambos investigadores han contribuido a "avanzar en el conocimiento y la comprensión del cambio climático en el pasado y el presente a través de su persistente dedicación a la investigación con testigos de hielo en los glaciares de alta montaña, que están desapareciendo rápidamente en los trópicos y las latitudes medias".
La pareja –nominada al premio por la doctora Claire Parkinson, investigadora sénior en Cambio Climático del Centro Espacial Goddard de la NASA– ha construido una amplia biblioteca del clima del pasado mediante el análisis del aire atrapado en las profundidades de los hielos del planeta. Las muestras se obtienen perforando y extrayendo catas cilíndricas de hielo, llamadas testigos. En los polos este registro helado permite retroceder hasta hace 800.000 años −muestras obtenidas en la Antártida en perforaciones de 3.200 metros−, y en los glaciares de alta montaña, hasta hace 20.000 años. El análisis de estos testigos confirma que las concentraciones atmosféricas actuales de gases de efecto invernadero no tienen precedente.
"El trabajo de los galardonados pone el cambio climático actual en el contexto de la variabilidad natural del clima, incluyendo zonas tropicales y de latitudes medias en las que no se contaba con registros tan largos", explica José Manuel Gutiérrez, director del Instituto de Física de Cantabria y miembro del jurado. "A escalas geológicas de miles de años el clima ha sido cambiante, pero como demuestran los datos que ellos han obtenido, el cambio actual no tiene precedentes y se caracteriza por su rapidez; además, no tiene una causa natural sino que se debe a la acción del ser humano. La prueba más evidente de este cambio es que, de hecho, los glaciares en los que ellos han trabajado en las últimas cuatro décadas están desapareciendo y, por tanto, si no fuera por su trabajo, no hubiéramos contado con esa información".
Catedráticos en el Byrd Polar and Climate Research Center (BPRC), de la Universidad Estatal de Ohio (EEUU), los Thompson son pioneros en la investigación de las masas heladas en alta montaña, cuyo acceso requiere expediciones complejas. Son "enormemente valiosas, según el oceanógrafo Carlos Duarte, secretario del jurado, porque constituyen el único registro climático detallado que permite relacionar las variaciones en el clima con el auge y colapso de antiguas civilizaciones como la inca, entre otras.
En las últimas cuatro décadas, Ellen Mosley-Thompson ha dirigido nueve expediciones a la Antártida y seis a Groenlandia. Lonnie Thompson ha encabezado medio centenar de expediciones a glaciares de alta montaña en el Himalaya, el Kilimanjaro y los Andes. Una de las más recientes tuvo lugar en 2019, al Huascarán, uno de los picos más altos de los Andes peruanos; pese a las condiciones extremas de alta montaña, con nieve perpetua y falta de oxígeno, extrajeron un testigo de hielo de 471 metros.
Sistema de alerta
En su nombre y en el de Ellen, convaleciente de una enfermedad, Lonnie Thompson ha querido expresar, en una entrevista concedida nada más conocer el fallo, su satisfacción por recibir el premio y ha destacado cómo su descubrimiento más importante a lo largo de sus décadas de investigación es que "los glaciares son un sistema de alerta temprana para el planeta", dada su alta sensibilidad a las variaciones del clima.
"Los glaciares no solo son registros del clima pasado, sino también indicadores del clima actual. En las burbujas de aire, tenemos la historia de variaciones en el dióxido de carbono, metano y todos los gases que nos preocupan de cara a los próximos 100 años", ha explicado.
Cuando empezaron sus expediciones, en los años setenta, Thompson recuerda que "el cambio climático no era una preocupación", pero su investigación ha constatado que los glaciares "no solo están retrocediendo, sino que lo están haciendo cada vez más rápidamente".
El acta del jurado da cuenta del papel de los Thompson como observadores y registradores de glaciares en vías de extinción, como los de Nueva Guinea, que ha retrocedido en hasta un 93% en menos de cuatro décadas: "Los datos que obtuvieron con enorme esfuerzo durante una impresionante serie de 78 expediciones a regiones de gran altitud en los Andes, el Himalaya y el Kilimanjaro han enriquecido la interpretación del cambio climático en el registro de los testigos de hielo, y han documentado la variabilidad climática tropical y sus impactos en ecosistemas y sociedades".
Ellen Mosley-Thompson (Charleston, West Virginia, EEUU, 1948) y Lonnie Thompson (Gassaway, West Virginia, 1948) se conocieron en 1969, en una fiesta de Navidad del departamento de Geología de la Universidad de Marshall, en Virginia, en la que ambos estudiaban −ella fue la segunda mujer estudiante de física en esa universidad−. Se casaron al terminar los estudios. La organización de sus carreras, ella sobre todo concentrada en los polos y él en glaciares de alta montaña, tuvo que ver también con la conciliación familiar: las ausencias de ambos podían prolongarse durante meses pero no se superponían, de manera que uno podía cuidar de la hija de ambos.